Libia su razonamiento justificativo

Guerra fria imperialista:

En nuestro inmediato anterior análisis (HILLARY R. CLINTON, IMPERIALISMO Y DERECHOS HUMANOS) nos referíamos al desarrollo de los EEUU de América como 1ra Potencia Mundial y su proceso en el marco de la lógica del capitalismo en su etapa imperialista; hemos comentado acerca de la importancia conclusiva de la 2da Guerra Mundial para el “País del Norte”; en alguna ocasión nos referimos a la importante presencia del Poder estadounidense en la Europa Occidental cuando se decidió, desde los pasillos del Poder, implementar el Plan Marshall para ese espacio geográfico donde el capitalismo necesitaba ser reestructurado no solo a consecuencia de los sucesos de dicha guerra europea sino por las realidades previas a la misma que llevaron a las sociedades europeas, en general, aceptar las tesis político-ideológicas y económicas de nazistas, fascista y franquista como respuesta a los avances de las propuestas político-ideológicas procedentes de aquella URSS.

El título de este análisis contiene dos conceptos: imperialismo y guerra fría. Caben cualquier cantidad de interrogantes como, por ejemplo, ¿es el “imperialismo” base-fase necesaria para la presencia en desarrollo de la  “guerra fría”?; otra de las interrogantes podría ser: ¿hay diferencias fundamentales entre ambos conceptos: imperialismo y guerra fría? Otra sería: ¿cuándo y cómo se presentaron en la Historia y su consecuente desarrollo, por supuesto, en el sistema capitalista y su obligada y necesario impacto en el resto de las naciones cualesquiera sean sus procesos de desarrollo socio-económicos y políticos? Con respecto a esta última pregunta debemos aclarar que nos referimos a los socialismos de la URSS, China, Cuba, Vietnam, entre otros, y aquellos países que habían sido sometidos a las realidades objetivas de “colonia” y “semi-colonias” conjuntamente con los “beneficiados” por las políticas de la Dependencia; es decir, el tema es más complicado y, quizás, hasta complejo de entender para algunos intelectuales de las derechas.

En líneas generales hemos aceptamos que el líder ruso, Vladimir Ilich Ulyanov Lenin, de quien, suponemos, todo el mundo intelectual conoce su participación en la Historia de la Rusia Bolchevique y su Revolución bien estudiada por E.H.Carr (http://www.anticapitalistas.org/images/09/combate/TC_RevRus.pdf) escribió un texto referido al “imperialismo” cuando, “tirios y troyanos”, preocupados, unos por los otros, probablemente, ya lo han leído y, hasta algunos, lo han estudiado: “El Imperialismo, fase superior del capitalismo” (http://www.monografias.com/trabajos15/el-imperialismo/el-imperialismo.shtml). Pues bien, también, en este apartado, cabría una muy interesante inquietud: ¿Lenin desarrolló las ideas referidas por “inspiración divina” o, más bien, fue producto del estudio y reflexión de realidades objetivas de la Historia de Rusia, donde aquella Rusia zarista había estado involucrada por tiempos próximos pasados previo a su publicación en su correspondencia con las otras potencias europeas y extra-europeas en las expansiones políticas, en todas sus variables, en, por ejemplo, el continente asiático? Nos atrevemos a proponer que no fue por “inspiración divina” porque aunque Dios es omnipresente dudamos que se haya entrometido en los diseños de los sistemas político-económicos que el “ser creado”, por propia naturaleza otorgada por el Creador, le es obligado desarrollar por “perfectibilidad espiritual en evolución”; es decir, es el ser creado, “el ser humano libre”; ello lo que implica es que tiene libertad para reflexionar, diseñar y ejecutar los procesos socio-políticos que, en precisados tiempos históricos, le corresponden vivir a las sociedades nacionales, por ende, a cada “ser social” como “individuo” y, a la vez, en sus interrelaciones globales/mundiales. En ese orden de ideas, suponemos que los ideólogos del Tea Party, los de GOP (partido republicano) conjuntamente con algunos políticos y seguidores del partido demócrata estadounidense, como, por ejemplo, Barack Obama e Hillay Rodham Clinton, cuando hablan refiriéndose al Creador, ellos suponen que se estarían expresando Sus Ideas y Objetivos (los del Creador/Dios), dirigidas a los “seres humanos”, en Su idioma, es decir, el supuesto idioma de Dios, es decir, en el idioma inglés (sic).

Pues bien, nos que nos hemos dedicado a estudiar la Historia del siglo XIX en regiones del continente de Asia gracias, entre otras instituciones, a la colaboración de la Dirección de Archivo y Biblioteca de la Cancillería venezolana, hemos tenido la oportunidad de adentrarnos en un muy interesante texto: Treaties and Agreements With and Concerning China, 1894-1919 (2 Vols), cual es un exhaustivo trabajo de investigación y recopilación de textos jurídicos firmados por las Potencias europeas, el Imperio japonés durante y post-Meiji y los EEUU de América, como conjunto, calificándolos como una de las partes firmantes, y por China, como la otra parte firmante, cual fuera realizado por el diplomático estadounidense, John V.A. MacMurray; dichos textos jurídicos nos permiten adentrarnos en los procesos: político, militar, religioso, social y económico-financiero que las Potencias, en su expansión “imperialista”, le fueron imponiendo, “a sangre y fuego”, primeramente, a la dinastía Manchú y, posteriormente, a la 1ra República de China (1911 y ss) por un periodo, en tiempos históricos, de aproximadamente, unos 87 años, es decir, desde la firma del Tratado de Nanjin (29 agosto, 1842) producto de la derrota de tropas chinas en la 1ra Guerra del Opio (1839) hasta el “Levantamiento estudiantil del 04 de mayo” (1919). Nos explicamos.

Como todos conocemos, incluso los escuálidos, la Revolución Manchesteriana obligó  al Imperio Británico buscar mercados y materias primas y, en base a realidades económico-financieras e históricas que se originaron en territorio neerlandés y las propias realidades económicas en desarrollo en Londres, la Compañía de las Indias Orientales “se lanzó” a la aventura de conquistar “territorios y mercados” en aquellas lejanas tierras del Asia haciendo puerto, primeramente, en las costas orientales del subcontinente de la India donde consiguieron, conquistaron, dominaron y acordaron su presencia gracias a las producciones de los algodones, tés, pimientas y otras especias indias y “gente, mucha gente”; al mismo tiempo, descubrieron un muy interesante producto denominado: “opio”. Al principio, el comercio era “normal” para, posteriormente, gracias a cambios tecnológicos en Gran Bretaña, decidir “exportar” aquellos bienes de capital “manchesterianos” de la industria textil británica que fabricaban “telas de algodón”. Evidentemente, si le preguntamos a la “dipu”, Corina Machado, probablemente, nos dirá que el empresario privado británico emprendedor y “no comunista” tuvo la visión capitalista de que con aquellas exportaciones de bienes de capital la sociedad de la India se iba a beneficiar de los parabienes del capitalismo que representaban el poder cambiar los “usos laborales” de las tejedoras manuales hacia los esquemas de los “Tiempos Modernos” (Charles Chaplin dixit); en otras palabras: “progreso, mucho progreso”. En fin, que con la consolidación de aquel asentamiento político-militar-jurídico británico en la India, la “Compañía” se permitió su propia expansión hacia el oriente asiático llegando hasta, primero, Macao para, posteriormente, “abrir una bodeguita” en las afueras de la ciudad de Cantón, al sur de China. Por razones culturales, los escoceses, quienes dirigían la “Compañía” (hoy en día se transformó en el HSBC, entre otras filiales), tuvieron que negociar con los “intermediarios chinos” (“compradores”) para “comprar y vender” bisutería británica y adquirir sedas, tés, porcelanas, especias y otros productos de fabricación y producción chinas. Como resultado de ese intercambio, las reservas británicas iban “pico abajo” y la de los chinos “boyantes”. Esa realidad alcanzó las “obligadas” contradicciones de la “expansión del Capitalismo”; aquellas contradicciones obligaron a los británicos victorianos a presionar a su contraparte china utilizando como “productor exportador” aquel descubierto en la India, es decir, el opio cuyo auge en el mercado interno chino iba en ascenso con las consecuencias de la lógica capitalista de la “oferta y la demanda” y la obvia contradicción que produjo el rechazo por parte de las autoridades chinas-manchúes en las variables de la ética y del “flujo de caja”; es decir, lo que actualmente denominamos como “reservas internacionales”. En este momento, nos permitimos ubicarnos en las actuales realidades que se están desarrollando en Libia donde en vez de opio lo que hay es petróleo y unas “reservas internacionales” colocadas en bancos de los países de la OTAN, es decir, de aquellas mismas Potencias que “humillaron” a China a punta de fusil y la Biblia y en favor de los mercados y de las consolidaciones imperialistas; ello nos permite comprender aquella declaración de Vladimir Putin en referencia a la Edad Media al tiempo que comprender con mayor precisión las tesis de Samuel Huntington. Diferencias entre aquellas realidades históricas y la actual en “pleno desarrollo” en Libia: ninguna!!!

Pero permítasenos apoyar nuestras ideas en el análisis que José Vicente Rangel (JVR) publicó en su columna “ElEspejo” justo en el día del natalicio de Francisco de Miranda, “El Internacionalista” (Ultimas Noticias, 28 de marzo, 2011, p. 24) bajo el título: “Montaje perfecto: Fracaso perfecto”. JVR no se anda por las ramas, nos obliga a referirnos a la Historia, sus palabras escritas “arden” en los “corazones revolucionarios”, abofetea a aquellos que, popularmente, calificamos como “vende patrias”, y nos obliga a leer entrelíneas para ver si nos decidimos a no ser “gelatinosos”.  

Nos dice JVR que “…¿Pensaron los ideólogos franceses de la guerra colonial que en Argelia serían expulsados en forma humillante?...” Con esta frase-interrogación nos traslada a aquellos acontecimientos que se vivieron tanto en Argelia como aquellos que se desarrollaron en las calles de París. Mas adelante nos refiere a otra interrogante cuando nos dice que “…¿la aventura norteamericana en Vietnam no comprueba que nada logra la más avanzada tecnología cuando en la cabeza de un campesino bulle la idea de patria?...” Con esta realidad en interrogación percibimos que los EEUU de América aún no han aprendido y aprehendido las lecciones que la Historia, permanentemente, les abofetea en la cara o ¿será que la soberbia imperialista no los deja alcanzar la objetividad dialéctica de la Historia? Pero JVR es José Vicente y no nos permite “descansar en el aburguesamiento” cuando nos recuerda que “…¿No es Cuba, a pocas millas de EEUU, bloqueada durante décadas, la mejor demostración de que un pequeño país puede resistir con dignidad?...” Nos, nos preguntamos: ¿No será que el “destino inviolable” del Imperialismo se sustenta en lo “bélico” y que las realidades expuestas por JVR son las consecuencias del objetivo sostén del Imperialismo sin importar las realidades, natural-ética, del “ser creado”? Es decir, para el Imperialismo, por ende, para el sistema capitalista, el “ser creado” es “mercancía necesaria” y, como dice la Biblia, es decir, esa extraña visión de la Teología anglosajona, el “ser creado” nació para “hacer plata”, es decir, lo que importa es el fin y no los medios. Regresemos al Imperialismo.

El fin del Imperialismo, además de lo expuesto por Lenin, es el Poder, es decir, el absoluto control tanto de los medios de producción como de las materias primas y la subyugación de la “mercancía humana”. Es más evidente en los actuales momentos de la “Globalización” o como les gusta calificarla a los franceses: “Mundialización”. Regresemos a JVR cuando nos dice que “…La rebelión de los pueblos del Magreb, sorpresiva para los más informados, confirma esa línea de acción de la historia…” Se refiere JVR a esa frase, inmediata anterior, cuando expresa que “…sobran ejemplos de esa extraña capacidad del ser humano para compensar con valor, cuando lucha por lo que cree, las desigualdades que el avance de la ciencia y la tecnología otorga a los poderosos…”

En este punto, es evidente que hay una profunda contradicción, de facto, entre el Imperialismo y el “…ser humano…”, es decir, entre el sistema capitalista y el “ser creado” porque Dios no le comunicó a los “ángeles” que para entrar en el Cielo había que “pagar peaje” y Su Hijo, Jesús de Nazareth, fue más directo cuando impuso ese mandamiento que Chávez Frías, probablemente, calificaría como de “socialista” de “amar al prójimo como a uno mismo”. Definitivamente, este mandamiento no debe estar impreso en la Biblia de Barack Obama y, mucho menos, en el Nuevo Testamento de los países miembros de la NATO.  

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Miguel Ángel del Pozo


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