Del premio Nobel a la derrota contundente de Marco Rubio. ¿Qué hacer?

Nota: "¿Qué hacer?" Es una interrogante que me he venido planteando desde hace bastante tiempo. Nada tiene que ver con Lenin y sus propuestas. Sí con mi entorno; y el ahora. Más cuando percibo lo que acontece, las tantas desacertadas maneras de abordarlo, que incluye, hasta las de un grupo de amigos donde parece prevalecer el sólo deseo de hacer ejercicio intelectual y darle uso al tiempo libre. Lo que los lleva a un constante revisar de la coyuntura sin atreverse a proponer nada concreto y menos asumir tareas al respecto. Hay como temor, desconocimiento, desconfianza, avidez y hasta demasiado moralismo. Pero corremos riesgos, no sólo por una presunta guerra que podría desatar Trump, versión a la que no le doy prioridad, dada su insensatez, sino más a un manejo diplomático donde nuestras potenciales fuerzas se mantengan dispersas por partir de un sueño o un diagnóstico inadecuado y en, consecuencia, operar en base a un mal manejo de las contradicciones. Hay que atreverse a plantear lo pertinente y poner al lado el temor de ser mal evaluado, eso no importa, "que es una raya más para un tigre", más cuando el único riesgo que uno corre es que, Trump "nos meta todos en un saco".

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Trump, en materia electoral, en breve tiempo, ha recibido dos plomazos en las alas. Perdió las elecciones en New York, lo que no es extraño, pero si lo es que, el ganador fue un musulmán, de nacionalidad estadounidense, sin haber nacido allí. El alcalde de esa influyente ciudad, es un nacionalizado, de esos que Trump, en el discurso hacia la calle, odia, pese sus padres nacieron en Europa y su actual esposa, Melania, en Novo Mesto, Eslovenia.

Días atrás, en una escuela, a la cual acudió Melania, por una festividad relacionada con las navidades, fue motivo de risas abundantes, entre docentes, alumnos y representantes, por su mal manejo del inglés, al momento de dirigirse a los alumnos y, particularmente, por el pésimo pronunciamiento de ciertas palabras. Esto de Melania, habla entonces de falta de coherencia en el discurso de Trump.

No le molestan los migrantes por el sólo hecho de serlo. Si eso fuese cierto no estuviese casado con Melania y menos tuviese como uno de sus mejores aliados, por ahora, a Marco Rubio, hijo de un "barman" o "bar tender" cubano.

Lo que incomoda a Trump son las dificultades que enfrenta la economía estadounidense y el hecho que, todos los marginados del mundo, empezando por los de América Latina, sigan soñando con llegar a EEUU en busca de salvación. Por eso sueña, lucha por deshacerse de ellos, hasta negándoles la nacionalidad adquirida o por derecho de nacimiento a quien se le ocurra a él y sus funcionarios. Y en este afán, tarea infame, ha cometido descomunales delitos e injusticias.

Hoy mismo, leímos la siguiente noticia: "La demócrata Eileen Higgins, se convirtió este martes (09/12/2025) en la nueva alcaldesa de Miami con cerca del 60% de los votos, tras imponerse, en la segunda vuelta al republicano Emilio T. González, que era respaldado por el presidente Donald Trump, en unos comicios municipales que se desarrollaron bajo la intensa sombra de la política nacional y con la vista puesta en las importantes elecciones de medio término de 2026 en Estados Unidos".

https://www.dw.com/es/trump-sufre-en-florida-otro-simb%C3%B3lico-rev%C3%A9s-electoral/a-75083680

No es atrevido leer estos resultados que, no sólo afectan a los republicanos y Trump, sino particularmente a Marco Rubio, como una sustantiva disminución de la influencia de éste sobre el presidente. Quizás este resultado electoral tenga más efecto, en el manejo de las relaciones Venezuela-EEUU, que lo relativo al premio Nobel y todo el espectáculo montado ayer desde Oslo.

La oposición más distante al gobierno venezolano, quizás distraída por lo de Oslo, pero también convencionalmente, pasó por alto lo sucedido en La Florida, donde su aliado fundamental, Marco Rubio, sufrió una aplastante derrota que pudiera disminuir su peso o influencia sobre Trump.

Y esa derrota de La Florida, pudiera darle mayor valor a las gestiones diplomáticas entre los gobiernos de Maduro y Trump. Es decir, hablando en términos personales, Grenell pudiera sobreponerse a Rubio.

Hablar de lo que Trump busca y ansía, hasta por supervivencia, dada la actual coyuntura mundial y su tendencia, es innecesario, pues buena parte de la gente lo sabe. Como que el interés del primero y del capital de su país, son los recursos de Venezuela, incluyendo su espacio por su posición geográfica. El crecimiento imparable de China, país que cada día supera cifras de crecimiento e influencia en el mercado mundial no es un simple desafío para EE UU, es una realidad. Le resta mercados e influencias, tanto como que, hasta capitales de ese país optan por invertir en China. Pero, además, crecen otras economías, la competencia aumenta y hasta los viejos aliados de la OTAN parecieran empezar a dudar o no sentir el respaldo que antes EEUU les brindó.

Ese cuadro, más otros indicadores, obligan a EEUU pensar cómo asegurarse las enormes reservas de Venezuela. Desde hace 25 años, cuando Chávez se mostró desafiante, los gobiernos del país del norte, han intentado, valiéndose de aliados internos de apoderarse, a su exclusivo gusto, de nuestros recursos. La idea de imponernos un gobierno autoritario no la han descartado. Por eso han intentado todas las formas posibles, donde la violencia ha prevalecido, hasta lo de ahora, ensayar una invasión, valiéndose de la infantil narrativa del "Cartel de los Soles".

Hoy, esos recursos, no sólo son una fuente de energía, sino de capital para sostener a cualquier economía.

Pero políticos, sobre todo demócratas, aunque también republicanos, en buena medida, influidos por lo que, al mismo tiempo, Trump hace dentro de EEUU con la población migrante y particularidades de la economía, le han negado respaldo al proyecto de invadir Venezuela, lo que implica darle mayor valor y pertinencia a lo diplomático.

Los resultados electorales de La Florida, que, repito, son una derrota, en primer término, inherente a Marco Rubio, pudiera hacer que Trump, enfatice en lo diplomático, como viene diciendo Grenell.

Pero lo diplomático, pese se imponga la paciencia, "la paz", el intercambio y hasta la razón, no elimina el peligro. Si en la guerra hace falta la fuerza que dan las armas, en la diplomacia hacen falta otras armas. Las derivadas de la fuerza moral, el compromiso con los principios, el patriotismo, el pueblo, dueño de los recursos y el persistente y rotundo reclamo de este.

El manejo diplomático envuelve tanto riesgo como la guerra. En ambas situaciones se requieren fuerzas, respaldos y entusiasmo.

Si algo bueno hemos alcanzado los venezolanos en estos momentos, es que la determinante mayoría, hasta aplastante se podría decir, está contra la injerencia extranjera en nuestros asuntos y ganada para un manejo diplomático en favor de los intereses nacionales y particularmente de la gente, sobre todo la que ha sido más golpeada en los últimos años.

De modo que, en el manejo diplomático, no basta pedir apoyo, pues ya existe potencialmente, sino darle oportunidad, a la mayoría de los venezolanos que priorizan nuestros intereses, a integrarse en un gran movimiento nacional, participativo, que haga sentir a nuestros representantes en las negociaciones, la obligación, el derecho de responder de manera pertinente. Y lo participativo parte del reconocimiento de los derechos de la gente a opinar y estar en medio de las negociaciones.

Trump, en mi percepción, no ha descartado la salida negociada. Y cuando hablo de "salida", no lo hago pensando en cambiar al presidente. Eso pudiera ser o no. Pues pudiera ser como una formalidad, cambiar una imagen, al estilo Lampedusa o "Gato Pardo", "cambiar para que nada cambie". Pienso más bien en el establecimiento de unas relaciones económicas bajo bases diferentes que, no necesariamente, terminen favoreciendo a los venezolanos de conformidad a como corresponde.

Las negociaciones diplomáticas tienden a favorecer, como las guerras, a los más fuertes, más si ellas se desarrollan bajo condiciones de chantaje y debilidad de una de las partes. EEUU chantajea y va a seguir haciéndolo pese opte por lo diplomático. Los barcos y aviones, como estos que ayer entraron en nuestro espacio aéreo, podrían ser parte de una estrategia "diplomática".

Nosotros tenemos la fortaleza que nos da ser dueño de lo que todo determina, la posición geográfica y los recursos naturales. Pero también una unidad nacional en base a nuestros comunes intereses.

Esta ventaja hay que usarla. No bastan declaraciones, reformulaciones que no pasan del simple ejercicio teórico o político, hace falta llamar a un frente unitario, con un programa de fácil elaboración que contenga los reclamos populares, reconocimiento de derechos inherentes a individuos y colectivos, los intereses que nos corresponden como nación y dueños de los recursos y una configuración política en lo inherente al Estado que sea expresión de este estado de cosas.

Incluso, es pertinente un llamado a la reconciliación nacional entre quienes, sin duda, están unidos ante la amenaza que representa la política y ambiciones de Trump y el capital estadounidense, bien prevalezca la violencia o la diplomacia. Hay que revisar cosas, corregir y bajar exacerbados estados de ánimos que hacen ver enemigos donde hay amigos.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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