Guaidó no viaja en Conviasa

¿En qué aviones hace Guaidó una gira más costosa que la de Miss Universo? Antes de responder esta pregunta, me permito justificar la ausencia de mis columnas hasta más allá de la epifanía, no sólo por el disfrute de una navidad que en Venezuela gozamos plenamente, sino por los, exigentes, ensayos de la pieza teatral Baño de Damas, estrenada éste once de febrero en la Sala del Teatro Universitario, que lleva el nombre del extraordinario maestro Félix Salazar. En esta oportunidad la magistral obra de Rodolfo Santana -vigente como nunca por su denuncia del femicidio y las agresiones de género- fue puesta en escena por los estudiantes de Arte de la Unellez, bajo la dirección de Rudy Camacho, en cuyo elenco tengo el honor de encarnar el energúmeno que Santana describe perfectamente. Los incesantes aplausos, las dos funciones seguidas, los centenares de espectadores y el público que se quedó en la puerta esperando más funciones, celebra el resurgir del teatro en la Unellez.

La columna anterior debió titularse: “Gafete para Davos”, en la cual escribía cómo el pelele Guaidó consiguió credenciales para sentarse en el foro de Davos, “cónclave del capitalismo”, junto a los tipos más ricos del mundo. Cabe preguntarse si ese círculo puede admitir a un plebeyo que se ganó una lotería. Gracias al libro de Carmona Ulloa (publicado por la Unellez) “Los Dueños de Venezuela”, entendemos fácilmente que esos multimillonarios como los Mendoza, los Capriles y Cisneros han amasado sus fortunas engullendo la riqueza petrolera de Venezuela y, en Davos, no tienen problemas de admitir a jeques y ricos emergentes como Carlos Andrés Pérez en su época, de quien tomaron el gafete millonario para ponérselo a Guaidó, cuya fortuna ya supera a los Mendoza y ha sido amasada -en semanas- con el robo de CITGO.

Esta columna de devela nuevas costuras en el traje que los saqueadores le ponen a Guaidó: el nuevo rico fue recibido en la Casa Blanca un 5F, pero su desfile por el Congreso norteamericano se olvidó en un par de horas, mientras la gesta del 4F continúa latente en Venezuela y Latinoamérica, región que, dicho sea de paso, es profundamente simbólica, bolivariana, Caribe y rebelde, mientras la mediática gringa se empeña en posicionar a un fiel sirviente del imperio como líder de un pueblo libertario. Aunque costosísima, la imagen de Guaidó es lo más alejado al imaginario caribeño; el recién vestido busca parecerse a Obama y a Aznar para liderar la tierra de Guaicaipuró.

Pero el plebeyo es rentable: Guaidó le ha dado más dividendos a Trump que todas las Miss Universo. De hecho a las reinas sólo les pagaba 250 mil dólares anuales, lo que extrae de Citgo cada mes, por eso Guaidó no viaja en Conviasa, porque el pelele ha recorrido más kilómetros y ha gastado más viáticos que las cinco últimas reinas juntas. Sin embargo los socios del autocoronado no son idiotas; la empresa bandera de la aeronáutica venezolana en su 50 aniversario alcanza altísimos niveles de eficiencia, rentabilidad y excelencia en el servicio; puntualidad, calidad operativa, nivel del personal y una de las mejores flotas del continente. Los buitres que acompañan a Guaidó y le prestan sus aviones para viajar más que Miss Universo, aspiran apoderarse de Conviasa y quitarnos “el placer de volar”.



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Joaquín Román Rondón Santiago

Profesor universitario

 unellezjoaquin@gmail.com      @LaGuaratara

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