Del Verbo Bachaquear

La jocosidad de los venezolanos se ve a simple vista y cualquier adversidad es un motivo para hacer gala de buen humor que nos caracteriza. La llamada “emergencia” o “guerra económica” denunciada por sectores del gobierno en Venezuela, no es nueva. Ella es una expresión perversa que se ha configurado en los últimos años en el imaginario colectivo de los venezolanos, producto de la economía especulativa, la encases y el acaparamiento de bienes y servicios, el contrabando de extracción y la manipulación descarada de nuestro signo monetario, dirigida desde el exterior por sectores apátridas, a través de costosas campañas mediáticas.

Una de las expresiones de esta “guerra”, son las enormes colas que se forman en los locales comerciales y de distribuición, donde confluyen personas que por distintas necesidades, se dedican a comprar bienes de consumo, dando forma con su presencia, al surgimiento del verbo “bachaquear.

Lo cierto del caso es que voluntaria e involuntariamente los operadores económicos-comerciales- financieros de la oposición, -obcecados por intensiones desestabilizadoras- han puesto a bachaquear a todos los consumidores.

No existe ser humano que esté exento del consumo de bienes y servicios y por más que aleguemos presencia de compromisos, falta de tiempo y rechazo a las mencionadas colas, todas las personas vamos directamente o a través de otras personas, a los centros de consumo para adquirir los bienes de consumo necesarios en nuestra dieta y nuestros quehaceres diarios.

La “emergencia” configurada en largas colas y el deseo de evitarlas, nos lleva a adquirir bienes de consumo, a través de las “compras nerviosas”. Sin querer, adquirimos exagerados volúmenes de productos, para evitar recurrir en corto tiempo, a nuevas colas. Así incurrimos en la práctica del bachaqueo. Es inhabitual salir con la maleta del coche abarrotada de papel de baños, detergentes o cualquier bien de consumo objeto de escases, pero lamentablemente así está ocurriendo.

Para tranquilidad de opositores y chavistas, la práctica del bachaqueo es un fenómeno que se configuró desde el momento en que la economía petrolera desplazó a la economía agroexportadora predominante en el país, en las dos primeras décadas del siglo pasado (1919-1920). Por tal razón, lamentablemente la llamada economía de importación o de renta petrolera (neoliberal) predominante en nuestro sistema de relaciones y en nuestra gestión pública, parte de un principio que reza: “en Venezuela resulta más económico importar, que producir los bienes de consumo”.

Quiérase o no, existen personas del propio gobierno que justifican la presencia de estas colas como algo “normal”. En una entrevista realizada en el programa “José Vicente Hoy” el pasado domingo 07 de junio, el Ministro de Seguridad Alimentaria, Carlos Osorio, afirmó que “la gente está en cola por que hay algo que comprar”. Con tal afirmación, el poder de la gestión pública, se subordina ante los factores desestabilizadores y golpistas generadores de colas y bachaqueos en la guerra económica. Si efectivamente estamos en presencia de una guerra económica, se deben combatir las causas que las originan.

Michel Foucault fue categórico cuando afirmó que el poder está presente en todas partes. Es tan categórica su afirmación, que el propio gobierno recientemente tuvo que sentarse con los productores, comerciantes de bienes y servicios en Miraflores, tratando de regular las apetencias golpistas, generadas a través de la emergencia económica y sus expresiones de colas y bachaqueos.

Debemos insistir. La llamada guerra económica, requiere conformar iniciativas de desarrollos endógenos, transfiriendo responsabilidades de trabajo productivo, a las experiencias exitosas, emprendedoras y embrionarias del campo y la ciudad.



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José Vielma


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