Llegó el niño y con él, a la oposición, Trump, no le “puso”. Ella espera, sea con los Reyes Magos

"¿Quién te pone a ti? ¿El niño Jesús o los reyes magos?"

Como he contado antes, en la Cumaná de mis tiempos, ante la llegada de la navidad, los niños, muchachos, solíamos hacernos esta pregunta.

Ella misma, formulada de manera inocente, tenía un gran significado. No era que nuestros padres tuviesen una determinada preferencia, sino que el acto de alegrarle la vida a los niños con un regalo, estaba determinado por los recursos de cada quien. Era habitual que, en navidad, "estrenásemos", para mejor decirlo, vistiésemos de ropa nueva, incluyendo el calzado, como los preparativos para festejar el día 24, con una suculenta cena, empezando por las hallacas o "pasteles", como les llamábamos los cumaneses y lo demás.

Los gastos que ocasionaba la celebración del 24, en familias de pocos recursos, postergaba el gesto mágico de "ponerle" a los niños su regalo para la llegada de los reyes magos. Los días 5, 6 y 7 de enero, llegaban en orden, Gaspar, Melchor y Baltazar. Cada uno de nosotros o de los niños, tenía un rey asignado, según las disponibilidades de la familia, pero también porque eso terminó en volverse tradición. Cada niño, de antemano, sabía cuál de esos reyes le habría de "poner". De manera que aquello no estaba determinado por el gusto ni decisión de "el niño".

La oposición venezolana, esa que una amiga llama, como elegantemente, "de élite", para no calificarla de manera drástica o ruda, dado que sus deseos de invasión, ajenos a la navidad, derivados del cerco de barcos en el Caribe y las insinuaciones de Trump, desde noviembre, no se han dado, éste todo pospuso para un futuro cercano; es decir, habiendo sido incubados para antes de navidad, como que, celebrarían esta, "dentro de un nuevo orden", parece haber sido extendido el plazo para los primeros días de enero. De manera que, pasado el 24, el niño Jesús, nada les puso, entonces esperan por los reyes magos. Y tendrán paciencia, esperarán por Gaspar, Melchor y Baltazar, en ese orden; pero uno de ellos será.

Es decir, como los pobres de mi tiempo, esperan ahora que sea con los reyes magos, no "venidos del oriente", sino "el del norte", quien les ponga su regalo. Se olvidaron de la vieja tradición y optaron por Papá Noel. Todo eso, pese aquello que cantó Luis Fragachán, "El norte es una quimera". Y no será extraño, tanto es el desespero que, pasados los días 5 y 6, revisados los zapatos colocados bajo la cama, donde los reyes depositaban sus regalos, esperen que, ¡al fin!, sea el 7, con Baltasar, el último en llegar, lleguen los invasores. Pero no creo sea Baltasar, pues este rey es negro, distinto a Papá Noel. Y el que en verdad esperan, es blanco y no de los generosos de la tradicional navidad, tampoco como Midas, quien convertía en oro lo que tocaba, sino uno que intenta apoderarse de las riquezas ajenas que, desde lejos, ve.

Un hecho a destacar, de enorme importancia, pero que se suele poner a un lado, en "el rincón del olvido", a la hora de analizar el acontecer venezolano y los deseos de esa "oposición de élite", es que ella no es nada autosuficiente, no se sostiene en sus propios pies. No es siquiera la misma de los tiempos de Chávez, la que desde el mismo momento que éste asumió el poder, lo mantuvo en jaque y hasta le dio un golpe de Estado y tampoco como aquella que, en 2014, ganó abiertamente las elecciones de la AN y hasta llegó a crear la "presidencia interina". Si en algo se parecen no es en lo cuantitativo, pues esta, a pocos, por no decir a nadie, mueve. Si en algo se parecen es en lo insensato; el parecer que dominó a aquella, en buena medida, a esta controla de manera casi absoluta.

Aquella oposición, pese al mal manejo de su poder y recurso, dio muestras de gran respaldo y hasta síntomas de estar organizada y en capacidad de mover buena cantidad de gente. Sólo que, pese contar con esa posibilidad, optó por el vanguardismo, el terrorismo y la particular figura de las "guarimbas". Es decir, le faltó una dirigencia competente que se insertase en el engranaje correspondiente.

Aquel proceder, que Chávez inteligentemente, abordó bajo aquella "consigna" de "candelita que se prende, candelita que se apaga", desgastó a aquellas fuerzas, las hundió en la frustración y desató un proceso, inicialmente lento y hasta escondido, de honda división. La dirigencia que se impuso, cuyos nombres todos conocemos, fue un fracaso

Algo similar ocurrió a aquella izquierda que, absurdamente, en la década del 60, abandonó los espacios donde tenía abundantes fuerzas y se fue a las guerrillas. Betancourt les puso un peine, viéndolos obsesionadas por los guerrilleros cubanos, siendo ellos muy apoyados por el movimiento popular venezolano; había que provocarles e incitarles para "se fueran al monte", justo al matadero, por sus propios pasos. Y eso hicieron, aunque parezca increíble. Aquello fue como un suicidio. Y hay quienes eso, aún no entienden y siguen dándole excesivo valor a aquellos insensatos. Al llegar aquí invito a leer mi trabajo, "Hablando en mi soledad del absurdo del MIR de irse a la guerra, a las montañas, "donde no teníamos a nadie", que hasta el momento de escribir esta palabra tiene una entrada de 42.800 lectores potenciales. Se puede leer siguiendo este link: https://www.aporrea.org/actualidad/a342865.html

El mal manejo del momento crucial, derivado de las elecciones parlamentarias del 2014, que puso en manos de la oposición la Asamblea Nacional Constituyente y cerrado con la presidencia interina y la pésima actuación de esta, aceleró el proceso de división en aquella oposición. Pudieron haber intervenido en el proceso constituyente convocado por Maduro, dada la posición muy radical de ese sector y, mediante éste o cuando lo permitiese lo constitucional, al presidente deponer a mitad de período. Pero optaron por declararse abstencionistas, decisión tomada en un nivel dirigencial que generó significativos distanciamientos.

Todo lo anterior, pese los errores que hemos resaltado, hablaban de una oposición que no sólo contaba con un significativo respaldo organizado, capaz de movilizar gente, pues eran numerosos los partidos que en ella confluían.

Pero la creación de la "Presidencia Interina", parece marcar un antes y un después. Pese a los argumentos dados por voceros prejuiciados, la conducta del núcleo que manejó esa presidencia interina y el uso de los recursos cuantiosos que EEUU puso a su disposición, como los derivados de Citgo y Monómeros, aumentó el rango de las contradicciones en el seno de la oposición. Fue un proceso que incluyó un intento de invasión por Colombia, como un acto de circense, más destinado a llamar la atención hacia afuera que a los venezolanos y luego la "invasión", llamada "Operación Gedeón, liderada por Jordan Goudreau, definido por los medios internacionales como "mercenario".

Es muy significativo, tanto como tomarle en cuenta al momento de analizar ese proceso y definir los fines y deseos de esa oposición, que Guaidó, firmó con Goudreau, un contrato o convenio, donde le concedía a las fuerzas invasores, el derecho a controlar militarmente el país en un plazo indeterminado.

Este último acontecimiento, sumado a los anteriores, impactó rotundamente en el seno de la oposición, tanto como que la fragmentó, la hizo añicos y descabezó a todo aquel liderazgo que puso a Guaidó e intentó manejarlo. La naturaleza misma de aquellos actos, generaron una acción defensiva del gobierno que, por sus debilidades de entonces, dejó aquello de Chávez de "candelita que se prende………". Y con ello, toda la dirigencia opositora, por razones que sólo se hallan en su debilidad organizativa, orfandad, optó por exilio o el asilo, como el caso de la embajada de Argentina.

Tanto fue esto así, que el trabajo político de la oposición "de élite", casi en los últimos dos o tres años, estuvo casi limitado a hacer propaganda alrededor de esos asilados, los problemas de la multitud, nunca estuvieron ni han estado en su agenda.

El presidente "electo", según la narrativa opositora, el señor Edmundo González, en lugar de acudir al CNE, usar las fuerzas que supuestamente estaban dispuesta a apoyarle, optó de inmediato por asilarse en la embajada de España, y bajo la intermediación de las autoridades en esta, optó por una negociación con el gobierno para salir del país, lo que, en sí, constituyó un pronunciamiento en contrario a su supuesto triunfo.

De allí en adelante, las muestras de protestas populares en favor de esa oposición desaparecieron y eso no puede explicarse solamente en la excusa del carácter represivo del gobierno. No hay gobierno que evite la protesta, más si prevalece el descontento y los factores opositores, pese las limitaciones, tienen la indispensable organización. A veces las protestas masivas hasta se generan, en cierto modo, por lo menos en su arranque de manera espontánea. Cuando existe el descontento y la organización que se vincule a la multitud, recoja su preocupación, sus sentires, aparecen las protestas. Pinochet no pudo evitar protestas, como tampoco Pérez Jiménez, las frecuentes dictaduras argentinas y de toda Sudamérica. Ahora mismo, con la fuerza que pone para reprimir el descontento por distintos factores, Trump no puede evitar las demasiado frecuentes protestas que se dan a lo largo de su país, por distintas razones, como las fundamentadas en asuntos relativo a la economía, las persecuciones a los inmigrantes y su política internacional que amenaza con meterles en una guerra de grandes dimensiones.

En Cuba mismo, para mencionar un asunto del gusto de esa oposición de "élite", en los últimos años, se han venido produciendo protestas de gran magnitud por distintas razones. Pues allí, aparte del acumulado de dificultades determinadas por distintos factores, como las sanciones y las políticas del gobierno, se ha venido perfilando un movimiento y estado de ánimo que generan las protestas. Pese lo del partido único y otras cosas inherentes al pensamiento de quienes allí han gobernado.

Todo lo anterior sirve para sustentar que, la oposición "de élite", esa que se ha propuesto como meta tumbar al gobierno, valiéndose de lo que sea, una hasta extralimitación del plan Guaidó, como entregarle el país a Trump, darle a este fundamento, no sólo para inmiscuirse en nuestros asuntos internos, intensifique las sanciones y hasta nos invada y tome posesión del país, no tiene sustento organizativo a lo interno. Toda su dirigencia ha demostrado incompetencia y falta de entrega para combatir por "sus ideales". Por eso mismo, casi toda ella, dicho así porque los extremismos no son asertivos, vive en el exilio.

Y por esto mismo, como Guaidó contrató con el mercenario Jean Goudreau, por cierto, detenido y sometido a juicio en EEUU por sus frecuentes actividades, para que formase un ejército de mercenarios para tomar el país, la actual dirigencia, optó por acordarse con Trump, dado que éste, como el mismo lo está reconociendo, lo que le interesa y sobremanera, son los recursos de Venezuela. Sus recientes declaraciones sobre el presunto derecho propiedad de EEUU sobre nuestras tierras y petróleo, no son más que un reconocer lo que tantas fuentes han denunciado. A Trump no lo mueve el contrabando de droga, además sabe bien que, "el Clan de los Soles", es un invento para justificar su accionar violento. Violencia que no se expresa sólo en el hundimiento de unos barcos en el Caribe, las crueles sanciones contra Venezuela, lo que ahora incluye un accionar propio de los corsarios ingleses, como lo es el apoderarse de los barcos petroleros que salen de nuestro país.

Y esa oposición "de élite", actúa de esa manera, que es un entregar al país a los designios de Trump, por distintas razones y una de ellas es que, no tiene organización dentro de Venezuela, para diseñar y poner en acción políticas que le ayuden a rescatar el liderazgo que antes tuvo y la exhiba como una opción sería tanto en el presente como en el futuro.

Los niños de mi tiempo esperaban por el niño Jesús o los Reyes Magos, la oposición radical, espera por Trump, como si a éste lo animase el mismo espíritu generoso de aquellos. Y esperan que Trump les haga el trabajo que ellos deben hacer y por las vías pertinentes. Se exiliaron por la forma de lucha que asumieron, la violencia e ilegalidad; tanto que siquiera cumplieron a cabalidad, como para convencer, los trámites ante el CNE y TSJ para reclamar su presunto triunfo.

Esa oposición, por decisión propia, como asumir lo del abstencionismo, abandonó el cuerpo legislativo y hasta la oportunidad de estar presente en gobernaciones y alcaldías.

Y Trump tiene serias dificultades para cumplir los sueños de esa oposición. Pues desatar una guerra en nuestro espacio, no es fácil y tampoco conveniente. No sólo podría ganarse el rechazo y hasta el enfrentamiento de muchos en nuestro espacio. En EEUU no la tiene fácil, pues el congreso no parece ganado para darle esa respaldo, las dificultades económicas se agravarían más con esa guerra; ya ha perdido elecciones importantes y de mucha significación para él y los republicanos todos, como las de La Florida, estando cerca las elecciones legislativas de medio tiempo y también sabe, corre el riesgo que, en otros espacios, se pudieran producir acciones en contra de EEUU. Y el cuadro mundial que implica muchos escollos, tampoco luce fácil para que Trump, haciendo de Rey mago, aunque sea el último día, como Melchor, "ponga su regalo" a una oposición inerte.

Hay un hecho muy importante que pudiera influir en las decisiones de Trump; China, desde hace unos días, así como Trump bordea el Caribe, lo hace en las costas de Taiwán; lo que pudiera ser un aviso o advertencia.

Y hay algo más y definitivo, abandonar el campo de lucha que no sólo lo hicieron sus máximos dirigentes, sino la estructura toda, es un acto que deja mucho que desear. Apenas se limitan a usar desde el exterior las redes sociales y de manera por demás inadecuada. La vinculación estrecha con la gente la perdieron, hasta como de manera premeditada, dado la opción de "La salida", por la vía de la invasión y la guerra "importada".

Los combatientes de la década del 60 del siglo pasado, a pesar de los tantos errores y disparates cometidos, dispusieron y cumplieron algo digno de elogio. Irse del país de manera clandestina o refugiarse en una embajada, era actos inmorales y motivos para ser expulsado de sus organizaciones; pues la lucha, había que darle aquí corriendo las consecuencias. Pues era y es, como inmoral, declarar la lucha armada, la acción ilegal para tumbar al gobierno de turno e irse a otro país a buscar refugio, dejando a su gente al garete. Eso explica muchas cosas, como las debilidades de la "oposición de élite".



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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