La supuesta colaboración del Papa Francisco con la dictadura Argentina

La Sombra del Plan Cóndor

Nacido en Buenos Aires en 1936, Bergoglio, era hijo de emigrantes italianos. Ingresó en 1958 a la congregación Compañía de Jesús y de 1973 a 1979 fue provincial de los jesuitas en Argentina y un año después se convirtió en rector del seminario donde estudió.

La supuesta colaboración del nuevo papa Francisco con la última dictadura de su país, Argentina (1976-1983), constituye el capítulo más oscuro de su vida. Organizaciones de defensa de los derechos humanos lo acusan de haber denunciado a dos sacerdotes de la Compañía de Jesús ante el régimen cuando él era provincial de esa congregación. Los dos curas jesuitas se llamaban Orlando Yorio, ya fallecido, y Francisco Jalics, que vive en Alemania. Ambos se habían ido a vivir a barrios de chabolas de Buenos Aires para comprometerse más de cerca con los pobres. Pero para las autoridades de la Iglesia esa opción era mal vista.

El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio es el Papa número 266 de la historia con el nombre de Francisco I. El arzobispo de Buenos Aires, un jesuita de 76 años, ha sido inmediatamente calificado como un religioso "moderado" y "preocupado por la marginación social". Una vez más, los medios se han puesto en funcionamiento para reconstruir la biografía del sucesor de Benedicto XVI. La realidad es, no obstante, que Bergoglio comparte con Joseph Ratzinger un oscuro pasado, denunciado hace años, que no lo sitúa precisamente al lado de los marginados de la sociedad.

Uno de los casos denunciados se refiere al secuestro de Orlando Yorio y Francisco Jalics. Dos jesuitas que realizaban su labor pastoral y tareas sociales en un barrio de chabolas del sur de Buenos Aires. Los dos sacerdotes fueron recluidos en la Escuela de Mecánica de la Armada - utilizada como centro de tortura - cuando Bergoglio se desempeñaba como principal de la Compañía de Jesús. Según la acusación, Bergoglio los delató y les retiró la protección de su orden religiosa dejándolos a merced de sus victimarios. Ambos párrocos aparecieron drogados y semidesnudos cinco meses más tarde en un campo de las afueras de la capital argentina.

Esta denuncia consta en el libro "El silencio" del periodista Horacio Verbitsky. Sin duda, la complicidad de Jorge Mario Bergoglio con los encargados de imponer esta "paz de los cementarios" será ahora ocultada por la mayoría de los grandes medios de comunicación.

Dicen las Madres de Plaza de Mayo, "la que colaboró, la que nos mintió, la que nos dio la espalda es la Iglesia de Bergoglio y la derecha".

En todo caso, la actuación del entonces jefe de los jesuitas, Jorge Bergoglio, se encuadró en la actitud de toda la cúpula de la Iglesia, en este caso de complicidad.



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José Juan Requena


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