¡No hay discurso largo que sea bueno; ni discurso corto que sea malo!

Lenguaje de género algunas propuestas

¡No hay discurso largo que sea bueno; ni discurso corto que sea malo! Esta frase, siempre la utilizaba el ecólogo Edilberto Ferrer Veliz, para recalcar la necesidad del lenguaje preciso, directo, no engorroso y evitar redundancias que compliquen la comprensión de la información por parte del receptor.

Apoyamos la lucha feminista; pero, debemos hacer algunas reflexiones sobre lo que es lenguaje inclusivo, aquellas prácticas que necesariamente no lo son y las normas del idioma castellano para simplificarlo y ser hablantes más eficientes. Además nos atrevemos a proponer una norma del uso del lenguaje inclusivo.

En los mensajes políticos, asambleas del poder popular, conversaciones, programas de radio, tv, redes sociales y hasta en la comunicación escrita se nota un uso excesivo de enumeraciones de género y que van en contra de algunas normas de practicidad de cualquier idioma.

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En asambleas de calle, se recomienda un lenguaje directo, concreto, inclusivo, pero no redundante además de explicar los términos científicos de forma sencilla. Inclusión sin redundancia. Fotografía GUARDEAM.

Expliquemos esto con un ejemplo: en una asamblea de la educación: Se dirán en varias oportunidades las siguientes frases…los trabajadores y trabajadoras, los profesores, las profesoras, los docentes, las docentes, los directores y directoras, los estudiantes, las estudiantes, los obreros, obreras y así sucesivamente.

Es tal la redundancia, que los oradores deben entonces rápidamente buscar sinónimos o palabras englobadoras como el personal, la nómina, la masa trabajadora, el pueblo y otras, para no extender aún más un largo discurso, en especial en un país con una amplia participación, con un alto o buen nivel de comprensión política de su ciudadanía y donde es frecuente limitar los derechos de palabra para que la mayor cantidad de personas pueda intervenir.

Esta forma de comunicarse oral o escrita, viene generando un alargue de intervenciones, extensión del tiempo, perdida de la atención, pues en una asamblea donde intervienen varias personas, una detrás de otras con largos discursos y una repetición, parte de la audiencia se pierde o divaga durante las presentaciones y enumeraciones por genero, cargo, profesión, oficio, etc. En Venezuela, el lenguaje inclusivo o de género se volvió excesivo y ha complicado un poco la comunicación, a tal punto que entonces se genera un efecto contrario, dejar de utilizarlo porque se extiende, en especial quien escribe textos de whatsapp, msm y otras redes.

Las feministas se ofenden, se molestan si alguien en algún momento olvida o intencionalmente deja de nombrar al género femenino. Algunas hacen llamados de atención, otras reclaman, algunas insultan o disparan la siguiente diatriba: el patriarcado, nos invisibilizan, no apoyas la causa, etc.

Pero quiero apelar a una norma del castellano y al estilo de la redacción de textos legales para demostrar cómo podemos durante una intervención oral, entrevista, una conversación, redacción o escrito, ser inclusivos en el lenguaje, haciendo solo unas menciones y sin caer en redundancia, ni divagaciones.

Por ejemplo; si nos referimos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en un escrito o disertación, lo decimos completo y entre paréntesis decimos la FANB. Esto en el primer párrafo que la mencionamos, luego en lo sucesivo solo diremos las FANB, o las Fuerzas Armadas e incluso nos referimos de manera genérica al ejército venezolano o al pueblo en armas. Entonces; al decirlo al principio o primer párrafo, no le quitamos el carácter Bolivariano, ni ofendemos, ni faltamos el respeto, ni desvirtuamos su misión, ni invisibilizamos; en especial al hablar de cadetes y cadetas, soldados, soldadas, capitanes, capitanas, alférez, alferesas, tenientes, tenientas coroneles, coronelas, generales, generalas, mayores, mayoras y una larguísima y cansona enumeración detallada de género y rango, varias veces en un discurso o nota escrita, lo cual generaría el efecto contrario el agotamiento visual o auditivo.

Igual aplica para iníciales de empresas, instituciones y cualquier mención a nombres o lugares. Cuando se entrevista a alguien o se hace mención de un personaje, por ejemplo el Doctor José Gregorio Hernández: ¡el médico de los pobres! Luego queda sobreentendido y podemos simplificar y utilizar sinónimos. No estamos obligados a decirlos a cada rato, pues resultaría agotador para quien habla y para quien escucha también. Lo decimos completo en el primer párrafo o introducción y luego alternamos con partes de las palabras que a su vez serán sinónimos para cumplir otra norma del castellano evitar la repeticiones de frases y palabras en el mismo discurso.

Entonces luego diremos El médico de los pobres, o simplemente José Gregorio, también podemos utilizar el Dr. Hernández, aunque casi nadie la usa e incluso epítetos como el Venerable, el milagroso. De igual manera podemos hacerlos con personas comunes y lugares. Deberiamos evitar el lenguaje de de genero para referirse a entes espirituales por ejemplo los santos y santas, los ángeles y las ángeles, los querubines y querubinas. En este caso algunas entidades son masculinas y otras femeninas.

En el caso de los animales, ejemplo el Oso Frontino, oso andino (Tremartus ornatus) conocido como el salvaje; siempre que se pueda se utiliza el nombre o nombres comunes. El nombre científico se utiliza en la primera mención que hagamos y luego en lo sucesivo diremos el oso, o alternaremos el oso andino, el oso frontino, o utilizaremos un grupo taxonómico o palabra englobadora como los úrsidos, o epítetos el único oso de Sudamérica, el único úrsido o incluso apelamos a leyendas: el también llamado salvaje, el guardián de nuestros bosques.

Al respecto quiero contar una anécdota: hace años en la emisora comunitaria Participativa en el oeste de Barquisimeto, estado Lara, hacíamos un programa radial llamado Mundo Ambiental y cada semana hablábamos del animal de la semana. Después de nuestro programa venia un programa de mujeres quienes siempre nos reclamaban por que no decíamos los osos y las osas, los cardenalitos y las cardenalitas, los caimanes y las caimanas. Siempre les explicábamos que el lenguaje de género solo se aplica a seres humanos y no debería aplicarse ni a animales, ni mucho menos a cosas.

Ellas siempre insistían. Luego unos días después, hablamos de las toninas, luego de las ballenas que visitan Venezuela, de las Guacharacas. Ocurrió que ninguna se acerco a exigirnos que dijéramos los guacharacos, los toninos, los ballenos. Es decir, debería también haber justicia en ambos sentidos. Si nos ofendemos porque nombramos solos a los profesores, también deberíamos exigir que cuando la gente dice las enfermeras, las maestras, las peluqueras, las costureras, digan su par masculino para que haya equilibrio. Sin embargo no ocurre y solo exigen se nombre la palabras en femenino. Pero en todo caso el lenguaje de género no aplica al mundo animal, pues algunos nombres animales son onomatopéyicos, o vienen del latín, o del griego; además varían de una región a otra y porque además los animales se movilizan por instinto y no existen luchas feministas o laborales en el reino natural. No tiene ningún sentido el lenguaje de género en la fauna y menos en los arboles. Seguiremos diciendo el Araguaney, la Ceiba, la patilla, la guanábana, el mamón, el jaguar, la mariposa, la jirafa, el gavilán y así sucesivamente.

Todas estas normas hacen del castellano, uno de los idiomas más hermosos y versátiles del mundo, con gran sonoridad, rico en expresiones, sin redundancias, ni cantinfladas.

Ahora con todo respeto, no sé porque las feministas se ofenden, si a lo largo de una conversación o escrito el orador u oradora no se obliga a mantener las enumeraciones de género y categoría durante toda la conversación. Según la mayoría de las defensoras de la mujer, se comete un pecado imperdonable si Ud. en algún momento solo dice los profesores o los docentes o los trabajadores, lo cual no sería cierto, si ya hicimos la mención en el primer párrafo o introducción en el discurso. De esta manera queda sobreentendido que estamos en lenguaje de género. ¡Por favor entiendan! Es agotador hacerlo en un discurso largo o medio, es un escrito o una clase.

Al respecto, quiero apelar al estilo de presentación de documentos legales. Tomemos como ejemplo un contrato de trabajo seria así: El ciudadano José Gregorio De Sousa Infante, quien de ahora en adelante será llamado el trabajador o el contratado y la Fundación Guardería, Rescate y Defensoría Ambiental (GUARDEAM) quien en lo sucesivo, será llamada la contratista o el patrono.

No estamos obligados a repetir todo el nombre, pues alargaría en exceso la redacción, además seria engorroso y sustituiríamos la sonoridad y elegancia por la redundancia. A lo largo del contrato se utilizara el contratado y el patrono y todo el mundo comprendería de quien se está hablando.

Propuesta Inclusión sin redundancia:

Realizar la enumeración por género y clase en la introducción o presentación en un discurso o mensaje; o en el primer párrafo en una redacción o texto y luego quedará sobreentendido nuestra intención de usar el lenguaje de género.

Veamos el siguiente ejemplo:

Discurso ante ambientalista, escolares, docentes por el 5 de junio día mundial del ambiente.

¡Buenos días, gracias por venir! a las madres, padres, representantes, niños, niñas, ambientalistas, ecologistas, profesoras, profesores, obreras, obreros, personal administrativo, amigos, amigas de la naturaleza, ciudadanos, ciuadadanas a esta jornada en defensa de nuestro planeta, donde sembraremos varios árboles y fomentaremos un conciencia ecologistas por nuestros animales.

En el segundo párrafo quedo autorizado a decir los profesores, las maestras, nuestros niños. Porque ya en el primer párrafo lo anuncie o presente. No tengo que estar repitiendo a cada instante todos los actores involucrados y su no uso no implicara invisivilización.

Puedo reforzar el discurso de género haciendo un anuncio o aclaratoria de manera directa, tal como en los documentos legales: A partir de ahora se sobreentiende el lenguaje de género y el apoyo a la causa feminista.

Otra propuesta, no caiga en el uso de nombres animales, lugares y objetos con género, pues se verá como una burla en especial si lo hace un hombre. Los libros y las libras, las mesas y los mesones, los cardenalitos y cardenalitas.

Con esta sencilla norma cumplimos dos objetivos: incluimos, visibilizamos a las mujeres y mantenemos las normas de simplificación, no repetición y uso de sinónimos del castellano.

Pensamientos, palabras y acciones. Por la inclusión, la igualdad y el buen uso del idioma.



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José Gregorio De Sousa Infante

Licenciado en Estudios Ambientales. Abogado. Comunicador Social. Guardaparque

 ecoinfante@gmail.com      @joseinfante2016

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