El fantasma de un amigo revolucionario

“Plagas que atacáis la humanidad, amontonad vuestros contagios potentes e infecciosos sobre Atenas, madura para vuestras pestes. Fría ciática, tulle a nuestros senadores a fin de que sus piernas cojéen tanto como sus costumbres…Licencia y lubicidad, deslizaos en las almas y en las médulas de nuestros jóvenes, con el objeto de que puedan luchar contra la ola de virtud y ahogarse en el libertinaje. Sarna, úlceras, esparcíos sobre todos los senos atenienses y llevad a ellos la siembra de una lepra…Vuestros sesudos amos son unos ladrones que saquean con la autoridad de la ley.”

William Shakespeare, en Timón de Atenas, Acto IV; 1era Escena.


Sorprendido por el ruido insólito que sacudía el salón de la entrada de mi casa, me di cuenta que estaba despertándo de un sueño, o al parecer de una pesadilla; salí de la cama para dirigirme hacia el lugar desde donde provenía aquel sonido extraño. Nadie estaba en mi morada, y a nadie esperaba esta noche. Prendí las luces de la sala de estar y no ví nada extraordinario. Giré mi vista hacia la biblioteca, y noté que faltaba un volumen del estante de autores filosóficos. Caminé hacia el laberinto de libros y me di cuenta que en el piso estaba boquiabierto el texto de Hegel que trata sobre la Fenomenología del Espíritu. Inmediatamente que lo cogí entre mis manos cuando se fue la luz. Sonó el viento por fuera y pude saber que por un ventanal entraba el helado frío del aire cabalgando la humedad del invierno, cuando me acerqué a la ventana abierta, se oyó de nuevo ese ruido extraño detrás de mí; giré sobre mis talones hacia mi derecha y pude ver al espectro observándome fijamente desde la distancia de tres metros, sentado, o como sentado en el sofá del recibo.

Mi piel erizada, y el frío recorriendo mis venas taparon mi boca como si la congelara el espanto, el pánico y el miedo y todo junto convertido en un escalofrío que nunca más me abandonaría. Oí la voz del viejo amigo que sereno me decía como a un interlocutor sin tiempo, como a uno que escucha desde las eternidades:--… “ El lujo es un negocio, pero también un sistema de vida inmerso en la corrupción; al mismo tiempo que se nutre de corrupción, la genera y reproduce. El lujo abre y estimula el apetito, incapacitado para satisfacerlo por las vías normales, el hombre acude al delito económico, se tocan apresuradamente las puertas del cómplice, se abandona todo escrúpulo. El lujo se convierte, por obra y gracia de la publicidad en la ideología oficial, en la religión natural; día y noche, por la radio, la tele, la prensa, los afiches y las luces de la ciudad, la Internet, se bombardea la mente con mensajes, la propaganda moldea el espíritu y el lenguaje, los gestos y el estilo. De este modo, la técnica de la convicción y del consenso administra a los corruptores, al ambiente social, al clima colectivo. El corruptor deviene entonces en una necesidad, es el partero que conduce a la vida “socialmente digna” al nuevo funcionario venal. La forma incitante y descarada como la propaganda presenta la imperiosidad de lo inútil e inclina a la superficialidad, es una lección de corrupción. El lujo es un sistema total, con su materialidad, su espíritu, sus templos, sus sacerdotes, sus armas y soldados, sus beneficiados y sus víctimas.”

No me atreví a interrumpir su discurso, y menos aún preguntarle la ocasión y la naturaleza de tal aparición súbita en mi vida y esa noche, simplemente me fui acercando a donde estaba como sentado, interesado más en reconocerle y recordar los momentos que el pasado revivían a cada gesto de su rostro, y en la sonoridad de sus palabras: pero en cuanto me observaba con esa mirada vacua y sin memoria que los fantasmas tienen, me di cuenta que no en vano me contaba lo que en vida habíamos platicado hasta el cansancio, la naturaleza delictiva de los medios de difusión al servicio del sistema dominante explotador y destructor de las multitudes. El viento había cesado un poco, una fibra de plata incendiaba la sala de estar, era el haz de luz de luna que intervenía en la noche espectral. Mi amigo revolucionario continuó desde su rincón oscuro del Averno hablando. “La publicidad representa la religión del delito, desde sus órganos e instrumentos se difunde una determinada cultura que impele al insaciable deseo de riquezas. Una burocracia sacerdotal dirige hçabilmente los dogmas, los impone o los retira. Por medio de los mensajes se imparten las órdenes que echan raíces en el alma y por lo tanto se incrustan en una forma más sólida y firme que si se las ordenara por la fuerza bruta. La publicidad opera como un Ministerio de Educación y Culto; desde allí se educa al país en el bandidaje, desde allí se difunde la cultura del derroche, por su medio se conforman las nuevas costumbres desenfrenadas, el culto a la violencia, al alcohol, el mito de la ensoñación en la droga, la ilusión de la ascensión social y del consumo del lujo. Se crea conciencia para el pillaje y la rapiña.”

No había manera de detener mis pensamientos encadenados a este discurso con los recientes hechos manifiestos en el final de la concesión al canal del caudillo mediático de la oligarquía criolla. ¿Con cuánta sincronicidad el espectro estructuraba en su dialéctica la realidad que a nosotros tanto nos cuesta hilar en un claro discurso? Sin duda era mi amigo revolucionario que desde el Hades, como desde el solar de su antigua casa en vida, se deleitaba intercambiando ideas conmigo. El hilo de plata lunar llenaba ya el cuarto de estar y la fría noche iba dejando espacio al alba. Concentré mi mirada en el piso y pude darme cuenta que nada conectaba al fantasma de mi amigo con el suelo, era efectivamente un ser del más allá que espectacularmente interpretaba la realidad que yo vivo frente a un momento histórico y revolucionario en donde la más recalcitrante oligarquía intenta despojar al pueblo de su poder.

La ronca voz volvió a interferir en mis pensamientos sin sonido “ El alcohol, los vestidos, las joyas, las mujeres, los autos de lujo, los yates, unidos a la miseria cultural, juegan un gran papel en esta sociedad del peculado. Para comprender esta realidad hay que ir de la economía a la psicología, de la psicología a la antropología. Lujo y delincuencia política podría ser un interesante ensayo que permitiría arrojar luz sobre una posible filosofía del peculado, sobre una ética del soborno.”

Como en una fibra de plata, mi mente reproducía fotográficamente las imágenes de Norkys, Cabeza e Motor, el Mata curas, los hermanos Urdaneta, los hermanos Alonso, los Phelps, los Cisneros, los Mendoza, la insípida cara de Julio Borges y López y Radonsky en una trícefala imagen de un Can Cerbero guardian de la Plaza Altamira. Carla Angola y Nitu y Kiko en el cuerpo de la Bicha flotando en la televisión por cable, los amos del valle y sus lacayos desfilaban en el oscilante laberinto de este dantesco infierno multimedia; al fondo el coro de burgueses estudiantes amamantados con leche de una vaca llamada Pentágono, en cuya frente con la punta hacia abajo brillaba una estrella de cinco lados…El mugido coro repetía “Chávez te vas”…

Otra vez las palabras del fantasma disolvía en el aire de mis pensamientos nocturnos todas las imágenes y recibía como de una sonora cascada yanomami el tenor de estas palabras… “Para los políticos y los empresarios, ya entrenados en las virtudes de la corrupción, las negociaciones son fáciles y directas: se habla de porcentajes, de la forma de pago; una comisión se puede recibir en efectivo (ésta es siempre una forma ideal) o, en una transferencia a una cuenta de un banco extranjero (Suiza, Beirut, Bahamas, Gran Caimán, Tel Aviv son lugares donde las facilidades bancarias son óptimas). Los políticos utilizan la cuenta numérica o marcada con una clave, el banco responde por el absoluto secreto de la operación: tu ordenas :- ¡Deposite 350.000 $ en el Crédito Suizo, Zurich, cuenta Jhonson! Tu nombre no aparece por ninguna parte. Una vez que el banco avisa al cliente en Caracas que la cuenta Jonson la cantidad acordada, el presidente del Instituto Autónomo o el Ministro concede la licencia. A su vez, quien paga, por lo general tiene otra cuenta “anónima”, entonces la operación queda formalmente así:- la cuenta nº 345-986 KU del Banco de Tel Aviv pagó a la cuenta Jonson del Crédito Suizo, la cantidad de 350 000$. Detrás de la palabra clave y del número, están dos personas en Caracas, un Ministro y un contratista que durante un almuerzo en un restaurante de Las Mercedes cerraron la operación. Esta clase de transferecnais bancarias se utiliza para diversos tipos de negocios: contrabando de drogas, negocio ilícito de armas, pago de comisiones, o contribuciones secretas.”

A estas alturas sepulcrales mi cuerpo iba sintiendo el peso de las horas frente al abismo necrofílico que tenía ante mí. El espectro hablaba sobre lo que ocurría en el pasado y se proyectaba al futuro, sin apenas salirse del presente inmarcesible. Delineaba la forma y modo como el capitalismo ordenaba su estructura corruptora a través de las culturas y épocas. Como me veía enfrascado en mis pensamientos oscurecidos como la noche interrumpió nuevamente… “Es decir, en estas cuentas se juntan los contrabandistas de drogas, con los políticos, con los traficantes de armas. También los gobiernos las utilizan para sus negocios secretos, para derribar un gobierno o para el pago de parte del personal de espías, agentes, provocadores. La CIA utiliza cuentas de este tipo, manejadas por personas de confianza.”

El rostro de Ravell, sin bolero, hizo explosión en este instante que el fantasma cerraba su interlocución. Sin embargo no me dejó mucho tiempo en el abismo de mis impresiones… “Pero hay también el soborno que se realiza en forma más rudimentaria: por un permiso de construcción que no reúne las condiciones exigidas por la ley o por permitir el trazado de una urbanización, sin tomar en cuenta los reglamentos urbanísticos y las necesidades futuras del tráfico, los servicios, la seguridad; el constructor o el urbanizador, dan al Concejal o al Ingeniero Municipal, un apartamento, un terreno o un carro. Se suele pagar también con participación en la Compañía, dando un porcentaje de acciones.”

El estómago se me revolvía como en un pozo sin fondo, la nausea comenzaba a darme un suave vértigo de golpe a lo Sharp, el oído derecho me zumbaba indescriptiblemente; a mi mente llegaba insulza una frase, ¡es la hora de los muertos que hablan! Ya no lo veía sentado en el sofá. El helado invierno portátil y sonoro corporizado con el rostro de mi finado amigo y con brisa helada de contorno se había parado junto a mi lado izquierdo, y en mi propio oído repetía como en un ritual mágico iniciático: “Una dialéctica que impele a escalar, obliga a perder escrúpulos. Un estudio económico y psicológico valdría la pena realizar con el objeto de establecer el papel del lujo en la corrupción política.” ¿No lo ves?

Ante mi silencio de tumba continuó, “…Quien gana el dinero trabajando, aún quien lo hace despertándose temprano para explotar a sus trabajadores arrebatándoles la plusvalía, no tiene voluntad de derrochar el dinero en banalidades, en artículos suntuarios. El peculado juega entonces un importante papel en los hábitos derrochadores del venezolano de hoy; quien se embolsilla millones de bolívares por dar una licencia o por dejar pasar un contrabando, gasta ese dinero con la misma facilidad con que lo adquirió.”

El hilo de plata iba tornándose cada vez más en lila, rojo y casi llegaba el azul dorado cuando me sorprendió el amanecer de trinos recostado en el único sillón de la sala. No tenía fiebre, y mi gripe ya no estaba conmigo, los perfumes del Avila invadían mis fosas nasales, y a mi visión de trasnochado penetraban verdes, naranjas, azules del monte en la ciudad amada.

A mis pies se retorcía el libro de Hegel, y la ventana que cerré en la madrugada estaba insólitamente abierta de nuevo, por ese mismo vacío entraba un canal de fresco aire matutino, el teléfono sonó cuando ya me iba de la casa. Al regresar por el audífono que me conectaba con el exterior escuché aturdido para siempre: “ El lujo es un negocio, pero es también un sistema de vida inmerso en la corrupción; al mismo tiempo que se nutre de la corrupción, la genera y reproduce.” ---¿Quién es?--- Gritaba yo sabiendo la respuesta que helaba mis tuétanos.--- “¿Quién habla?”--- repetía como un eco mi boca alterada. Al otro lado del hilo telefónico el vacío y la eternidad reflejaban a mi amigo fantasma revolucionario…

Mforti9@cantv.net


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Mario Forti

Astrólogo, filósofo, músico, tatankisi, escritor, poeta, critico, ddhh, tarotista, taoista, lector, meditación, yoga, sanación, terapias shamánicas integradoras

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