Por la boca muere el pez y eso pesa en EE.UU. Trump lo ha dicho y es su política, como su personalidad de gánster y díscolo, que se cree como los emperadores del imperio romano ya en decadencia y desmoronamiento, que puede tener una salida a la crisis interna de los Estados Unidos de Norteamérica, tratando de recuperar lo que les cedió a los chinos y a los rusos, mientras se empeñaba en inmiscuirse en el resto de los continentes como el gendarme necesario, el predestinado manifiesto o el último ejecutor de la doctrina Monroe. Después de tres meses de bufonadas, la última es su afirmación de que puede hacer lo que quiera, como autoridad ejecutiva, incluso ordenar ataques en suelo venezolano, con acciones letales como las que están realizando en el Caribe y el Pacífico, con el supuesto de enfrentar a los carteles de las drogas, sin necesidad de que el Congreso se lo apruebe. Cuando habla de compartir inteligencia, es decir, información con el Legislativo solo como cortesía y no por obligación legal, está mintiéndole a los norteamericanos y al resto del mundo que se cree que bajo esas premisas actúan en Washington.
Lo cierto es que hay una presión máxima desde la Casa Blanca y el Pentágono, en las operaciones militares, sin olvidar que forma parte de una estrategia en la región, para mostrar que tienen músculos, pero digamos que poco cerebro, porque lo que hacen es advertir sobre ataques inminentes contra objetivos donde quiera que se encuentren, aire, mar o tierra, y ciertamente lo harán si tienen la ocasión, lo cual es una jugada que en lo militar no tienen seguridad, pues no solo vale el despliegue de fuerzas como las que flotan en el Caribe, bajo la bandera de la lucha contra el narcoterrorismo y acabar con los carteles, bombardeando docenas de embarcaciones menores, bajo sospecha de transportar drogas, y el saldo de asesinatos a mansalva es de más de un centenar de ejecutados extrajudicialmente. De paso desaparece cualquier evidencia física respecto a cualquier averiguación por parte de las autoridades internacionales, las cuales por cierto se hacen las sordas, ciegas y mudas al respecto, igual que ocurre por ejemplo en las acciones genocidas de su par Netanyahu contra los pueblos en Palestina, Gaza y demás países árabes en Medio Oriente.
Además del bloqueo, de la imposibilidad de poder navegar o volar desde Venezuela hacia el exterior, para evitar cualquier incidente entre las fuerzas militares en el aire y aeronaves civiles, que podrían ser usadas como pretexto de ataque por parte de las fuerzas armadas de Venezuela, por poner un caso, que daría una excusa y entonces sí intervenir directamente en el país, y de paso algunas acciones con varios daños colaterales, posiblemente en Colombia principalmente, donde las nueve bases de EE.UU. se precipitarían en un conflicto directo y de determinadas proporciones, donde seguramente se empantanarían los gringos en combates cuerpo a cuerpo, contra las defensas de Venezuela y de los países aliados. Susie Wiles secretaria del Gabinete presidencial, aclaró que un despliegue de tropas en territorio venezolano, constituiría una guerra, por lo que sí requeriría que lo autorizara formalmente el Congreso, pues no se trataría como se ha hecho contra embarcaciones en aguas internacionales de lanchas con paquetes y muñecos como señuelos, que es lo que pareciera un juego de parte de la inteligencia artificial. Pero cabría la posibilidad de que en un supuesto negado hasta ahora, de tal intervención; entonces China, Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua, Colombia, Brasil, tomarían posiciones diplomáticas más contundentes, al ver peligrar sus propios intereses y los recursos invertidos en negocios con dichas naciones, sobre todo en materia energética y de facilidades sobre la minaría y otros rubros, además de los convenios en general.
Recién Trump ha justificado el bloqueo naval, como otra de las medidas, acusando al Estado venezolano actual, de las expropiaciones de activos y yacimientos petroleros por medio de las nacionalizaciones, sin mencionar a Carlos Andrés Pérez, quien las autorizó, y nada raro tendría que los diferentes gobiernos continuarán con dichas políticas nacionales. Sin embargo, y al parecer sin que eso sea relevante en el derecho internacional, Trump ordenó interceptar petroleros sancionados, que transporten, además, crudo venezolano, como compensación a los disque reclamos históricos, sin ningún límite ni el respeto a las constituciones de un país soberano e independiente como es Venezuela. Pero lo que no se informa y se quiere ocultar, es que dentro y fuera de los EE.UU. las manifestaciones contra la intervención, como las de en Nueva York o Roma, son una clara señal contra las políticas que aplica la administración apoyada por los republicanos, y el presidente Trump, que hoy está siendo objeto de los expedientes abiertos en su contra por el caso Epstein.
Se han reportado las consideraciones por parte de los diversos actores internacionales, por la presión de las cancillerías de los respectivos países y de los movimientos sociales, expresando el rechazo a la escalada militar y el bloqueo petrolero, y la pronta actuación de los organismos internacionales ante las violaciones flagrantes por parte de los EE.UU. de los convenios y las resoluciones en las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, respecto a los actos de piratería y el secuestro de la tripulación de los tanqueros, ante la intervención de comandos de las fuerzas armadas estadounidenses, de manera descomunal, con los saldos negativos y de rechazo por la opinión pública internacional, rechazando tanto las declaraciones de Trump que ha dicho que se va a apropiar de los recursos que son de Venezuela desde su independencia. Algo grave debe estar sufriendo el presidente Trump ya próximo a los 80 años, es posible que al no haber logrado ninguno de los objetivos trazados y prometidos en su campaña, y dada la grave situación interna que sufren los estadounidenses además de los más de 47 millones en pobreza crítica, atrapados en el consumo de fentanilo y otras drogas sintéticas que se elaboran dentro de los EE.UU. seguramente es demasiada presión arterial, con posibles consecuencias impredecibles, lo cual le daría chance a su sustituto que ya tienen calentándole la salida, y no es de Marcos Rubio que hablamos. Veremos lo que va a ocurrir con las demandas que cuelgan en su humanidad y si será capaz de evadir el magnate.