La encuesta en "el hediondito"

Hay dos cosas igualmente fáciles de manipular con muchos dollares: la opinión de Súmate y las Encuestas. Ahora que están saliendo a la palestra una diarrea de esos infundios, en las que prácticamente están empatando al Comandante de los excluidos del Mundo, Hugo Chávez con una sanguijuela cuyo nombre nadie recuerda más allá de su "línea blanca" y de sus monedas, más inmundas que las monedas de Judas; es el momento de reflexionar sobre el lugar donde se pulsan esos entuertos.

Para que una encuesta sea realmente creíble tiene que señalar a pie de página, el nombre de los encuestados, con su número de cédula, su sitio de trabajo, si es que trabaja, y su lugar de residencia. Haría falta que fuésemos muy bolsas para dar crédito a una encuesta realizada en la Lagunita Country Club, en el Sambil de Caracas, o en otra troja de esas que también llaman de la misma manera en Maracaibo, en cualquiera de las urbanizaciones donde viven los ricos de la oligarquía hambreadora de nuestro heroico Pueblo y los nuevos ricos de la corrupción de la guanábana; seríamos muy bolsiclones si diéramos crédito a una encuesta que empata lo impatable, realizada en las guaridas del enemigo. Esa es precisamente la táctica del Imperio: inflar las fulanas encuestas, para retirar a su sanguijuela y gritar fraude.

Las encuestadoras, históricamente no han cogido cerros, no van a Catia, a la Vega, al 23 de Enero. En Maracaibo no van al Ajonjolí, al Hediondito ni a Siete Cojones y Medio, por citar comunidades populosas, tradicionalmente excluidas, y que sin pedírselo darían la vida por la Revolución Bolivariana.

Por Zeus, ¿Qué organismos o que funcionarios van a controlar esta diarrea de encuestas amañadas en contra del comandante Chávez, y por ende en contra del Pueblo venezolano? Pensamos que es bien delicado hacerle el juego tonto a esta trampita diseñada por el Imperio. Estimamos que el Pueblo llano, sin pretensiones de analista sesudo, ya superó aquel estado seráfico y bobalicón en que lo había metido el Puntofijismo. De modo que solamente nuestras barriadas, que ahora estudian en Robinson, en Ribas, en Vuelvan Caras, en Sucre, y que a diario acuden a los servicios médicos de Barrio Adentro, a los Centros de Alimentación, que compran en Mercal, los que están en los Núcleos de Desarrollo Endógenos, y en general, la mayoría del Pueblo que han presenciado, y está disfrutando de las grandes obras que ha realizado nuestro gobierno Revolucionario; estarían autorizados moralmente para diseñar una encuesta que sería creíble por nosotros.

Esa encuesta realizada por nuestros luchadores sociales, debe pulsar la opinión
de aquellos que continúan disociados de la realidad venezolana. Hace falta que los que opinen sobre las proyecciones electorales del 3 de diciembre digan quienes son, dónde viven, para poder comprender lo que opinan. De otra manera ninguna encuesta puede escapar de la sospecha de que sea una gallinucha tapada del Imperio.

La alerta en contra de las encuestas no implica triunfalismo por parte de nuestro Pueblo, sólo que la estrategia del Imperio es inflar deliberadamente las encuestas a favor de su sanguijuela para gritar Fraude. En realidad el candidato único de Bush no ha llegado al 20% de la intención de voto del electorado venezolano; y ya hay encuestas por ahí (más sospechosas que un billete de 15 carmonas) que lo acercan peligrosamente al comandante Chávez.

La estrategia mediática esta intacta, tan intacta como en aquellos días previos al 11 de abril del 2002. Y su arma letal en estos momentos son las encuestas, como diarrea, que infiltra incluso a nuestras propias filas.

Guerra avisada, si mata soldados, ahí está el caso del golpe en contra de Allende, y el propio golpe de estado en contra de Chávez.

Mosca con la encuestas, "ojo al cristo que es de plata"


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Eduardo Mármol


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