Entre malvados, alienados, ingenuos y revolucionarios, se balancea la Revolución Bolivariana

Nos cuesta trabajo entender, a menudo, como la oligarquía venezolana, dueña o no de medios, mediante su diaria y ardua tarea del desplome, se mantiene intocable. Entonces, nos preguntamos:

¿Tenemos las armas para derrotar al enemigo o es imposible?

Hay acciones del gobierno que no concebimos, por eso emitimos siempre, el como es posible. Pero me atrevo a pensar que en este proceso revolucionario, no solo los malvados, se pasean alegremente en nuestro gobierno, también caminan por sus filas, alienados e ingenuos. Unos, adeptos al adversario por su común enseñanza, siempre alejados de la realidad y cerca de su cómoda individualidad y los otros, incapaces de pensar que nos destruyen la revolución o temeroso del oponente. De igual forma ambos perfiles son dañinos y nos quitan el verdadero impulso hacia los logros del proyecto bolivariano.

Entendemos, que hay un sector de la pequeña burguesía que no le interesa el propósito de nuestra revolución. Con una concepción del Estado burgués, se enquista en cargos públicos, se conforma, cumple o no cumple ciertas funciones, parecen sagrados. Sabemos que no son convenientes para el proceso en marcha, pero están ahí, compitiendo, desafiando o mintiendo. Recordemos que su alianza natural es con la burguesía.

Solo así, se puede concebir la permanencia de Globovisión y el otorgamiento de divisas por parte del Estado al sector privado de alimentos, a pesar de la guerra mediática, a pesar del acaparamiento, y otras tantas acciones que nos dejan reflexionando sobre el verdadero camino que debemos tomar y observar sobre todo, este anhelado derrumbe del oligarca que golpea con furia nuestro proyecto bolivariano

Solo pensando en alianzas podemos entender estas disposiciones dentro del gobierno que nos dejan turbados y sufriendo. Alianzas entre grupos con una misma ideología, unos en nuestras filas y los otros disparando para asesinarnos.

Lo otro es pensar, en ingenuidades, falta de madurez política, falta de ideas. Y entonces, repasemos, el presidente deja en manos de principiantes, por no decir otro término, el funcionamiento de las instituciones públicas: ¿Es esto cierto?

Y ya lo dije una vez, cuando perdimos el referéndum, Chávez nos quedo grande. Sus ilusiones, su proyecto país, su firmeza, su amor por Venezuela y por América latina, no encaja dentro del propósito pequeño burgués que nos dirige institucionalmente, acostumbrado al oportunismo, a copiar modelos materiales, de alto consumo y poca visión prospectiva para generar un cambio social.

Pero no hay que ser fatalistas, porque es obvio, que los revolucionarios, que pueden ser, intelectuales o profesores, profesionales en las artes, ingeniería, medicina, economía, sociología, agricultura, amas de casa, pequeños comerciantes, y otros, están también ahí, pero lamentablemente, se balancean entre el fatalismo y el triunfalismo. Entonces, podemos deducir, que dentro de esta pequeña burguesía hay sectores menos reaccionarios que si poyan nuestro proceso revolucionario, con ellos, justamente, es que hay que trabajar, a ellos hay que proporcionarles las herramientas educativas sobre el proyecto social en marcha, para que se conviertan en dirigentes y defensores de la revolución bolivariana.

Este sector, puede ser temeroso, puede ser ingenuo, desconocedor, incluso, de cómo debe utilizar las armas para enfrentar al adversario, pero se le debe preparar. La toma de conciencia, debe ser el libro sagrado diario, que debe nutrirlos, con charlas, con reuniones de grupo, con videos, con alegría, así, desechamos el miedo y construimos las fortalezas.

Recordemos, que la audacia y la constancia, son las ganadoras en la contienda, independiente de los medios que se utilicen. Si desconocemos el desempeño pequeño burgués en sus alianzas y en sus debilidades, poco podemos defender nuestra revolución bolivariana, porque esta es una revolución política, desde arriba, que no ha tocado la propiedad privada.

Pero más allá de esta pequeña burguesía, reaccionaria e individualista, ingenua y revolucionaria, están los pobres de Venezuela, los que luchan por la justicia social, ellos son el motor en la toma de conciencia y son la esencia de la revolución bolivariana.

La organización popular, todos sabemos, es la base que permitirá vibrar y mantener la revolución bolivariana, pero si no poseemos buen liderazgo, buenos voceros, de nada sirve, nos gana la bestia. El pueblo que esta en los barrios, conoce el rumbo, solo hay que darle la mano con presencia, conocimiento, pero sobre todo amándolo y entendiendo su rol histórico.

La importancia de generarle al pueblo, la mayor suma de felicidad posible, no es una utopía. Debemos asumir que solo podemos avanzar, si identificamos nuestros adversarios y nuestros seguidores. Vigilancia del enemigo, profundo amor y bienestar para nuestros amigos, pues son ellos, los hijos de la revolución.

El camino político, ha sido la vía, para implementar el proyecto bolivariano. El panorama que hemos encontrado es este: Un terremoto de pasiones dentro de la injusticia.

Lo hemos vivido, lo hemos observado con decepción, con miedo, con enojo. De un lado los poderosos defendiendo el capitalismo y sus privilegios, por el otro, la pequeña burguesía acomodada a sus intereses o sumergida entre la lucha y el miedo, y ahí en la llanura o en el cerro, los pobres, batallando sus anhelos.

Trabajemos este proyecto hermoso, porque ya lo sembramos en la tierra de Bolívar, nuestra Venezuela bolivariana.

Socialismo es conciencia.
Hasta la victoria siempre camaradas.

carmenarelisc@yahoo.com


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Carmen Arelis Contreras M


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