Partido nuevo, mañas viejas

Lo peor que le puede pasar al recién nacido Partido Socialista Unido de Venezuela es iniciar sus actividades bajo la tutela de dirigencias regionales conformadas por grupos hegemónicos en cada estado o municipio del país.

Los partidarios de Hugo Chávez, primero agrupados en el MVR y ahora en el Psuv, hemos experimentado durante varios años la circunstancia de militar en organizaciones carentes de dirigentes intermedios. Hasta ahora el comandante Chávez ha sido el líder único del proceso, sin que entre él y los militantes de base existan otras instancias o camaradas elegidos por el voto directo y democrático.

Naturalmente los chavistas le permitieron al presidente designar una y otra vez a los dirigentes nacionales y regionales. Muchos de esos funcionarios han sabido obtener la confianza de los electores, convirtiéndose el líderes de peso específico y fuerza propia.

No obstante, otros, la gran mayoría, no han pasado de ser seudodirigentes impuestos a dedo, que sin el respaldo presidencial no llegarían a concejales.

El reciente proceso interno evidenció numerosas arbitrariedades que, sin llegar a deslegitimar la elección, crean serias preocupaciones.

Si bien es cierto que surgieron liderazgos populares y auténticos, también es verdad que las maquinarias montadas por ciertos funcionarios gubernamentales actuaron como aplanadoras que destruyeron todo a su paso.

En particular los alcaldes, al menos en Nueva Esparta, demostraron que contra la nómina de empleados y contratistas municipales, sus familiares y otros mercenarios, hubo batallones enteros y hasta circunscripciones que fueron arrolladas al mejor estilo de la conchupancia.

Los recién inscritos fuimos repartidos a la vieja usanza (kikirikí, este pa mí; kikirikí, este pa ti), distribuidos en batallones al capricho o conveniencia de ciertos propulsores. Además se valieron de kinos, trifectas y otras combinaciones.

A pesar de todo, los auténticos dirigentes locales se impusieron en sus batallones y en algunas regiones ciertas individualidades acumularon votos dispersos y espontáneos, que, aun sin otorgarles nominaciones, los ponen a valer.

Tales circunstancias deberían ser tomadas en cuenta.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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