Se plantea una mirada de Oriente como portal a Occidente en términos geográficos y metafóricos, transmitiendo culturas y espiritualidades de creaciones milenarias, representaciones de legados civilizatorios ancestrales, filosofía, arte, religiones, persistente travesía consciente, constante, iniciática antes de que el tiempo fuera concebido para trasladar los términos de la modernidad que nos ocupa.
La paradoja del silencio se expresa con mesuradas palabras, aludiendo al lenguaje místico, en él lo indecible se comunica a través de símbolos y metáforas. Silencio no vacío sino plenitud que revela lo esencial. Así, lo inexpugnable y lo inescrutable se convierten en designios que impactan los sentidos, recordando que la experiencia espiritual trasciende la razón.
La idea del tiempo del no tiempo introduce una noción de eternidad, un retorno desde los confines ocultos hacia nuevas dimensiones cósmicas. Aquí, el viaje no es físico, sino espiritual, hacia cúmulos de estrellas y millones de galaxias, imágenes que simbolizan la infinitud del ser y la expansión de la conciencia.
Las verdades de Perogrullo aparecen como revelaciones obvias, pero que en el contexto místico adquieren un peso distinto. Lo evidente se transforma en sabiduría cuando se contempla desde la trascendencia. Las almas pasajeras viajan por nimbos inextricables, representan tal vez la condición humana, siempre en tránsito, siempre buscando sentido en medio de densidades que parecen inabarcables.
En suma, se trata de una meditación, de un continuo de Oriente a Occidente, de paradojas y silencios que hablan el lenguaje de la eternidad manifestadas en el tiempo. Llamado a que se reconozca que lo visible y lo invisible, lo obvio y lo misterioso, forman parte de una misma corriente que nos conduce hacia lo trascendente.
Resaltar el aire profundamente místico y poético y las imágenes evocadas en tales relaciones atravesando esos puentes tendidos sobre sabidurías ancestrales, que nos comunican con un tiempo que no tiene tiempo, entre las almas viajeras en recuerdos cosmovisionarios que se remontan de lo humano adentrándose a lo eterno.
Ese ir tejiendo tramas entre espíritus insondables, inexpugnables, convencidos sin protagonismos, solo el viaje infinito.
Llamando la atención conducidos entre paradojas de silencios que murmullan verdades reveladas, son las densidades cósmicas, los portales conexos hacia otros mundos paralelos y próximos por místicos. Poetas avistando entre intentos de significaciones innombrables, tendiendo puentes perdurables sin tiempo.