Por qué no somos lo que deberíamos ser, qué nos impide ser lo que no somos, qué es ser, qué es estar, qué es hacer; por qué, para qué, desde cuándo y hasta dónde.
Estar, ser y hacer, qué más hay, desde cuándo, cómo y dónde, el por qué y las posibilidades de que no sea precisamente lo que es y lo que está, sino algo mucho más y distinto por inabarcable, inconmensurable, que nos lleva toda la vida, es decir, incluso la eternidad para entenderlo, estando como estamos, empeñados en buscar respuestas a las infinitas preguntas, las mismas que surgen de las ideas que nos sugieren previamente, cuanto vamos elaborando desde la mente y el intelecto, la razón de ser de una imaginación, con mundos ideales, que vamos materializando por las experiencias en la existencia, siendo lo que es y por donde transcurrimos en tiempo y espacio, mientras estando presentes, hacemos que el aquí y ahora existan como un invento de lo que creamos porque en ello creemos.
Porque no hay nada y todo es vacío, inconcebible para que lo comprendamos, pues se trata de expresiones de la energía, de aquello que se materializa, y pasa a parecerse a lo real, a lo trascendente, a la realidad, y es entonces que, siendo observadores de nuestra propia observación, somos capaces de ser lo que somos.
Tales retahílas de reflexiones sin duda nos amplían y profundizan el panorama que suele estar encorsetado y saturado, y que aborda la esencia de la existencia humana, de la percepción de la realidad, de la búsqueda del conocimiento para el entendimiento, de ahí que nos pasemos la vida explorando y desglosando las ideas al respecto de los conceptos que no solo definen nuestra existencia y acciones, sino que también nos conectan con el tiempo y el espacio en que vivimos.
Y por cuanto ser es nuestra esencia, lo que somos en nuestro núcleo más íntimo y constante, y es el estar lo que nos ubica en el momento y en el lugar donde se destaca nuestro estado temporal y situacional, donde podemos hacer y manifestar nuestra voluntad y el accionar en el universo. Son los procesos de búsqueda de respuestas a preguntas fundamentales en la vida, que puede parecer infinita, pues a menudo surgen nuestras ideas preconcebidas, racionalizadas y también y sobre todo imaginadas.
Este es el viaje hacia el entendimiento y la comprensión, que no siempre nos lleva a las respuestas que deseamos o que sean definitivas, porque no hay nada que lo defina, sino la mera comprensión, cuanto más profunda, que aquello que somos nosotros mismos y el universo que nos contiene.
Esa es la realidad y la trascendencia, y la realidad como concepto visto desde la construcción de nuestra percepción, al considerar como real, lo que a menudo está basado en nuestras experiencias y cómo interpretamos la energía y la materia que nos rodean. La trascendencia sugiere que hay algo más allá de lo tangible y perceptible, una dimensión de existencia que podría ser más vasta y compleja de lo que podemos entender completamente.
Solo somos capaces de observar y de reflexionar, siendo nuestros propios observadores, si nos involucramos en el proceso de autoanálisis reflexivo y crítico, que nos permita reconocer nuestras capacidades y las acciones concomitantes de la autoobservación, que es ver cada vez más allá de la superficie, y la búsqueda de significados más profundos desde la experiencia de nuestra existencia.
Es como debería ser la cosmogonía y el conocimiento de lo ancestral, es la importancia de reconocernos en la cultura y las visiones del mundo, desde el enfoque y la conexión en el equilibrio de y con la naturaleza, que nos ofrece perspectivas valiosa por necesarias en nuestra búsqueda de entendimiento y armonía.
Es la vida misma expresándose como búsqueda constante de significados y propósitos, que desde la autoobservación reflexiva nos permite aperturas desde diferentes perspectivas, ampliando nuestra comprensión al encontrar una mayor conexión con nosotros mismos, con el universo de significados que nos rodea.
Puede que ayude la filosofía y la introspección, por brindar herramientas de exploración a preguntas, pero que no siempre tienen respuestas, y menos definitivas, pues es un proceso en que nos cuestionamos, y que nos permiten tratar de comprender cada vez un poco más y mejor, afinando el filo de la vida como individuos, habiendo mucho más que simples o complejas preguntas, para respuestas parciales desde la profundidad de las reflexiones existenciales, respecto a nuestras acciones y nuestros propósitos de vida en esta existencia.
Hay que hacer el intento de abordarlas lo que quiera que hay, tratando de destacar aquello que está y es, y lo que no es, o pudiera ser, entonces por lo menos para que seamos lo que deberíamos ser, lo cual se deben a multitud de factores, y mencionando algunos y destacando los principales, están las carencias del autoconocimiento, de las expectativas sociales, las limitaciones externas, nuestras propias inseguridades, y muy a menudo, las circunstancias de la vida como la existencia que no siempre nos conducen por el sendero que deberíamos recorrer, sino que más bien nos desvían de aquello que idealmente desearíamos seguir siendo desde el ser.
Y porque nos impide el miedo a los cambios, siendo lo que es permanente, sin que podamos retener lo que es, puesto que a cada instante deja de ser lo que fue, y es lo que hay, según los propósitos y recursos con que contamos, materiales o ideales. Influye también la presión social, las experiencias pasadas, el dejar nuestra zona de confort; a veces son nuestras percepciones las principales barreras lo que realmente nos detiene.
Ser es existir, ser conscientes y tener conciencia de uno mismo, lo que implica una identidad, unos pensamientos, sentimientos y la presencia en el mundo. Estar es la presencia en un lugar o estado y un momento específico, más temporal y situacional en comparación con el concepto de ser.
Hacer son las ideas que nos llevan a realizar acciones y actividades múltiples, es la manifestación de nuestras intenciones y decisiones desde el comportamiento tangible. El por qué, es la búsqueda de las razones y las causas, lo que nos permite profundizar en las motivaciones y fundamentos de nuestras acciones y existencias. El para qué nos dirige hacia propósitos y objetivos, una invitación para considerar las metas y los resultados de nuestras acciones en la vida.
Estar es desde cuándo comenzamos a querer explorar el origen, y sobre el supuesto inicio de eso que nos pareciera que es algo, y en la búsqueda de entender desde ese punto de partida y su historia, hasta donde nos planteamos los límites y alcances, siendo meras reflexiones que de los confines de nuestras posibilidades y aspiraciones, intangibles, no siendo extrañas a nosotros mismos, nos mantienen aquí en el ahora.