María Corina está tocada

María Corina está tocada Después de tanto efluvio publicitario de acabar en la OEA con el gobierno del presidente Maduro que, como ella misma, lo interpreta, a troche y moche como una dictadura de la más sanguinaria en el mundo que recrea su mente enfermiza y, que supura como maldiciones incandescentes de odio peculiar, afirma que, acá se violan en todo momento todos los derechos humanos, es decir, se incrimina, se mata y se asesina por diversión de los cuerpos represivos del Estado y, quien caiga preso cualquiera el delito es vulnerado en su fuero interno y, se le maltrata con saña por orden de Maduro y, para mayor desgracia nuestra, por su incurable enfermedad de depravación sistemática que le destripa la visión de su persuasión, tampoco hay ni un milímetro de libertad de expresión que le permita a los corresponsales y, a los medios internos informar sobre lo que ocurre en el país, motivo por el cual, exige y clama con urgencia que la OEA se pronuncie y de una vez nos aplique la Carta Democrática Interamericana, si es que queremos vivir en paz con la paz de ella y de los EEUU y, ahora de Panamá que nos resguarda en su canal interno de vigilancia profunda nada amigable.

A María Corina, lo único que le faltó, en su rueda de prensa desde un salón de la misma OEA fue: zapatear a lo andaluza -pues, para joropear, carece de gracia-, aunque se emberrinchó con cautela de lastimosa dama y, con soltura dadivosa de rencor patrio sin dimensión de viudez ni de madre con tres hijos a la buena de dios, sin precaución de respeto ajeno por nada ni nadie que, no sabe llorar, pero sí dramatizar y, tal vez, no lo hace, porque de sus ojos no le brotan lágrimas al perder la tristeza del alma por mentirosa más que engañosa, presurosa como terrorista privada de su mismas mentiras y a cambio se ahogó en odio, odio del puro del que se destila sin mucho sentimiento y, lástima daba a su lado, el embajador de Panamá ante la OEA, un fulano que no esconde su personalidad de traficante de insidia y alcahuete como tonto útil de la derecha reaccionaria y del gobierno de los EEUU, que debió meterse una buena paga en dólares por la oligarquía venezolana por su trabajo sucio contra el país y, que al contrario del anterior que es un patán y un mal pintor, éste es un soberano pendejo servil que se distrae, alentando la política intervencionista hacia Venezuela desde la OEA.

Lo cierto es que María Corina fue a la OEA por un show político y un show montó con rabieta sistematizada que daban ganas de vomitar al más incauto de los venezolanos y, en ese patuque febril dejó mala imagen de distracción de acuerdo a su consensuado pragmatismo y, aunque adentro en pleno seno, la mandaron a callar diplomáticamente y calló como la estúpida engreída que practica ser con sus desplantes tele dramáticos y con su afán de hacer ver de que ella estaba allí en representación de Venezuela y de todos los venezolanos para poner de rodillas al Gobierno Nacional venezolano como usurpador, sin garantía democrático, cuyo régimen no es que se ha convertido en dictadura, sino que siempre lo ha sido a lo largo de quince años, donde todos los poderes del Estado han sido secuestrados por el poder ejecutivo en que el Ministerio Público no fiscaliza ni actúa al igual que la Defensoría del Pueblo y, en ese orden siguió el Tribunal Supremo que también llevo de su parte por actual legalmente y a tiempo. Pero lo más triste de todo del drama escenificado por la fascista de María Corina que de sinvergüenza no tiene nada y de cínica lo tiene todo es que, con una precisión inusual encadenó en su periplo a Washington a tres personas de su misma estatura inmoral de la plana escuálida que las acoge, uno como un estudiante de la UCAB que fue a la OEA con una franelita negra con dos manitas blancas entrelazadas de la que se sentía bien orgulloso, por la cual debe recoger buenos dádivas en dólares por su paseo que en nada engrandece a la pluralidad del estudiantado venezolano y, sin recato ninguno expresó a los medios a lo macho con un esfuerzo filosófico de envergadura inusual que estaba allí, porque en su país Venezuela había perdido su futuro, por lo que se ruega a cualquier chavista que se lo devuelva sin que él haga cola.

Estaba además una señora que fue presentada como una enlutada mamá que había perdido a su hija jugando a yo no fui y llegaron dos GN y, le quitaron la vida y ella de lo más tranquila fue a disfrutarlo a la OEA con su gorrita de escuálida que le lucía de lo más encantador. Luto, luto de qué, si la lucha sigue -verdad, Maricori y, por último para cerrar el escabroso momento de la toma de la OEA por la señora, María Corina e invitados, presentó a un sindicalista petrolero de Coro, alumno del eximio dirigente sindical que ahora es chófer de taxi en el Perú por jugador de bingo como lo es Carlos Ortega, cuyo mérito que lo cubre de regocijo encomillado como imbécil es haber dejado escapar de sus mano el paro que se tiró junto con el presidente de Fedecámaras, para ese entonces, para tumbar a Chávez en el 2002 y, para que no lo reconozcan se tiñe el bigote de verde.

Siempre he creído y no lo oculto que si María Corina fuera no, si se hubiera dedicado a la actuación, fuera una artista de primer rol en Wollyhood con muchos óscares en su haber y, su actuación en la OEA me lo confirme que, como ella y Capriles, no hay ni habrá dos iguales, lo malo es que cogieron el camino equivocado y los panameños tienen buen olfato y se tiraron ese papelón que según ella será encargada permanente de Panamá en la OEA y, algún día que no será mañana ni pasado, hablará firmemente en la OEA y van a tener que calársela -según ella. Así que amigo mío no se cambie de canal y siga con CNN en español que guarimbas habrá hasta que María Corina lo quiera y, si no también, aunque la repriman brutalmente. Pero de que está tocada lo está y ese síndrome se llama antichavismo puro que la brutaliza.



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Esteban Rojas


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