El Esequibo debe ser la solución en ambas naciones no la puerta al conflicto

Lo que está a la vista no necesita anteojos, la situación política presente compleja para el gobierno y una delicada situación en la aceptación interna y complicado contexto internacional, donde cada liderazgo ha vuelto a ver desde sus ombligos. Los informes no son elocuentes para la economía, la sociedad y posturas beligerantes para nada halagüeñas para el madurismo que ve mermada la participación de las masas, pues no está para boyo y menos para las hallacas y los estrenos del niño Jesús. Las ayudas humanitarias para los millones de connacionales que forzados por las circunstancias y la imposibilidad del acceso a los servicios básicos y la calidad de vida, han tenido que migrar, el estado de salud de la República, la alimentación de los ciudadanos y la seguridad, son escasas y precarias; los sueldos y salarios írritos, y la persecución a la disidencia, el encarcelamiento y malos tratos a los privados de libertad por cuestiones políticas, por atreverse a denunciar hechos de corrupción con nombres y apellidos, en defensa del pueblo frente a los conculcados derechos humanos. Mientras los gobernantes y sus camarillas favorecen las relaciones con la oligarquía, la burguesía parasitaria y los funcionarios y funcionarias que atienden a los requerimientos de los socios del gobierno en los negocios públicos. El régimen militarista y policial, impiden que la opinión pública tenga cabida en los asuntos nacionales. Los referéndums se habilitan sólo si tienen alguna propuesta que favorezca manipularlo con preguntas que buscan beneficiar la figura del mandatario nacional, trocando una consulta en una medición de votos frente a las primarias de la oposición, donde pese a las inhabilitaciones la candidata del imperialismo a la presidencia saca tantos votos, cuanto le faltan al régimen madurista.

En el referéndum consultivo respecto al diferendo con la Guayana por el Esequibo, es la bandera que esgrime el gobierno como una expresión de las mayorías que con el sí no solo dirimen la controversia frente al mandatario de Guyana, que le ha estado otorgando concesiones de explotación a las trasnacionales de varios países que vienen por nuestros recursos, ya no son suficientes los de la faja del Orinoco ni las minas que el gobierno de Maduro ha cedido. Los resultados emitidos por el CNE han sido cuestionados porque carecen de credibilidad. Si se ha vuelto sobre el tema del diferendo como asunto de Estado, no debería prestarse para seguir engañando al pueblo, mientras la maquinaria electoral del PSUV no logra que el motor de la masa arranque para calentar los motores de la contienda electoral que adelantaron los opositores. Los observadores de la comunidad internacional están muy atentos a las señales del gobierno y la oposición, mientras que la disidencia que tiene serias críticas sobre ambos segmentos de la realidad política nacional tiene mucho que decir.

En el Plan de Desarrollo Económico y Social o Plan de la Patria, programas de gobierno y leyes presentadas en su momento por el comandante Chávez, y asumió Maduro sin profundizarlos, y retrasándolos en el primer sexenio; como continuidad del Proyecto Nacional Simón Bolívar que arrancara en 2007 para el desarrollo de una serie de enfoques estratégicos de la nación, destacando por su fundamental importancia "la nueva ética socialista, la suprema felicidad social, la democracia protagónica, modelo productivo socialista, la nueva geopolítica nacional, Venezuela como potencia energética mundial y la nueva geopolítica internacional". Los objetivos propuestos nos fueron logrados en ausencia del líder de la revolución y el proceso de cambios truncados, como lo ha sido el Esequibo y la controversia con Guyana; que no aparece ni antes ni después del 2013. La disputa de larga data con inmensos intereses para ambos países y sus economías, solo han servido para favorecer a ambos homólogos en detrimento de los respectivos pueblos, bajo la dependencia del capitalismo interno e internacional.

El referendo consultivo del domingo pasado sobre la Guayana Esequiba, tiene validez para la nación venezolana por voluntad del pueblo, porque la soberanía se ejerce; pero no tiene peso jurídico ante las instancias internacionales, pese a que el madurato plantee crear el Estado Guayana Esequiba, como parte del territorio venezolano, otorgándole ciudadanía y cédula venezolana a los habitantes del territorio en reclamación, en su mayoría etnias aborígenes, olvidadas históricamente y relegadas por los criollos principales. Estas cuestiones no se pueden decretar de un plumazo para hacerlas efectivas al instante y querer solventar lo que tiene siglos planteado y que pica y se extiende. Los expertos en la materia, desde sus diversos enfoques advierten que hay preguntas de la consulta que son contraproducentes jurídicamente hablando, por darle nuevos argumentos a la Corte Internacional de Justicia, que sesga el curso de los acontecimientos y en vez de cerrar frentes abre otros; según la sentencia del CIJ el Estado debe "abstenerse de cualquier acción que altere la situación que prevalece en el territorio en disputa". Creemos que la CIJ sobra en esta controversia, además de estar parcializada con actores que se han valido de argucias para intervenir y evitar que se llegue a un acuerdo entre las partes comprometidas. Además, en abierta otorgarle permiso al gobierno de Guyana, para que administre y ejerza control sobre la zona en reclamación, concediéndole permisos a las trasnacionales para extraer petróleo y gas, además de otros rubros que abundan en la zona.

La CIJ juega a favor de Guyana, por lo que Venezuela insiste en desconocer la jurisdicción del tribunal que lleva el juicio para definir el futuro de la Zona en Reclamación. El 6 de abril de 2023 emitió un fallo rechazando las excepciones que planteara Venezuela, y declaró tener jurisdicción para pronunciarse sobre el caso, lo que implicaría que se debe ir a juicio; pero Venezuela está firme en su posición histórica y por tanto no reconoce que la CIJ sea la llamada a resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba. De modo que es el Acuerdo de Ginebra de 1966 el "mecanismo idóneo" para resolver tal controversia. Se debe aclarar que la función de la CIJ es de mediación y arbitraje en las disputas entre Estados, ya que la decisión final sobre la jurisdicción y resolución de la controversia sólo dependerá de los resultados que arroje el juicio y la manera de proceder de ambos países involucrados.

Guyana ha calificado el proceso consultivo de "ilegal" y le pidió a los ciudadanos que "resistan" ante cualquier acción o intervención de Venezuela. Por otra parte, cuenta con el apoyo de los Estados unidos de Norteamérica, que ha enviado flotas del Comando Sur y ha efectuado ejercicios conjuntos con Guyana y demás representantes de las corporaciones internacionales; donde incluso hay presencia de mercenarios con velados intereses en procura de seguir explorando y explotando nuestros recursos y el patrimonio de la nación en la zona en reclamación. Un tema ciertamente muy espinoso y que se puede recoger de las declaraciones recientes de los involucrados, que hacen que las tensiones en el terreno dan pie a que en río revuelto haya ganancias de pescadores oportunistas, que se aprovechan de las debilidades de los países en vías de desarrollo, que el imperialismo y sus lacayos usufructúan sin pagar por ello, así como las potencias que participan de las concesiones que les ha otorgado abusivamente el tarifado del Departamento de Estado y los acuerdos con los británicos en todo este proceso.

El Esequibo es todo un ecosistemas frágil y vulnerable, y se interviene en él desmedidamente por puros fines económicos, pues es un territorio potencial en recursos naturales, mineros y de hidrocarburos, además de forestales, acuíferos, y auríferos y para el desarrollo de una infraestructura para el turismo. La inmensa capacidad de energía hidráulica es abundante, así como la pesca y los abonos orgánicos y mucho carbón. La explotación de tales recursos por parte de Guyana es objeto de muchas críticas, por no ajustarse a derecho y respetar el Acuerdo de Ginebra de 1966, promulgado por la Organización de las Naciones Unidas, para evitar la intervención en ese territorio. Es importante destacar que la controversia se encuentra a la espera de ser dirimida jurídicamente y un pronunciamiento de sentencia firme por parte de las instancias internacionales respectivas. La situación ha perjudicado a Venezuela, que se mantiene reclamando pacíficamente lo que en ley le pertenece. Sin embargo las presiones y la intervención por parte de presencia militar y casi que de corsarios y bucaneros como en tiempos de la colonia, hacen que se exija tomar en serio el asunto, ante la provocación permanente por parte de los Halcones del Pentágono y los intereses de las corporaciones mercenarias ante el botín de las riquezas naturales y los recursos inmensos que se están robando con descaro. La paciencia tiene sus límites, pero hay que actuar con mucha cordura y una mirada de largo aliento y alcance, para no caer en provocaciones, no valla a ser que la zona se convierta en una Urania o la Franja de Gaza.

Atreviéndonos a especular, como un ejercicio interesante sobre posibles escenarios a mediano y largo plazo, con miras a nuestro futuro, sin que por ello caigamos en malentendidos ni propagar información errónea. No tenemos las evidencias concretas que harían suponer de que el territorio en reclamación pueda convertirse en una base de operaciones de los EEUU o Inglaterra, para desestabilizar al Cono Sur y propiciar una guerra de baja intensidad. Las relaciones internacionales complejas, sujetas a multitud de factores, incluyen la diplomacia, las alianzas estratégicas, la economía y el derecho internacional, y se requiere como lo esencial los hechos en qué basarse para estos análisis, con el cuidado debido al considerar tales temas y sus escenarios. Por lo demás, hay que tener en cuenta que se debe promover la paz y buscar la estabilidad como objetivo clave en la comunidad internacional entre la mayoría de países; pero sabemos por experiencia que los EEUU y Reino Unido, han actuado históricamente en la desestabilización permanente de las antiguas posesiones coloniales, y no se han comprometido a solucionar los conflictos de manera pacífica, sino que más bien han atizado los conflictos, y la guerra ha sido su modus operandi en la política exterior es la guerra. La información cambiar muy rápido, lo que es cierto hoy mañana tal vez no lo sea; es vital mantenerse informado y buscar las fuentes de noticias confiables.



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Franco Orlando


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