La 4ta revolución industrial ha cambiado el peso político que tenían los empresarios anteriores tradicionales y le da el adiós al humo de las chimeneas. La Cuarta Revolución Industrial fundamentada en un nuevo patrón tecnológico apoyado en la electrónica, ha transformado significativamente el panorama empresarial y político, iniciando en los Estados Unidos y difundiendo sus características por el mundo, alterando el peso y la influencia de los empresarios tradicionales en favor de nuevos líderes y empresas protagonistas de la digitalización y las tecnologías emergentes.
Este nuevo paradigma o patrón tecnológico ha modelado no solo a las empresas donde se origina sino que ha modelado en muchas formas tanto al sector económico como al politico y al social.
La digitalización ha permitido la creación de modelos de negocio innovadores que desafían a las empresas tradicionales en todos los aspectos, desde la producción como la publicidad y empresas como Amazon, Google y muchas startup tecnológicas, que son empresas pequeñas centradas en la innovación y la tecnología, han cambiado no solo la forma en que se hacen negocios, sino también cómo se perciben y se relacionan con los consumidores, desplazando a antiguos líderes que tienen otro patrón tecnológico.
Al cambio científico y tecnológico, siguió un cambio industrial y de producción, sigue un cambio comercial, y un cambio social y politico, todos retroalimentándose entre sí. Es la lógica del cambio de los sistemas económicos.
La 4ta Revolución Industrial al facilitar el acceso a la información, permitió a nuevos actores entrar en el mercado y competir con grandes corporaciones gracias que utilizan eficazmente los datos y la tecnología adquiriendo una ventaja significativa.
A medida que nuevas empresas emergen y crecen, también surge un cambio en la influencia política y por lo tanto una nueva visión del mundo y su futuro, hacia el cual se orientan. Así las empresas tecnológicas, han ganado un poder propio, lo que les permite influir en políticas públicas y regulaciones que afectan su industria y desplazan a las industrias tradicionales que alguna vez tuvieron mayor peso político.
Así el peso financiero en la bolsa de valores de las 4 grandes empresas tecnológicas estadounidenses Amazon, Google (Alphabet), Facebook (Meta) y Apple superan el valor total de todas las empresas europeas cotizadas en bolsa. Esta es una de las causas por las que Trump y su equipo desdeñan las posiciones europeas en el escenario internacional y no porque ese es el estilo de Trump o porque él es grosero en su trato.
Es que el cambio tan marcado en el mercado, llevo a un desplazamiento en el acceso a los niveles superiores de decisión, donde los nuevos líderes empresariales ocupan espacios que antes estaban dominados por figuras del sector industrial tradicional. Por eso Elon Musk está reorganizando la administración de los Estados Unidos según el punto de vista de las empresas tecnológicas.
La agenda política debe reflejar las prioridades de estos nuevos empresarios, que se centran en temas como la tecnología, la privacidad de datos, la inteligencia artificial y la sustentabilidad. Esto contrasta con las prioridades de empresarios más tradicionales, que pueden estar más enfocados en sectores como la manufactura o la energía fósil.
Y aunque esta nueva dinámica de poder no es monolítica, está sujeta a cambios constantes y su relación con figuras como Trump puede variar significativamente según las circunstancias, hay que tomar en cuenta que estos empresarios se encuentran entre las personas más ricas del mundo, por lo que no pueden ser desdeñados tan fácilmente.
Es que la revolución digital ha permitido que un número selecto de emprendedores, como Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, acumulen cantidades significativas de riqueza en plazos relativamente cortos proporcionándoles una plataforma poderosa para influir en la política y en la toma de decisiones, por su capacidad para financiar campañas políticas, iniciativas e intervenciones en muchos países lo que les otorga un nivel de poder como nunca antes.
Por supuesto que ante esta aristocracia financiera tan rancia y tan fuerte los intereses del pueblo trabajador de los Estados Unidos no son tomados en la menor cuenta y los intereses de los países más pobres, son solo un juguete en sus manos ambiciosas.
Venezuela debe estar clara en que este es el escenario internacional que dicta las pautas para Estados Unidos, por lo que tiene que moverse como Ramoncito Arias en el ring del mundo.