Destruir al Estado burgués

La reciente conmemoración de los nefastos hechos del Golpe de Estado en Venezuela ocurrido hace ya 9 años (2002) ha vuelto a despertar profundas reflexiones en el seno de la militancia revolucionaria. Sin lugar a dudas, la Revolución Bolivariana no es la misma de hace 9 años. Muchas cosas han cambiado, también muchos oportunistas infiltrados de la vieja élite política han regresado a sus trincheras naturales. Las constantes agresiones externas e internas al gobierno revolucionario y la realidad económica del país han exigido definiciones y cambios de rumbo. Gracias al látigo de la contrarrevolución, la revolución avanza. Por ello, a tan sólo 2 años del Golpe de Estado, y luego del sabotaje petrolero, el gobierno declara el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana (2004), y 2 años más tarde (2006) declara su carácter Socialista. No ha sido nada fácil llegar hasta este punto. Nuestra revolución que toma el poder del Estado por las vías de la democracia burguesa, ha tenido que heredar y arrastrar la pesada carga del viejo y retardatario aparataje estatal burgués. Mientras el imperialismo en crisis económica azota con mayor fuerza a la Revolución Bolivariana, por otro lado, el viejo Estado burgués traba las políticas revolucionarias que desarrolla el gobierno. Cuando el problema subyace dentro, nada puede ser peor.

El 11 de abril de 2002 mostró a los revolucionarios y al mundo quien era el verdadero sujeto de la revolución. Fue el proletariado, el pueblo quien salió en masas y con el pecho desnudo a las calles para exigir sea restituido el Comandante Chávez; fue ese mismo proletariado en armas, los soldados, quienes evitaron que fuese asesinado el Comandante y se enfrentaron sin vacilación a sus superiores. En ese día infernal, y a la vez glorioso, la mayoría de los burócratas del Estado burgués: los gobernadores, alcaldes, gerentes, oficiales y generales buscaron acomodarse rápidamente con los usurpadores golpistas. Corrían el peligro de perder sus privilegios. Mientras que el proletario luchaba en las calles y moría en su lucha, los burócratas festejaban la retoma del poder de la misma clase que los parió: la burguesía.     

No existen dudas de los importantes logros sociales y políticos conquistados por la revolución en estos 9 años del “postgolpe”. Pero hoy más que nunca la revolución requiere desarrollar las fuerzas productivas para resolver el problema de la escasez (fundamentalmente la escasez alimentaria). Esto no será posible sin antes destruir al viejo Estado burgués que subsume el desarrollo de la economía del país a su lógica rentista y parasitaria. Para esta tarea urge organizar al sujeto, tomar el poder político, enfrentarse a la burguesía y a los burócratas degenerados sin vacilación.

“El primer paso de la revolución obrera será la exaltación del proletariado al Poder, la conquista de la democracia para destruir al Estado burgués”. Marx. 
 

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Basem Tajeldine

Marxista. Investigador de temas geopolíticos internacionales en el Centro de Saberes Africanos. Moderador del programa VOCES CONTRA EL IMPERIO, RadiodelSur y RNV.

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