Nicolás Maduro tiene razón

El Canciller Nicolás Maduro le comunicó a la prensa internacional en Medellín que Negroponte “…lo que tiene es un prontuario criminal…” extendiendo su opinión que Negroponte “…no tiene moral este funcionarillo, ni tiene moral el gobierno de los Estados Unidos para hablar de ningún tema en nuestro continente…” Pero ¿quién es John Negroponte?

Nació en Londres al finalizar la “Guerra Civil” española. Estudió en la Universidad de Yale donde ingresó en la sociedad secreta “Skull & Bones” fundada en 1832 y entre sus miembros se anotan los Bush. Ingresa en la CIA, lo destinan a Saigón como responsable de la “Operación Fénix”; participa en las negociaciones de los acuerdos de Paz en Paris entre Estados Unidos de América y la República de Vietnam junto a Henry Kissinger, en 1973.Ejerce como Embajador en Hondura, Méjico y Chile donde, posiblemente, sea responsable de la coordinación de la Operación Contra desde Honduras; y la organización de la Operación Cóndor bajo las órdenes, de nuevo, de Kissinger. Ejerció la responsabilidad diplomática ante las Naciones Unidas y Embajador en Iraq, inmediatamente, después de la caída de Saddam Hussein. En febrero del 2005, lo nombran director del “Consejo Nacional de Inteligencia” que controla todos las instituciones de inteligencia de los Estados Unidos de América; posteriormente, deja el cargo para pasar a ser el “segundo a bordo” de Condoleezza Rice en la Secretaría de Estado.

En este orden, Negroponte, muy probable, haya participado en el diseño de programas (sic) como el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida. Su presencia en Medellín, en sustitución de la Dra Rice, podría significar varias cosas: que Condoleezza Rice evitaría enfrentarse a Nicolás después del “revolcón” que sufrió por el Itsmo; que su figura (la de Negroponte) significa, en base a su trayectoria anticomunista y conspiradora, un mensaje muy claro para los países miembros de la OEA; que sus palabras estaban, perfectamente, estudiadas y dirigidas a interlocutores con los que el Gobierno de los Estados Unidos de América no mantiene “cordiales relaciones” (léase: Venezuela); que Estados Unidos de América está desarrollando un “plan estratégico militar y policial” para toda la Región americana (léase: Norteamérica; Centroamérica, El Caribe y Suramérica) buscando consolidar “su patio trasero” al desarrollar una política de Defensa y Seguridad sobre la base de la política de “seguridad interna” (que se ha aplicado en Estados Unidos de América; Colombia y existe sobre la mesa una reunión de “seguridad pública” (sic) a realizarse en Cancún el 07 de octubre del presente año, donde participarán Secretarios (Ministros) de Defensa o Seguridad de los países de la Región, según lo informara la Canciller de Méjico, doña Patricia Espinosa, en Medellín); y, por último, consolidar a la OEA como el órgano de la Región por excelencia frente a la propuesta de los Presidentes Correa y Ortega sobre una organización exclusiva de la Región exceptuando la membrecía de los Estados Unidos de América (recordar que en la reunión de Brasilia, don Álvaro Uribe Vélez suscribió la tesis de todo con la OEA nada con los “hermanos latinoamericanos”) y la preeminencia del Grupo de Rio, como se observó en Santo Domingo.

La estrategia de los Estados Unidos de América estaba en concordancia con la de la Casa Nariño; de ahí que don Álvaro Uribe clamara por la cooperación de los países vecinos para su “combate con las FARC”. Las declaraciones de Negroponte, contestadas por Nicolás, debemos recordarlas para sustentar nuestra hipótesis ya que lo que está en marcha, es la consolidación de un bloque de “seguridad y defensa”, según los intereses muy particulares del Gobierno norteamericano, frente al desarrollo, en contradicción, del sistema capitalista a nivel mundial y las consecuencias, inmediatas, a corto y medio plazo que están incidiendo sobre las realidades de Poder que representan los Estados Unidos de América.

Negroponte considera que las FARC duermen, comen y vacacionan en territorio venezolano y regresan a Colombia a “cuidar las maticas de la hoja de coca”. Sobre la solicitud del Ecuador de que la OEA realice una investigación sobre los “supuestos contenidos” de las “compu”, comenta Negroponte que la Interpol “…es un organismo de mucha credibilidad y tomamos muy en serio las conclusiones a las cuales han llegado…”; es decir, la solicitud oficial de un país soberano, Ecuador, miembro pleno de la OEA, frente a acusaciones oficiales de “Altas Instituciones” colombianas, no es importante para Negroponte; así mismo, manifiestan sus palabras que si Ecuador requiere conocer el contenido de los contenidos “impolutos” de la “compu” de Reyes, que vaya a solicitarlo a un organismo policial y no “meta el tema dentro de la OEA”.

Lo primero que se tendría que aceptar es que las políticas sociales que se vienen impulsando a lo largo y ancho de la Región, adversas al modelo capitalista vigente, causan serios problemas a las políticas diseñadas en Washington (léase: Poder Ejecutivo y Poder Legislativo con apoyo del Poder Judicial: caso “Posada Carriles”). Es lógico que el Imperio reaccione frente a estas realidades pero con el agravante que es, por primera vez, que los Estados Unidos de América tienen que reaccionar frente a un colectivo continental unido por causas sociales, económicas y políticas comunes. El Poder norteamericano tiene la “amarga experiencia” de Cuba con quien ha sostenido una guerra de 50 años, de diferentes tipos y niveles, sin que dicho Poder haya podido “mancillar” la dignidad cubana.

Es evidente que el diseño que se ha instaurado para combatir ese flujo social solidario, democrático y humanista, tenía que tener una causa justificada, objetiva e irrefutable; de ahí que se tomó el tema del “narcotráfico” para justificar los programas de ayuda federal norteamericanos.

El “Plan Colombia” y la “Iniciativa Mérida” son los programas que, al buscar combatir el tráfico (pero no el negocio de US$850.000 millones de dólares americanos) de estupefacientes. Se introducen en dichos programas, los temas “defensa y policial”, evidentemente, represivos. Pero dicha seguridad tiene que elevarse a niveles militares; por ello, la necesidad de conjugar narcotráfico con las FARC para concluir en “narcoguerrilla. Esta lógica ha entrado en contradicción con los movimientos sociales que, democráticamente, han votado por diferentes Gobiernos en la Región y con los Gobiernos mismos, democráticos, humanistas, solidarios, distributivos en sus riquezas, por nombrar. Esos Gobiernos y esos movimientos sociales revolucionarios han decidido desenmascarar las mentiras “sangrientas” (caso, violación de la soberanía territorial de Ecuador con sus consecuencias), cada uno en sus niveles correspondientes. En el caso de los movimientos revolucionarios, usando las ventajas de las tecnologías de las computadoras, “cuelgan” análisis, comentarios, informaciones relacionadas con los verdaderos “abusos del Poder” cuando los “programas” diseñados en Washington violan “derechos humanos” en cualquiera de sus manifestaciones, desde las violentas (asesinatos) hasta no reconocer las expresiones fundamentales y democráticas de esos colectivos. Hay que reconocerlo y aceptarlo, la “guerra de cuarta generación” en “pleno desarrollo”.

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Miguel Ángel del Pozo


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