Cómo la oposición pretende acabar las colas y el desabastecimiento

Guerra sobre Venezuela (bombas económicas e inflacionarias, psicológicas y propagandísticas) la guerra económica no es contra el gobierno, es contra el pueblo

Mucho se ha venido hablando de la guerra económica contra el pueblo, sin ánimo de crear controversias, sino de contribuir a aclarar en un debate constructivo entre camaradas, No es guerra económica, es guerra de amplio espectro, la cual, incluye el llamado golpe suave, guerra de baja intensidad a través de paramilitares (asesinato selectivos como el de Robert Serra) y guarimbas, guerra de información o cuarta generación (los medios de la oligarquía tratan de imponer que es noticia), terrorismo mediático (los mismos medios magnifican todo lo negativo para aterrorizar), y claro la guerra económica o huelga de producción con visos de chantaje (o nos dan todos los dólares que queramos para cogernos el 75% de ellos, o no producimos). Mención especial merece la guerra económica de la inflación, de la cual hablaré luego. Todas, guerras con la intención de decepcionar e incitar a la apatía y a no apoyar la lucha por construir una sociedad más humana (la transición), para aislar al gobierno y facilitar el golpismo. No se trata de que nos conformemos ante la escases de alimentos básicos, medicamentos y artículos higiénicos o con la inflación. Se trata de que tengamos conciencia del por qué, y luchemos por no dejar que los enemigos del pueblo se salgan con la suya. La guerra económica no es contra el gobierno, es contra toda la población. No es solo el gobierno el responsable de enfrentarla y ganarla sino la población toda, incluso aquella que no comulga con el actual gobierno pero que igual se ve afectada.

Que hay corrupción e ineficiencia en empresas del Estado, es cierto, y los sectores revolucionarios junto al pueblo deben encontrar formas de combatirla, pero estemos claro de las principales causas, la guerra es contra Venezuela, por ser soberana y no arrodillarse ante el imperio a entregarle sus riquezas naturales. Si las entregáramos, fuéramos un país ejemplo, como califica el imperio a quienes si lo hacen, aunque ocurran asesinatos masivos, por ejemplo Colombia o México.

En nuestro país el problema de los precios no comenzó con Chávez. Y tampoco empezó con los adecos y Copeyanos, sino que forma parte de nuestro tipo de capitalismo desarrollado a partir de la explotación del petróleo. El problema de los precios, dado lo anterior, viene de la forma de creación, distribución y acumulación de la riqueza, del rentismo especulativo. Los precios altos son la expresión de la lucha de clases dentro de la sociedad capitalista venezolana, es la lucha de clases por enriquecerse, para ellos y la lucha por un mundo mejor (socialista) para nosotros. La llamada guerra económica es la guerra del capitalismo contra quienes sólo viven de su trabajo (el pueblo).

La inflación es una práctica burguesa en las sociedades capitalistas. En el caso de la sociedad venezolana los procesos de acumulación están orientados fundamental (que no exclusivamente) a la captura de la riqueza en esferas como la intermediación bancaria, el comercio y el cobro de renta inmobiliaria, y sus representantes, el golpismo, tiene como propósito inmediato conspirar contra el gobierno, pero también crear condiciones objetivas y subjetivas para imponer el fascismo como proyecto político y social acompañada por un retorno de la agenda neoliberal ya desterrada en este país con Chávez. La inflación también precedió al fascismo italiano y al nazismo alemán, con los resultados por todos conocidos. Los precios aumentan no por la escasez en sí misma, si no por las relaciones en medio de las cuales se producen que, en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro (el egoísmo) y en el caso venezolano exacerbada por el afán desmedido de enriquecimiento fácil. En cualquier país capitalista una ganancia del 10% es buena, del 20% muy buena, del 30 excelente, del 40 fabulosa; pero en Venezuela los explotadores quieren el 1.000 o 2.000 % y hasta más.

Si el control de precios establecido no funciona o tiene fallas hay que mejorarlo, incorporando al pueblo. Sostengo que mientras más Comunas y Consejos Comunales haya, eso ira transformando la realidad del proceso. Pero eso no se logra de un día para otro. Ya Nicolás ha dado muestras de no estar cerrado a ello, y hasta de promoverlo. Está en manos del pueblo y de los revolucionarios impulsarlo, pero la solución nunca será quitar el control de precios, pues quitarlo no soluciona el problema. Gobierno y oligarquía deben estar bajo control del Poder Popular (Comunas, y formas mixtas de gobierno Estado-Poder Popular-trabajadores). Hay que estar conscientes también que por más revolucionario que pueda llegar a ser un presidente o gobierno por sí sólo no tendrá capacidad de ganar la guerra económica, si no cuenta con el empuje activo y organizado de la población, del Poder popular, sus sectores más politizados. El Chavismo no puede repetir con Nicolás el mismo error en el que incurrió con el presidente Chávez: dejarlo solo en esta guerra esperando cómodamente sentados a que la gane para después mandar un twiter celebrando. Así no se hace una revolución, ni en el siglo XXI ni en ningún otro. ES NECESARIO MULTIPLICAR EL NUMERO DE CONSEJOS COMUNALES Y COMUNAS. Hay que concientizarse, organizarse, y movilizarse, creando entre otras figuras, "Consejos Populares de Abastecimiento y contra la Inflación", por barrios, sectores y parroquias, así como dando la pelea donde haya que darla. En cada elección y en la calle.

En nuestro país la "burguesía" ha realizado históricamente (desde que apareció el petróleo) un chantaje mayúsculo. Es como si dijeran al gobierno o al pueblo (el verdadero dueño de los dólares del petróleo) que tiene que pagarles unos 160.000 millones de dólares (por ahí va la cosa) para que se cojan 120.000 e importen 40.000 o siguen la guerra (eso es un chantaje social). Lo único que falta es que nos bombardeen, y ganas no les faltan.

Pero, es bueno tener alguna perspectiva de un supuesto negado, de qué pasaría si no existiera, no Pepeganga, sino un gobierno de sensibilidad social. ¿Se calaría el pueblo venezolano un gobierno de la oligarquía?. Claro que NO, pero en el interin que pasaría, ya tuvimos un pequeño vislumbre el 12 y 13 de abril del 2002. El pueblo saldría a manifestar por sus derechos, la salud, la alimentación, la educación, etc., y allí vendría la represión en masa, centenas y quizás miles de muertos, la invasión yanqui para defender la democracia y la libertad, que digo, para asegurarse el Petróleo (el engaño y el miedo son la primera preferencia de la oligarquía, por ser lo más barato para ellos). Esa es la propuesta de la oligarquía para acabar su guerra. Agregando el levantamiento de las regulaciones como del control de precios. Así acabarían con las colas, pues al estar los precios liberados subiría tanto su valor especulativo (de alguna manera trataran de recobrar su inversión en la guerra, y ya sabemos quienes pagan los costos de las guerras: los pueblos), que los productos básicos serían imposible de adquirir por el pueblo, así ya no habrían colas, porque no hay quien pueda pagar su precio, y los estantes se llenarían de productos porque sólo habría una minoría que podría pagarlos. Por eso sólo se dedican a despotricar del Gobierno, sin proponer nada, porque no se atreven a revelar sus planes. El pasado los delata. Por eso son como Obama, les da gran escozor hablar u oír del pasado. Así, los disociados o zombis sociales bajo su influencia, son más fácil de manipular mediáticamente. Pero, dejemos esa horripilante fantasía. Y entremos en tema más reales y posibles.

La estrategia de guerra del imperio de la destrucción, en la cual, somos sólo un capitulo, asume su mayor crueldad en los países árabes, Ucrania, África, etc., y en Venezuela (afortunadamente) asume un carácter no militar, que esperemos acontecimientos como la reciente Cumbre de las Américas ayude a mantener así. Siempre he sostenido que les debemos mucho a los pueblos árabes, que dan su sangre y sus hijos, en la lucha contra el verdadero imperio del terror. Ahora hay que agregar al pueblo del llamado Donbass en Ucrania, y claro, sin olvidar nuestra propia cuota, desde los caídos en los años 60’s y 70’s, pasando por los golpes de abril del 2002 y más recientes, hasta el asesinato del propio Robert Serra y otros como los líderes trabajadores, campesinos, yukpas, etc..

Me he referido a la guerra global, porque con la guerra mediática he visto como muchos venezolanos sin la conciencia de lo que pasa en otros países con ciudades en ruina, se quejan de la guerra económica, la cual, es una papayita si la comparamos con lo que pasan esos países que aman la libertar y luchan por vivir con dignidad, pareciera que para ellos el hecho de que la mitad de la población haya muerto en la guerra de independencia no tiene ninguna importancia, por eso a Obama le encanta vendernos la idea de que el pasado no importa. Entonces, el sacrificio de nuestras madres y padres tampoco importa porque es pasado, y vivir con dignidad tampoco importa porque mañana será pasado. Lo mismo podría alegar un violador ante una mujer, que eso no importa porque fue en el pasado. No es que se trate de venganza, se trata es de Justicia.

Hay que darles en el bolsillo, que es donde más les duele, hay que aplaudir iniciativas como el Banco del Sur (UNASUR), el de los BRICS (palabra que ahora es grosería en el norte) o el Banco Chino de Desarrollo e Infraestructura. Todos orientados a configurar una red de internacional de bancos, que ayude a liberarnos del yugo del dólar.

La guerra económica se desarrolla en al menos en tres frentes: en el económico propiamente dicho, haciéndole al pueblo, cada vez más difícil el acceso a los bienes. En el anímico para desalentar al pueblo en su esperanza, y en el de las ideas para tratar de engañarlo y manipularlo.

He tratado de no ser muy crítico para evitar que pueda mal interpretarse cuando lo más importante es cerrar filas frente al imperio que amenaza con acabar con la humanidad. Considero que la burocracia corrupta de la pequeña burguesía en el proceso, lo tiene medio "mediatizado". Pero qué hacer, no podemos dejar que la aniquilen junto a grandes sectores del pueblo, y a nosotros, con la esperanza de venir luego desde el más allá y hacer un proceso inmaculado también fruto de alguna fantasía, hay que pelear dentro de éste proceso que es el que existe, avanzar un metro en la realidad es mejor que avanzar kilómetros en la imaginación. Y eso pasa por defender este proceso contra el golpismo o cualquier otra Korniloviada. Hay que mantener la lucha por avanzar cada vez más, aunque sea de a poquito, hacia el Socialismo pero estando claro que en los actuales momentos estamos limitados en lo que podemos hacer, ningún país por si sólo puede sustraerse al capitalismo global y su influencia en la economía. Recordemos siempre que así como quienes luchan por su libertad ya son libres, así mismo quienes luchan por el verdadero Socialismo. He dicho a amigos: hay unos pocos miles de grandes carajos enriqueciendose con el proceso, pero para joderlos no podemos joder a 20.000.000 (el pueblo) que se benefician del proceso. A veces es difícil escribir sobre nuestra realidad social, para evitar hacer críticas que pudieran mal interpretarse. Las criticas deben hacerse en contexto, de acuerdo a las circunstancias, y callar ante las agresiones del imperio, como hace el golpismo, es lo que denomina el Código Penal "Traición a la Patria". Y no es que me crea más patriota que otro. Los conceptos hay que verlos dentro de un contexto concreto y sus circunstancias. Los alemanes que apoyaron a Hitler y sus conquistas estaban siendo patriotas, y así se han creído los dictadores que mataron y torturaron a diestra y siniestra en nuestro continente. Soy Ciudadano del mundo. El Capital transnacional no reconoce fronteras y los pueblos del mundo tampoco deben reconocerla, la lucha es por la sobrevivencia de la humanidad y sus mejores valores.



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Felson Yajure


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