Con los avances de la tecnología y otros medios modernos, ya se ha visto que "Lo de escribir" no tiene ningún secreto y se ha puesto al alcance de letrados e iletrados. Por otro lado, en pleno desarrollo de la sociedad del espectáculo, el que más y el que menos está obligado a contribuir a alimentar el negocio conforme a su saber o entender. Unos, aprovechando que se han graduado en la nueva titulación que habilita para ejercer como influenciador, a fin de procurar entretenimiento a las aburridas masas atrapadas en la red y ampliar con esta nueva actividad su currículum. Otros, porque han hecho méritos para sonar en los medios y, aprovechando lo de escribir, tratan de alimentar su ego y el bolsillo. Quedan los que se consideran celebridades, que se lanzan a la aventura de hacerse ver un poco más, bien por escasez de medios o por intentar seguir siendo célebres. Los que no suenan en el ambiente o no tienen nada que contar, están destinados, en ocasiones, a practicar la función de fieles lectores, por exigencias de la publicidad del momento, y cumplir así el papel que se les ha asignados en el mercado.
Buscando explicación a la nueva moda, pudiera ser que todo ese personal aventajado en la materia de aportar espectáculo de variopinto colorido al respetable y procurar ingresos al gremio del papel, intentan dar un paso adelante y, tratando de superarse en su oficio, se acogen al modelo de darse a conocer más allá de las imágenes. Por eso, echando mano de la escritura y probablemente porque da dinero, procura cierto carisma, tiene solera y las letras otorgan algo de estabilidad al personaje en el panorama dominado por lo virtual, se lanzan a la aventura. Algunos incluso acuden a la literatura porque creen que tienen algo de interés que contar a los lectores. Por su parte, los diferentes comerciantes del libro, buscando mayor rentabilidad al negocio, se decidieron por alimentar a su manera el furor por escribir en aquellos que quizás sueñan con pasar a la historia escrita o simplemente seguir las reglas del capitalismo, tomando unos dineros adicionales para entregarlos seguidamente al mercado.
Conviene añadir, para aclarar el asunto, que de estos grupos que juegan con lo de escribir, quedarian excluidos los que realmente escriben. A la vista de cómo transcurren los acontecimientos, parece que el panorama literario ha dejado de ser un coto cerrado reservado a los escritores de clase, puesto que los mercaderes ha abierto sus puertas al puro interés comercial del tema, explotando la nueva moda que afecta a la literatura y han dado plazas a muchos aficionados para sorpresa de todos.
Atentos a la nueva moda, quienes disfrutaban del arte de escribir ajeno estarán confundidos con lo que se vende como literatura, pero siempre quedará la curiosidad para intervenir en el negocio haciendo su pequeña aportación económica como consumidores, a cambio de divertirse un rato.
Son cosas de las modas, que siempre pasan y quedan en el olvido bajo el peso del transcurrir de los días.