Si hay algo peor que el capitalismo es el capitalismo subdesarrollado de los falsos socialistas, que no puede competir porque no tiene una base social fuerte, que tampoco tiene ni produce tecnología propia, vive del oportunismo de sus mentores y operadores, de la especulación, como los mercaderes fenicios; su trabajo es lucrarse en el compra y vende de los mercados, su nombre propio es ¿Alex Saab?, no, "mercachifle", y sus apellidos, importador manufacturero empaquetador… y especulador con los negocios ajenos. Su patria es el nacionalismo barato que se compra en los aeropuertos. Cría tontos, útiles para el capital. Peor que el capitalismo son los falsos socialistas, personajes cautos, precavidos de los pobres, y cuidadosos de no ofender con su petulancia a los más ricos y poderosos. Los falsos socialista fueron colonizados por los goces y placeres pequeñoburgueses, aceleran la mecánica del gran capital con el disimulo; no pueden competir con él pero lo prefieren, y así le allanan el camino entre el malestar de los explotados, que todavía tienen esperanzas en los cambios sociales verdaderos. Son catalizadores del capital… ¡No hay nada peor que generar desigualdad detrás de un discurso de igualdad!
Si hay algo positivo en la emergencia de Donald Trump al escenario político es que se muestra como lo que es, un astuto negociante. Su inteligencia y cultura solo da para gobernar una potencia militar como si gerenciara sus propios asuntos, con la psicología del astuto mercader. No es un estadista, es un mercader fenicio, un pirata devenido en fascista. El resto de los líderes capitalistas disimula, actúa dentro de lo que se considera políticamente correcto: defender la democracia liberal, mientras, indiferentes al exterminio humano, se hacen cómplices de los crímenes aprovechándo de la guerra como chacales; ¡primero son los negocios! Si hay algo peor que un nacionalista hipócrita como Trump es un gazmoño, el moralismo de los demócratas liberales, de los Chinos y Rusos, o, peor todavía, el moralismo de los falsos socialistas, como el gobierno de Maduro, reformistas, que pretenden domesticar tiburones mientras los alimentan con la sangre (sudor y lágrimas) de los parias de la sociedad. En la lógica del capital, un buen negocio vale más que la vida de toda la humanidad, el capitalismo cría, siembra y cosecha indiferencia … y consumidores tontos de tonterías.
