El síndrome HCR

Según la enciclopedia libre Wikipedia, un síndrome es un cuadro clínico o un conjunto sintomático que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus características poseen cierta identidad. A esa larga lista que incluye más de 375 categorías de síndromes, humildemente quiero proponer a la Comunidad Científica Internacional, a la Asociación Medica Mundial (AMM), a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS), que se incluya el Síndrome HCR, como como una nueva categoría que ha tenido expresas manifestaciones en Venezuela. Dicen que es de color amarillo.

En contraposición a los síndromes de Estocolmo y Copenhague, quiero intentar una definición de lo que es el síndrome HCR. No obstante, considero pertinente primero revisar las definiciones de los dos primeros y luego fusilar al malvado síndrome raro. Como se sabe, el Síndrome de Estocolmo es el “proceso sicológico mediante el cual rehenes de grupos terroristas desarrollan vínculos de solidaridad y simpatía con sus captores”; en tanto, el Síndrome de Copenhague se refiere al “raro proceso mediante el cual la ideología y la politiquería se mezclan con la ingenuidad para justificar crímenes de lesa humanidad, siempre y cuando no sucedan en el país afectados por el síndrome”. Son familias del HCR.

Ahora bien, intentando una aproximación a lo que sería el Síndrome HCR, lo definiría como aquella conducta asesina que se activa por el odio inoculado a través de las pantallas de televisión y otros medios de comunicación. Una vez que el portador del síndrome inocula su carga de veneno, se disparan en el ser humano predisposiciones para la agresión y la violencia, las cuales se vuelven mortales cuando el síndrome se manifiesta colectivamente. Por allí anda el portador, contaminando a los jóvenes.

Las causas que generan el Síndrome HCR, son eminentemente políticas, relacionadas con el poder, los privilegios y su concepción de status. Aunado a ello, también aparecen otros tipos de conducta, donde la nostalgia y la frustración hacen mella en la percepción de las personas que padecen los síntomas del síndrome asesino. La nostalgia por el poder y la imposibilidad de volver a tenerlo, genera frustraciones que desarrollan conductas asesinas y en muchos casos las personas piensan que la violencia es el único mecanismo a través del cual alcanzarían el poder, que según ellos, una clase política de baja ralea le ha arrebatado. ¡Pobrecitos!

Los síntomas del Síndrome HCR son más peligrosos que la peste verde, porque los infestados por esa peste sólo desarrollaban conductas por el robo, el desfalco, la malversación, la sustracción y el saqueo del erario publico. “Pónganme donde hay”, decían los contagiados. En tanto, quienes padecen los síntomas del Síndrome HCR, lucen pálidos y escuálidos, con los ojos “puyúos”, les da por tocar cacerolas, niegan todo lo que hace el gobierno, queman casas de partidos, incendian los Centros de Diagnóstico Integral (CDI), los mercales y pedevales; y lo mas lamentable de todo es que asesinan sin piedad a todo aquel que le es contrario. En su alma malvada quieren incendiar la república y sobre las ruinas del Estado, entregarle las riquezas y la soberanía al maldito imperio. El gobierno y el estado venezolano deben actuar rápido porque el odio se sigue inoculando y el síndrome HCR está afectando la salud de la democracia revolucionaria. Somos un pueblo maduro y no dejemos perder la patria.


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Eduardo Marapacuto


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