Las elecciones y las campañas mediáticas

Toque de sacrificio

Las elecciones siempre encierran expectativas, incertidumbre, indecisión, más en un país como Venezuela, donde la guerra mediática de números y estadística da al traste con cualquier favoritismo.

Tal situación confunde y a pesar de que un candidato despunte sobre otro, el bombardeo de informaciones sesgadas, a favor o en contra, siembran dudas en la población.

Los medios de comunicación juegan así, un papel fundamental en las contiendas electorales, al tener una gran cuota de responsabilidad en el grado de popularidad o rechazo de los postulados. Sobre eso, no hay titubeo.

Creo que desde el punto de vista comunicacional, no existe diferencia entre las elecciones del período cuartorepublicano y las realizadas desde que el presidente Hugo Chávez asumió el poder.

Sin embargo, actualmente hay un factor sobre el que se debe insistir. No es novedoso, porque ningún comicio –ni ahora ni antes-puede estar exento de la unidad, pero actualmente estoy convencido, de que este será el elemento fundamental y decisivo en el triunfo de las elecciones de noviembre, incluyendo a la oposición, para escoger a gobernadores y alcaldes.

El presidente Chávez, desde comienzos de año, ordenó frenar las candidaturas de políticos que salieron desaforados a postularse como las mejores opciones para sus estados o municipios. Los amenazó con expulsar del Psuv si insistían en tales pretensiones.

Luego en otro acto en Maracaibo, el Mandatario Nacional, hablando en términos beisbolísticos dijo que no importa quien dé el jonrón, lo relevante es armar el equipo para ganar y recordó que a veces es necesario hacer jugadas de sacrificio.

Está consciente de que en este nuevo reto, la victoria no la garantiza un candidato en específico, sino la unidad, el grupo de electores que sean capaces de agruparse en torno de la opción que elijan las bases del Psuv.

Por cierto, que en estos momentos estamos al frente de otra prueba de fuego para los chavistas o mejor, para los pseudos revolucionarios. Recuerden los saltos de talanquera que se han dado cuando el proceso que abandera el presidente Chávez, atraviesa por etapas decisivas.

Y estas elecciones representan un momento crucial, en el que la meta la constituye el triunfo revolucionario en todas las gobernaciones y alcaldías, pero ¡ojo! también son instantes para los acuerdos desesperados, pactos por debajo de la mesa, triquiñuelas, en las que comienzan los pseudos chavistas a decolorarse y el rojo rojito se les destiñe al punto de degenerar en un blanco puro.

La única lección reconfortante que se ha tenido al respecto es que, a pesar de las estrategias subrepticias, a oscuras, traicioneras, los falsos revolucionarios terminan descubiertos por la población y eso es un triunfo. Se decanta y depura el proceso automáticamente.

Pero bueno, sigamos con lo que les quiero plantear, mis amigos lectores. No voy a poner en duda que anteriormente, no fuera trascendental la unidad, sabiendo del daño que causan las divisiones internas, pero pienso que por encima estaba el nivel de aceptación que sobre los aspirantes se le inculcaba a la población electoral mediante las campañas de prensa.

La gente sin objeciones, depositaba su voto en el candidato que a veces ni conocía, impuesto por las cúpulas de los partidos y apoyado por los medios de comunicación.

Aunque es innegable la influencia mediática que sigue habiendo al respecto, ahora la gente, primero; tendrá el privilegio de elegir el candidato que se postulará y, segundo; se unirá en torno de esa opción que sale del mismo pueblo.

Se prevé que el peso de la candidatura de noviembre -y a mi juicio esto también es válida para la oposición con todo y las imposiciones y su exacerbado triunfalismo-, descansará, más que en la imagen del candidato, en la capacidad que tengan de apoyar a la opción seleccionada.

El chavismo, pienso que debe aplicar la jugada de sacrificio de la cual nos habla Chávez. No podemos dejar todo a la suerte de a un jonronero, cuando un toque de bola estratégico por cualquier bateador, garantiza, sin arriesgar mucho, impulsar tranquilamente la carrera de la victoria.

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán


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