"¿Con quién estás tu compañero", con Trump o CAP? ¿El petróleo es de EEUU? ¿Cómo quedan los adecos?

"¿Con quién estás tú, compañero?"

Fue esta una pregunta y a la vez consigna de AD, en campaña electoral. Ahora, ante la agresión o reclamo injustificado de Trump, de tierras y petróleo, supuestamente robado al capital de EEUU con la nacionalización, que él, seguramente, en su ignorancia, creyó fue obra de Chávez y no de CAP, esa consigna toma validez.

La historia colonial cuenta que, "el descubrimiento y la conquista", por el supremacismo, el Estado español, determinó que todo lo existente en nuestro espacio, que había sido de los originales pobladores, los "descubiertos" y conquistados, lo por encima y debajo de la tierra, presumiendo la existencia de bastante oro, era del rey.

La corona quiso asegurarse que eso fuese suyo y entonces siéndolo, otorgó a los conquistadores y primeros colonizadores derechos de propiedad, pero se mantuvo lo que llamaron "realengo"; es decir lo perteneciente a ella, la Corona, el Estado. Y previendo que, en algún espacio brotase el oro, escondido debajo de la tierra, se determinó además que todo lo existente en subsuelo, fuese también de la máxima autoridad, el rey o el reinado.

Declarada la independencia en 1811, por aquellas provincias que todavía no estaban unidas de verdad, sólo los motivaba la necesidad de aglutinar fuerzas para enfrentar a España, buena parte de lo realengo, como tierras cultivables y animales, sobre todo ganado vacuno y caballar, pese no tuvieran herraje, pasaron a ser propiedad de los mantuanos. Estos, reclamaron e impusieron que todo animal de ese tipo que estuviese en su nueva propiedad o alrededores, era de ellos. De esa manera, despojaron a campesinos sin tierras, del ancestral derecho de disponer para su alimentación y uso, de aquellos animales que antes eran realengos y de todos. Pues el término pasó a significar de nadie, como lo son los animales de cacería en las sabanas sin dueños.

Recuerdo bien, en mis tiempos de niño y adolescente, como en Cumaná, se solía usar la expresión, "ese muchacho es un realengo", como decir, no tiene padres o nadie quien le controle, al juzgar a alguien de "mala conducta".

Pero esa constitución de 1811 tuvo el cuidado o descuido, "¡vaya Ud. a saber!", pues no he analizado el asunto, de mantener el principio que todo lo existente en el subsuelo, como petróleo u oro, es del Estado. En nuestro caso pues, del Estado venezolano. Eso viene del fondo de la historia, desde que los europeos invadieron ilegalmente el espacio americano.

Descubierto el petróleo y dado lo dispuesto en las leyes "de indias" y asumidas por la nueva república, el Estado propietario comenzó a dar concesiones para la explotación. El "explotador", concesionario o extractor, debe pagar el precio de ese producto al Estado. Lo que antes era "realengo". El derecho se limita a la extracción.

Así se otorgaron también concesiones para explotar asfalto, del que todavía aún abunda mucho en el Estado Sucre. Pero esas concesiones de explotación eran otorgadas a plazo fijo.

De las primeras concesiones a las siguientes, se empezó con la práctica de reducirlas en el tiempo, como que las de cincuenta pasaron a treinta y las de cinco a dos.

Para 1918 se estableció en las concesiones, "en el artículo 17 del reglamento, que una vez finalizado el contrato de concesión el gobierno no estaba obligado al pago de mejoras de ninguna especie, sino que recibirá la mina con todos sus edificios, maquinarias y obras anexas".

https://www.anhvenezuela.org.ve/wp-content/uploads/2023/08/Gumersindo-Torres.pdf

En 1943, bajo el gobierno de Isaías Medina Angarita, se promulgó una "Ley de Hidrocarburos", según la cual, todas las concesiones otorgadas antes de 1943, llegarían a su fin en 1983, es decir en un plazo de 40 años. El Estado pasaría a tomar posesión, no sólo del espacio que era suyo por ley, sino de las inversiones o propiedades que las petroleras tuvieran en él. No se trata del petróleo existente allí, en el subsuelo, pues como ya hemos dicho, desde la colonia, por derecho "realengo" y luego la primera República de 1811, eso es propiedad estatal.

Carlos Andrés Pérez, en 1976, promulgó la "Ley de nacionalización de la industria petrolera", adelantándose a lo dispuesto en la Ley de Hidrocarburos de 1943, por lo que tuvo que pagar a las empresas extractoras el valor de los activos existentes. Lo que no se hubiese pagado si se esperaba por lo establecido en la ley de 1943. Pero esto no es asunto a discutir, lo significativo es recordar que CAP pagó lo único a lo que estaba obligado, según las leyes, el activo representado en todos los equipos y edificaciones dedicados al trabajo petrolero. Pues el petróleo, nunca fue ni es de las empresas privadas que lo extraigan. Como todo el mundo sabe, las petroleras y el gobierno de EEUU a eso no pusieron ningún reparo, pues sabían, por lo dispuesto en la ley de 1943, que CAP les ofreció un buen negocio.

Trump, por esa intemperancia que lo caracteriza y denuncia como poco refinado, culto y por demás arrogante, dejó a un lado la pantomima de la lucha contra las drogas en el Caribe y, de repente, se largó con un discurso, según el cual, intenta recuperar el oro y "las tierras" que, de acuerdo a su primitiva percepción, Venezuela le arrebató a Estados Unidos. Hizo alusión, sin mencionarlo, pues es evidente su poca cultura, a la nacionalización de CAP en 1976. Y con eso cometió un montón de errores y se comportó como un edificio que se derrumba horizontalmente o un barco que se voltea y hunde de modo horizontal.

Trump, sin percatarse, pese a él eso poco le importa, le trae sin cuidado a quien atropella, juzga deben seguirlo, sin medir lo que diga o haga, dejó en el limbo a todos los adecos; sobre todo a ese montón de "adecos" nuevos, en los que incluso incluyo a Ramos Allup; adecos de gobierno, posteriores a 1958, cuando afirmó que, a ellos, le habían robado en Venezuela su petróleo y activos. Al parecer, no hay otra explicación, en su ignorancia, Trump desconoce que la nacionalización de la industria petrolera no fue producto de Chávez, sino de CAP y los adecos, quienes siempre, desde entonces, eso han asumido como una bandera que les enorgullece, pese se tuvo que pagar los activos; decisión esta, por cierto, del agrado de los inversionistas norteamericanos, tanto que ninguno de ellos protestó. Pues les pagaron sus activos y siguieron en el negocio, a partir de ese momento, como compradores de petróleo a PDVSA.

Pero, además, Trump en su supina ignorancia y arrogancia, da por un hecho que, las concesiones de exploración, perforación y extracción, otorgaron a las petroleras propiedad sobre el petróleo y el espacio terrenal donde se desarrollaron esas actividades. Por eso dice "nos robaron el petróleo y las tierras". Y en este descomunal embuste, justifica ahora su asedio a Venezuela y hasta amenaza de guerra.

Pero lo triste y hasta descomunal de todo esto es que, los "venezolanos" que se aliaron a Trump, y lo han hecho con todos los presidentes estadounidenses desde Obama para acá, que venían diciendo que el interés de aquél era el "rescate de la democracia, libertad y triunfo electoral de Edmundo González", un candidato "mascoteado", ante la descarada declaración de Trump, que a ellos los deja sin piso y resta valor a la decisión de CAP, a quien de paso juzga muy mal, como un ladrón, no han reaccionado como demanda la historia, equilibrio político, la verdad, moral y hasta principios que ellos dicen defender. Trump, a ellos todos, sus aliados de nacionalidad venezolana, sobre todo a quienes dicen ser adecos y suelen enorgullecerse de CAP, los insultó, llamó ladrones. Pues fue CAP, a quien, con mis naturales dudas, por el pago de activos, apoyé en lo de la nacionalización a quien Trump acusó de ladrón.

Pero el reclamo de Trump, que habla de una propiedad inexistente, de un petróleo que nunca fue de ellos, pues sólo tenían derecho a extraerlo y venderlo dentro de un plazo que, aparte de la nacionalización de CAP, en 1976, expiró doblemente en 1983, por la Ley de Hidrocarburos de 1943, apunta a la idea que EEUU y sus capitales son dueños de lo nuestro. Y este argumento, usado para justificar cuanta acción se le ocurra para someternos, que descalifica a CAP, nos niega el derecho a la soberanía y en nada parece atender al reclamo opositor, en ese bando lo asumen como valedero. Es decir, ya no es aliarse a Trump para deshacerse de Maduro, sin medir las consecuencias; nada de esto les importa, sobreponen su deseo de asumir el poder, aunque sea como simples capataces.

CAP en su tumba debe estar estremeciéndose, cuando quienes lo han asumido hasta ahora como una referencia democrática competente, se pliegan a Trump, pese éste a él, lo sentencia como ladrón de tierras y petróleo de EEUU.

Entonces, ¿con quién están los adecos, con CAP o Trump?



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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