¿Qué Hacer?

Así tituló Lenin uno de sus escritos más importantes. Publicado en el lejano 1902, se formuló allí un conjunto de fundamentos para la construcción de una organización revolucionaria capaz de enfrentar al absolutismo zarista y conducir a la clase obrera a la toma del poder político. En pleno proceso de construcción del PSUV, su estudio se hace indispensable. Aprovecharemos esta oportunidad para referiremos muy resumidamente a tres aspectos de gran actualidad de este escrito.

En primer lugar, Lenin arremete en contra de la corriente reformista surgida en la socialdemocracia (denominación de las fuerzas marxistas de la época) alemana y que se había alojado en el seno de la socialdemocracia rusa. El “economicismo”, como se le llamó, planteaba que el desarrollo del capitalismo había madurado de tal manera las condiciones económicas del socialismo, que la revolución se hacía superflua. Las reformas se encargarían de la transición al socialismo. Con su habitual contundencia, Lenin demolió la pretensión de liquidar el carácter revolucionario de la socialdemocracia con una estrategia basada en la reforma social, que abandonaba la lucha de clases y la necesidad de conquistar el poder político como premisa imprescindible para abolir la explotación capitalista.

Un siglo más tarde, la ilusión reformista se encuentra presente en un sector de las fuerzas que respaldan al Comandante Chávez. Pregonan la reforma y les aterra la idea de que una verdadera revolución estremezca los cimientos sociales del capitalismo, aboliendo privilegios y posiciones de poder que les permiten, a ellos y sus aliados, beneficios incompatibles con los principios socialistas de equidad, igualdad y solidaridad. Combatir cualquier vestigio de reformismo y tentativa que alimente la armonía entre clases antagónicas, la conciliación de clases, es una obligación de los revolucionarios en el PSUV.

Por otra parte, Lenin criticó severamente el “culto a la espontaneidad de las masas”. Desmotó la creencia de la supuesta fuerza subversiva de dicha espontaneidad que gravitaba en el seno de la izquierda rusa, fundamentando la necesidad de actuar en el seno de las masas trabajadoras para organizarlas y dotarlas de la ideología revolucionaria. La conciencia revolucionaria no brotará espontáneamente de la clase obrera, debe ser sembrada y estimulada por una organización revolucionaria, puntualizaba.

Trascender lo reivindicativo y elevar a un nivel superior la lucha por su liberación social, adquirir una verdadera conciencia política de sus intereses como clase social eran ayer, como lo son hoy, consignas vitales de la clase obrera y el resto de los trabajadores. El socialismo es la obra de las masas organizadas y concientes, y para lograr un elevado grado de conciencia y organización se requiere, impostergablemente, de un Partido que asuma esas tareas y encarne sus intereses históricos. Sin partido político no hay acción revolucionaria de las masas y sin ésta no habrá revolución ni mucho menos socialismo.

Plenamente consciente de esto, Lenin formuló en su ¿Qué hacer? una serie de principios organizativos que debía poseer un partido revolucionario en la realidad de la Rusia zarista, dentro de los cuales resaltó: la estrecha vinculación con las masas; la presencia de un periódico que sirviera de agitador, propagandista y organizador; la importancia del mando único y de la dirección colectiva; recalcó la relevancia del estudio; resaltó que la existencia de un núcleo de personas dedicadas plenamente a las tareas organizativas era imprescindible; la necesidad de una organización centralizada y democrática (debido a las extremas condiciones de clandestinidad en aquel entonces, como era de esperarse, se enfatizaba la necesidad de una organización altamente centralizada), entre otras.

Sobre la base de las cambiantes condiciones de lucha de los revolucionarios rusos, Lenin fue desarrollando estos principios en obras posteriores y llegó a la conclusión de que, una vez en el poder, el proletariado ruso requería de un gran partido de masas conformado por los mejores cuadros de la revolución. Sin lugar a dudas, en los aportes de Lenin a la organización revolucionaria encontramos innumerables enseñanzas de indispensable aplicación práctica y creadora en la construcción del PSUV.


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Jesús G. Faría

Economista. Miembro de l Asamblea Nacional Constituyente. Miembro del Dirección Nacional del PSUV. jesusfaria.psuv.org.ve

 @JesusFariaPSUV

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