De verdad que es muy preocupante, en el supuesto negado, que el presidente de EEUU, Donald Trump, logrará consolidar una invasión en nuestro territorio. De allí parte la pregunta: ¿Que pasaría luego en el país, en un futuro inmediato?
El temor a morir en este justo enfrentamiento, desde luego en clara desventaja para nosotros y en defensa de nuestro territorio, tendría poca importancia, porque realmente lo que se buscaría es lograr que la Patria que nos legaron nuestros libertadores siga siendo libre, soberana e independiente, regida por los hijos de Simón Bolívar.
Hay quienes dolorosamente, para nuestros adentros, auspician la invasión, demostrando que sus almas están contaminadas de odio y desesperanza, pensamos que sin una verdadera justificación, a pesar de la dificil situación que estamos enfrentando los venezolanos ante el alto costo de la vida, aunado a las diferencias políticas que nos separan.
Esos que promueven que las calles de Venezuela se conviertan en ríos de sangre, al parecer no se han puesto a reflexionar lo que es vivir en carne propia una guerra fratricida y las consecuencias que se puedan derivar de la misma.
Incluso, olvidan la suerte que puedan correr sus propios familiares, por cuanto demuestran que la ceguera mediática, irreal, que les han inoculado, como si fuera veneno de serpiente, los ha llevado a creer la narrativa falsa que están viviendo bajo el azote de una dictadura que persigue y está desapareciendo a todo aquel que no esté a gusto con el gobierno.
Dejamos en claro que forzosamente el gobierno revolucionario se ha visto en la necesidad de cumplir con algunas detenciones de aquellos que erradamente han tomado el camino de la violencia, que vienen promoviendo la desestabilización, el golpe de Estado y el magnicidio.
Más allá de eso, todo lo que se dice es retórica, falsos cuentos que vienen siendo preparados, insistimos, una vez más, en los laboratorios comunicacionales mediáticos que operan, en la mayoría de los casos por órdenes del gobierno de EEUU, desde Miami y desde otras naciones de Occidente, aliadas al imperio.
Esos llamados a invadir el país, como hemos dicho, los alientan tristemente venezolanos que nos hacen pensar que su salud mental no anda nada bien, y que por el contrario requieren con urgencia ayuda especializada.
Al parecer, la extrema derecha, con sus claros intereses puesto de manifiesto, quieren reeditar el genocidio que adelanta Israel en perjuicio del pueblo de Palestina, en Gaza, lo cual ven con indiferencia.
"Habría que verle la cara a la muerte, muy de cerca, para conocer el verdadero rostro del diablo", se nos ocurre pensar.
Una acción bélica en contra de nuestro país no creemos que dure solo horas, como lo estiman quienes alientan el conflicto armado.
Ni mucho menos se puede pensar que las bombas que lanzaría el Ejército Norteamericano solo matarían "chavistas", como es el deseo de los fascistas que operan en las filas de la extrema derecha.
Todos, sin excepción, blancos, negros, rubios, niños y ancianos, seríamos víctimas ante un ataque bestial de tal naturaleza.
Luego, quizás después de varios meses, si es que logran dominarnos, vendría la hambruna, que de seguro comenzaría hacer estragos desde el principio de la guerra.
¿Que vendría después para aquellos que sueñan con la invasión?
Lo primero sería neutralizar, incluso asesinar a todos aquellos que sean considerados chavistas.
Una vez impuesto un gobierno unilateral de cacería y de fuerza, de inmediato se ordenará la suspensión de las garantías constitucionales y junto a ello se desconocerá la actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, para imponer de nuevo la de 1961.
La actual generación sabrá lo que es vivir y desplazarse en el país con las garantías suspendidas.
Inmediatamente después cambiarían el nombre de República Bolivariana de Venezuela, para llamarla de nuevo Venezuela, con el pleno deseo de enterrar, de ser posible para siempre, el nombre del Libertador Simón Bolívar.
La octava estrella de nuestro Pabellón Patrio sería eliminada, desconociendo así el Decreto que emitió el Libertador Simón Bolívar en reconocimiento que la Guayana Esequiba nos pertenece.
No es de extrañar que el territorio en reclamación sea cedido a la Guyana Cooperativa, protegida por el Reino Unido, como es el deseo de la violenta opositora María Machado.
Poco tiempo después los EEUU ordenará colocar múltiples bases militares norteamericanas a todo lo largo y ancho del país. Esto significaría que Venezuela jamás volvería a ser libre, ni mucho menos independiente y soberana, como lo es actualmente.
Desde luego, militares gringos asumirán los controles del Ejército venezolano.
Luego, si es que logran controlar las guerrillas que de seguro surgirían en defensa de la Patria, vendrían despues las nuevas políticas que impondrá, con toda tranquilidad, el imperio, para que sean ejecutadas por el títere que será escogido para gobernar al país.
En lo personal no creemos que la abanderada sea la susodicha que quiere a la fuerza ser Presidente; lo más seguro es que sea un militar de alto rango de derecha, que de seguro los hay camuflajeados.
Para satisfacción del narcotráfico, se suspenderán los decomisos de droga y se permitirá usar el espacio aéreo venezolano para que las aeronaves con narcóticos, provenientes de Colombia, puedan pasar por encima de nuestro país rumbo a EEUU y Europa, libremente.
Tampoco habrán acciones rígidas, por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, para enfrentar el tráfico y el consumo de drogas, internamente.
Esto hará que muchos de nuestros jóvenes, carentes de orientación, caigan en este terrible flagelo que desintegra hogares y familias y acaba con la propia vida de los consumidores.
De seguro, ante está nueva situación, los expresidentes de Colombia, Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque, se mostrarán felices y contentos, al igual que el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio.
Hablando de materia de hidrocarburos, todas las operaciones petroleras desde luego pasarían a ser dirigidas por personal estadounidense, que tomarían el control absoluto de Pdvsa.
Igualmente sería controlada toda la actividad minera y los saques de oro, que le permitiría al imperio subir como la espuma el PIB, gracias al saqueo de las riquezas de todos los venezolanos.
Una vez pacificada la nación, quizás a medias, se aplicarían las nefastas políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI), endeudando al país, tal como las aplicó el pasado gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, que dieron origen al estallido social del 27F, llamado "El Caracazo", y luego a la Revolución Bolivariana.
Pasaríamos a equipararnos a la Argentina de Milei, que en cumplimiento de las recetas neoliberales ha despedido a cientos de trabajadores de la administración pública y ha hecho que cierren múltiples empresas.
La pobreza absoluta y la hambruna se recrudecería de inmediato.
Pero además habría que pagar tarifas elevadas por los servicios públicos.
La salud, la luz, el agua, la telefonía y la Educación Superior, entre otros, pasarían a manos privadas.
En materia de vivienda igualmente habrán cambios drásticos.
Quienes fueron escogidos por la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV), deberán pagarlas a la Banca Privada en un tiempo perentorio, de lo contrario serán desalojados a la fuerza.
También el país se verá inundado de armas nuevamente, surgirán las tiendas que las venderán con escaso control. Eso hará resurgir la delincuencia a niveles insospechados.
A propósito, como ocurría en la 4ta. República, no es de extrañar que se imponga de nuevo la repudiada "recluta", en perjuicio de los jóvenes de las familias más vulnerables del país, para que vayan a cumplir, a la fuerza, el Servicio Militar Obligatorio.
Igualmente pudieran imponer la Ley de Vagos y Maleantes, que se les aplicaba a los jóvenes que fueran encontrados en una Plaza Pública, después de las 9:00 de la noche.
En materia de política internacional, casi de seguro, se evitarían las relaciones con países tales como: Cuba, Nicaragua, Rusia, China, Irán, Corea del Norte, India,Turquía Pakistán y Vietnam.
Desde luego, nada de esto lo han pensado quienes alientan la invasión que pudiera ocurrir, Dios quiera que no, de un momento a otro.
En definitiva se perdería la República, y el sacrificio y el esfuerzo que hizo nuestro Libertador Simón Bolívar, junto a los demás patriotas, pasaría al olvido.
Aquí cabe preguntarse: ¿Que respuesta habría que darle a la generación de relevo?
Repetimos, si una invasión llegase a ocurrir, las tropas norteamericanas no solo vendrían por el presidente Nicolás Maduro y por sus colaboradores, sino que buscarían dar con el traste de la Revolución Bolivariana y hacerse de las riquezas del país, que es lo que verdaderamente les interesa.
Nunca más EEUU soltaría el control del petróleo, pues Venezuela les garantizaría contar con las reservas comprobadas de crudo más grandes del mundo.
Entonces, de nuevo surge una pregunta: ¿Valdría o no la pena defender con la vida misma, de ser necesario, la soberanía, la independencia y la libertad de nuestra Patria?
Solo los venezolanos que verdaderamente sentimos la Patria tenemos la respuesta.
"Viva Venezuela mi Patria querida, quien la libertó mi hermano fue Simón Bolívar".