¿Qué falta para continuar con esta emblemática obra?

¿Qué ha pasado con la construcción del ferrocarril?

Al momento de comenzar a realizar la obra del tramo ferrocarrilero Ezequiel Zamora, por allá en el año 2002, era la obra de construcción de mayor envergadura que se estaba construyendo en América Latina.

Se construyó la primera etapa que comprende Caracas - Los Valles del Tuy, y luego se inició el tramo La Encrucijada - Puerto Cabello y La Encrucijada - Los Dos Caminos, estado Guárico, el tramo Tinaco - Anaco, y la rehabilitación del tramo Puerto Cabello - Barquisimeto. Este último tramo estaba siendo rehabilitado por una empresa china llamada Yian Kuan (creo que ese era el nombre, si no me equivoco).

La construcción del tramo La Encrucijada - Puerto Cabello estuvo en manos de las transnacionales Impregilo, Ghella Otaola y Astaldi, todas ellas italianas, conjuntamente con el Instituto Ferrocarrilero del Estado (IFE). El costo aproximado de esta obra rondaba los ocho mil millones de dólares (les hablo del tramo La Encrucijada, estado Aragua, hasta Puerto Cabello, estado Carabobo).

Todo iba viento en popa hasta que comenzó el boicot a la obra, primero por parte de las mafias que estaban dentro del gobierno: retraso para la asignación de recursos a las diferentes empresas. Duraban hasta tres meses para asignar los recursos, los cuales ya estaban en ese momento aprobados. Para mi concepto, todo esto fue en componenda con las mafias del transporte privado acá en el país, las cuales estaban en contra de la construcción de este importante medio de transporte, ya que a ellos, los dueños de los transportes, no les convenía que esta majestuosa obra continuara su curso.

Al estar funcionando el ferrocarril, a estos señores no se les permitiría continuar haciendo lo que se les venía en gana con los cobros de los fletes, y se verían obligados a bajar el costo de los mismos, porque el Estado fijaría costos más módicos y traslados más seguros y rápidos a través del ferrocarril. Esto estabilizaría el índice inflacionario y parte de la economía en nuestro país. Además, es un medio de transporte más seguro y confiable, y esto a esos señores no les convenía.

Primero: porque la gran mayoría de los dueños de estos transportes eran opositores acérrimos del presidente Chávez y, por supuesto, ahora de Maduro. Entonces, permitir que se estabilizara la economía sería permitir que Chávez continuara en el poder, y así ellos no podían continuar haciendo lo que se les venía en gana con los fletes, como lo hacían en la Cuarta República y como siempre lo han hecho y lo continúan haciendo en la actualidad, ya que la obra está inconclusa. O sea, hasta los momentos han logrado sus objetivos, que era paralizarla.

Esto del sabotaje al ferrocarril por parte de todas estas mafias (digo todas porque, repito, tanto del gobierno como los dueños de los transportes) es de vieja data. Acá en el país, anteriormente, desde los años 1890 aproximadamente, se comenzaron a construir ferrocarriles a nivel nacional y trolebuses en todas las ciudades, pero todos fueron tirados al abandono y destruidos porque, repito, a muchos gobernantes y a las mafias del transporte no les convenía. Esto es porque siempre dentro de los gobiernos existen "camaleones coleados" que son dueños de empresas de transporte, o tienen algún parentesco o vínculo con los dueños de las empresas transportistas, y si no, viven de las dádivas que los dueños de los transportes les pagan por mantener la obra paralizada. Me imagino que estos inefables le dirán al presidente Maduro que ahorita hay cosas de mayor prioridad en el país como para ponerse a darle continuidad a los ferrocarriles.

Bueno, esto más que un recuento es una denuncia, porque el presidente siempre dice que la prioridad es el pueblo, y con la construcción de esta obra se beneficia toda la población. Toda, tal cual como lo lee, ¡toda! Primero, por la cantidad de empleo que esto genera, tanto en la continuidad de la construcción de la misma, como cuando comience a funcionar en su totalidad. Aparte de eso, los venezolanos y los que nos visitan (turistas) podrán trasladarse con mayor comodidad. O sea, también serviría para incentivar e incrementar el turismo, ya que las rutas que recorrerá este medio de transporte son muy atractivas para el turista, tanto nacional como extranjero.

Pero a todas estas, parece que tampoco hay mucha disposición de parte del gobierno de darle continuidad a esta importante obra que nos duele a todos los venezolanos. Y les estoy hablando solo de esta, porque existen muchas otras. Uno ve que en países hermanos se han construido grandes ferrocarriles y metros; ejemplo: Chile construyó uno de los ferrocarriles más modernos de Latinoamérica, el ferrocarril de México, el metro de Bogotá, Colombia.

¿Y será que nosotros no podemos concluir una obra donde ya el tramo La Encrucijada - Puerto Cabello está al setenta por ciento? ¿No podemos concluirla? ¿Será que todavía están enquistadas dentro del gobierno esas "manos peludas"?

Si no somos capaces de concluirla nosotros, pues entreguemos en concesión a alguna transnacional china o rusa para que ellos la terminen. Eso nos serviría para resolver un poco el índice de desempleo y contribuiría al desarrollo del país.

Tenemos que pensar en grande. Debemos de surcar nuestro país y nuestro continente con vías férreas para trasladarnos y conocer mejor nuestro país y nuestro continente, tal cual como lo pensaron y lo ejecutaron los europeos. Pensemos en grande, no seamos minimalistas, pensemos en el crecimiento integral de nuestro país y del continente, sin mezquindades ni egoísmos.

Este es un llamado que les hace al gobierno nacional un trabajador del ferrocarril, quien estuvo en la construcción de esta obra por diez años, hasta el cierre de la misma, y ve con tristeza cómo la acedia (o desidia) acaba con esta obra tan importante. Incluso algunos vagones que fueron traídos del exterior se están dañando.

Quiero que sepan los señores del gobierno que no me van a venir a decir que no hay dinero para continuar esas obras, no solo la del ferrocarril, sino muchas otras, cuando sí hay dinero para cosas menos importantes y dinero para que los vivos se lo metan en sus alforjas.

Ya que nadie levanta la bandera por la continuidad de esta importante obra, pues este obrero se toma la atribución de hacerlo para ver si alguien del gobierno se pronuncia al respecto y toman cartas en este asunto de interés nacional y que al mismo gobierno le servirá de bandera para sus próximas contiendas electorales.



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Osman Cañizales


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