Le gustó, le tiró y se ponchó

No se trata de petulancias ni de jactancias, pero ya el presidente Hugo Chávez le lanzó una bombita a la oposición y ésta abanicó y se ponchó: les propuso que pidieran el revocatorio presidencial y hasta dejaron el campo botado.

Chávez hizo lo que se hace con esa gente que fanfarronea, pero no tiene nada en la bola. Los opositores nunca han presentado un proyecto de país, más que el ejecutado en la IV República, que excluye a los pobres y nos pone de rodillas ante el imperio.

Lo peor para ellos es que todavía con una propuesta de Gobierno seria, responsable, sustentada en el progreso y el desarrollo, no tienen un candidato capaz de convencer a la gente, menos con actitudes como esa que asumieron arengando: “Chávez está ponchao” y apenas los invitó a que lo revocaran, abandonaron el juego.

Los oponentes se ponen en evidencia ante una población enterada de que no son capaces de pedir el referendo, porque quedarían como dice Pepe Delgado: papita, maní y tostón. No es recoger firmas y exigir la consulta lo que le para los pelos a los adversarios, sino superar los 7 millones 300 mil 80 votos que obtuvo Chávez en las elecciones presidenciales de 2006.

Por eso los vemos con la estrategia de siempre: descalificando y buscándole costuras al Gobierno nacional para, con los medios de comunicación a sus servicios, emprender campañas destructivas.

Al comandante lo acusan de cualquier mal, aun cuando no descansa estudiando alternativas en beneficio de la gente; satanizan a los médicos cubanos y uno va y éstos lo medican, le practican los exámenes de laboratorios, placas, electros, toda una serie de estudios sin pagar una locha. Incrementan los precios de los alimentos y tenemos el compre barato de Mercal, en síntesis, los opositores se la pasan detectando baches y Chávez solucionando problemas, por eso, los enemigos, pierden el tiempo.

Además, la gente está cansada de la misma cantaleta y cuando se les increpa para que demuestren que el Comandante Presidente está contra las cuerdas, reculan ante un revocatorio presidencial.

El pueblo sabe que el desprestigio es la única estrategia de los adversarios. Un ejemplo lo constituye la campaña en contra del general cubano Ramiro Valdés, quien encabeza una comisión para el problema eléctrico. Lo acusan de cualquier atrocidad, creyendo que olvidamos cuando los gringos no sólo presidían delegaciones, sino gobiernos enteros en Venezuela y nadie decía nada.

Los que ahora se quejan, se quedaban tranquilitos. Les convenía la conchupancia con los personeros norteamericanos, para manejar el país a su antojo y hacerse más ricos.

Periodistaalbemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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