Las instituciones y Chávez

Las instituciones nacen de las costumbres, del prestigio y de la autoridad, es decir, hay un individuo, carne y sangre humana detrás de cada una de ellas, no caen del cielo como ángeles vengadores. Muchas de nuestras instituciones nacieron con Bolívar, otras con Zamora, otras con López Contreras. Por ejemplo, todos los ministerios de la Venezuela democrática de la cuarta república, nacieron en el quinquenio (o sextenio, no sé) que gobernó  López Contreras; la institución de “las matemáticas” como materia obligatoria en todas las carreras científicas y técnicas universitarias nació con López Contreras,  la facultad de farmacia, la de economía.

El punto es, que sin López Contreras tales instituciones no existirían luego, y ahora. Sin Bolívar, la historia patria, la constitución de Bolivia y el mismo país no existirían. Sin Zamora, no se hubiera instituido un grado tan elevado de igualdad social del cual todavía gozamos en este país, al precio de mucha sangre derramada, pero que se hizo normal –muy diferente al  grado de desigualdad en países como Colombia o Perú,  por decir algo, donde la estratificación social es casi medieval: si naciste taxista en Colombia, de seguro toda tu descendencia será taxista, hasta  el  final de tu linaje, o  hasta que emigres a España o a Venezuela y estudies una carrera –. A pesar de todo, aquí ha habido más movilidad social y tolerancia social que en esos países. Son instituciones que tienen nombres y apellidos de líderes, las instituciones no nacen de la nada, se imponen por la voluntad de los humanos, o de uno solo de ellos.

Las instituciones que le reconocemos a Chávez son la Constitución, las leyes que la acompañaron y las de algunos cambios políticos importantes, como el de someter a PDVSA al ministerio de energía, a las políticas de Estado. Pero muchas veces, muchísimas veces, no funcionan como tal, ahora no modifican en nada la realidad, están escritas pero inconclusas, el  gobierno y sobre todo los privados se resisten a ellas. Para restituir las instituciones del país habría primero que instituirlas, y se necesitaría saber cuáles son las que quieres restituir,  si es que las hubo, y necesitarías una autoridad que las entienda, las practique y las imponga, algo o alguien que las aprestigie y las haga costumbre, y eso lleva tiempo… ¿Cómo decía Chávez?, “cuando lo extraordinario se hace cotidiano...”, así sabemos que el mundo está cambiando o que en él se está instituyendo algo nuevo,  de esa manera se hace una verdadera institución.

La pérdida de la institucionalidad en el país está ligada a la pérdida del sentido de las instituciones, por ejemplo, cuando el sistema democrático burgués dejó de servir para hacer justicia social en Venezuela, dejó de ser “una institución válida”, e irrumpió el fenómeno Chávez (sin emitir juicios políticos más profundos o cultos sobre su figura). ¿en este país cuáles son las instituciones que han perdurado realmente?

El caso del “poder popular”. El poder popular, como institución, lo funda la costumbre de una sociedad que lo ejerce, no se decreta, se impone por costumbre, por la autoridad o el prestigio de esa autoridad, o por la fuerza, no hay de otra.

Hay que tener una mente cochambrosa para creer que Chávez quiso imponer la figura del poder popular para concentrar su poder y nada más, Chávez no fue un hombre tan simple como  muchos intelectuales y políticos lo piensan… Por otro lado, yo quisiera que alguien me dijera la fórmula científica para fundar una institución en un país, sin el concierto de los seres humanos, o el concurso de la voluntad humana. Pero, a pesar de los escépticos, hay seres humanos que son mejores que otros, o que tienen la cualidad y la  voluntad de ser mejores personas que otras, que evitan mentir mientras otras solo mienten,  que evitan hacer daño mientras otras dañan o les es indiferente hacer daño a otros; el altruismo  como realización personal existe… Son líderes, personas, los fundadores de instituciones, los que hacen leyes. …Porque Chávez haya fracasado en el intento de “instituir” el “poder popular” a través de una enmienda a la Constitución no indica que el país se haya salvado de un bruto tiranuelo, ni que los que votaron en su contra fueran químicamente democráticos, lo que indica es que Chávez no supo convencer a un pueblo con malos hábitos,  acostumbrado a ser mandado, a que pensara en cómo gobernar sobre sus propios asuntos –al precio de violar la constitución, o sea, la ley –.

Hay una antipatía generalizada en la actividad intelectual en contra de los líderes políticos. Aquí cabe el dicho de que “cada ladrón juzga por su condición”. Todo el que juzga la figura del líder como perversa está negando la existencia heroica de Bolívar, Sucre, Zamora –por supuesto, de Lenin, del Che y Fidel –, está negando el valor del factor humano dentro de asuntos que no se pueden resolver sin su presencia, o sea, todos los asuntos políticos. El que juzga mal el liderazgo sin juzgar al hombre, se ve así mismo haciendo lo que juzga en el otro, buscando poder para sí, incapaz de liderar una causa altruista, incapaz de sacrificar su vida por una causa común superior; juzgar al líder por el hecho de ser hombre como él, o viceversa,  es un asunto personal convertido en un dilema de filosofía política… ¿Tanta retórica para justificar un voto?, tanto nadar para terminar en la orilla…

Lo que necesitamos son líderes que tengan convicciones y que las sostengan  el mayor tiempo posible, no regresar a la cuarta república, a la tiranía capitalista disfrazada de democracia, así sea  por carambolas, solo porque no hay otras referencias conocidas – “porque antes todo era más ordenadito, la gente era más obediente y respetuosa, porque había democracia, un CSE, chocolates Savoy, Toddy, Diablitos, RCTV, una hipocresía amable… ¡verdaderas instituciones!, no este despelote chavista madurista” –.

Pues este despelote es un producto humano, y las instituciones son otro producto humano,  que en nuestro caso se quedaron en deseos que aún aspiramos (alguna vez) tener “instituidos” en las costumbres, en la vida cotidiana, en las prácticas sociales y de vida, leyes que se respeten y se cumplan…

Y son estas leyes, estas instituciones-deseos, las que algunos aspiran vanamente que sean respetados por los vencedores de Maduro, por ejemplo, que los vencedores de maduro en estas elecciones honren la constitución vigente – que no terminó de ser una verdadera institución con Chávez, porque lo mataron y ahora no se respeta –, que respeten los  derechos humanos (que dudo mucho sean una institución en el planeta), o los fueros laborales, los derechos individuales a ser libres, pensar  y expresar opinión, el derecho a recibir justicia, (la honestidad,  la honradez, la solidaridad, etc…) ¡todavía deseos, mucho  más que instituciones!, que en la naturaleza (humana) de los que adversan a Maduro nunca han sido ni serán verdaderas instituciones, porque las suyas –las burguesas –, ¡que sí son verdaderas instituciones!, son contrarias a la justicia social, a la libertad –a menos que sea la libertad de explotar el  trabajo ajeno, y de demoler selvas –, y a la honestidad, y etc., etc., etc.,.…¿Quién va a restituir la Constitución o la ley del trabajo…, los que no creen en las leyes sociales ni quieren controles estatales de sus actividades delictivas o inmorales? ¿Qué se va a restituir,  el pasado anterior a la constitución de la quinta república, que solo fue decretada pero olvidada antes de que fuera una verdadera institución?  

Chávez, luego de su muerte, dejó  como tarea pendiente el trabajo de fundar la quinta república, y eso es lo que intentaremos hacer desde ahora, restablecer lo que ha ido destruyendo poco a poco maduro con su traición. Porque el problema de las instituciones para un socialista es el de fundar instituciones, crearlas, inventarlas, de acuerdo a principios establecidos y en los cuales se cree. Con Chávez esa tarea quedó pendiente: hacer  respetar la Constitución, las leyes revolucionarias, los derechos humanos, la vida, las libertades  individuales y políticas, la justicia, y fundar una sociedad de hombres y mujeres honestos y solidarios,  y esa es nuestra tarea, y de nadie más… Justo por eso NO VAMOS A VOTAR.

¡CHÁVEZ, HEROE DE LA PATRIA!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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