El Socialismo y la Economía

El socialismo implica un modo de producción distinto del capitalista y que por tanto, de lo que se trata es de superar este modo de producción. Las condiciones de existencia de la sociedad burguesa están ya abolidas en las condiciones de existencia del pueblo, el pueblo pobre y trabajador no tiene propiedad; sus relaciones con su mujer e hijos no tienen nada de común con las de la familia burguesa, la servidumbre del pueblo al capital burgués, lo despoja de todo carácter capitalista. Se puede decir, por tanto, que el hombre modifica los medios de producción por cuanto su modo de vida, su saber, su grado de libertad, dependen del grado de desarrollo del medio social, entendiendo por éste tanto las relaciones entre los hombres como las de éstos con la economía, creemos que el hombre es el conjunto de las relaciones sociales y que la esencia humana, no es algo inmanente a cada individuo. Si se reconoce que el hombre es el conjunto de relaciones sociales, se confiesa que cambiar al hombre es cambiar no sólo su conciencia, o sus creencias, o su código moral, sino que es modificar el complejo de relaciones en que vive el hombre.

Siguiendo el proceso de la vieja escuela económica, llegamos al problema de la expropiación de la tierra, vemos en esto el nudo, lo absurdo, la gran iniquidad histórica, pronunciamos su supresión y estamos en el socialismo. Por ello, lo primero que hay que lograr es la socialización de la tierra, los medios de producción y la eliminación del latifundismo. El hombre no debe tener más propiedad a lo que ocupa con su trabajo, a lo que ocupa con su fuerza, ese es su derecho, y a retener aquello que necesita para sacar de ello su subsistencia con su trabajo, no retener además aquello de que viviría otro. No a la acaparación de lo que puede servir a otro, aunque al acaparador, sin este otro, de nada le sirva.

Sin embargo, el trabajo no puede ejercerse libremente sin la posesión de las materias primas y de todo el capital social necesario y no puede organizarse si el trabajador, emancipándose de la tiranía política y económica, no conquista el derecho de desarrollarse completamente dentro de todas sus facultades. Todo Estado, es decir, todo gobierno y toda administración de las masas populares, de arriba a bajo, estando fundado en la burocracia; en la explotación, en el espionaje, y en el clero, nunca podrá establecer la sociedad organizada sobre el trabajo y la justicia, ya que por la naturaleza misma de su organismo está empujado fatalmente a oprimir y negar ésta; absorbida por la clase trabajadora pobre y excluida.

La libertad y el trabajo son la base de la moral, de la fuerza, de la vida y de la riqueza del porvenir. Más el trabajo si no está libremente organizado, se vuelve opresivo e improductivo para el trabajador, y por eso la organización del trabajo es la condición indispensable de la verdadera y completa emancipación de los grupos sociales y de la clase trabajadora. Ahora bien puesto que esto no es una realidad, sino más que, una aspiración, una sociedad que hay que crear y transformar de la actual estructura económica.

Todo el análisis del capital está centrado en mostrar que, lejos de existir una mano invisible que guíe la producción y distribución en beneficio del pueblo, lo que hay en el modo de producción capitalista es una producción de mercancías y, frente a ésta una apropiación individual de beneficios. Pero no es esto lo más importante que pone de manifiesto; lo más importante es que la producción no se dirige a la satisfacción de necesidades, sino a la extracción de riqueza, con lo cual muestra que el modo de producción capitalista, lejos de marchar hacia una armonización de intereses, sostiene y reproduce el enfrentamiento entre las clases antagónicas.

De los sentimientos y aspiraciones comunes del pueblo nacen las ideas directrices, y no al revés, las organizaciones populares de masa necesitan más la unión que la doctrina. El movimiento de los trabajadores necesita de la teoría como instrumento de concienciación y como clarificación de objetivos; pero la inteligencia socialista al no enlazarse estrechamente con el pueblo en general, caería en un intelectualismo conducente a un jacobinismo suicida.

Salud Camaradas.

Hasta la Victoria Siempre.

Patria, Socialismo o Muerte.

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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