Ya comprobé una vez más que las llamadas ciencias políticas son un fraude

"Gobernar es sinónimo de mandar, de hacerse obedecer, de gozar de privilegios, de obtener beneficios y eso es lo que hacen todos los gobiernos del mundo, independientemente de las doctrinas que digan profesar o sustentar." Esa es la definición que había logrado construir del concepto GOBERNAR; después de 28 años de haberme graduado de Politólogo, mención Cumlaude, en la ilustre Universidad de los Andes, de haber hecho una Maestría y estar optando a un doctorado en Pedagogía Critica y resulta que mi estimado amigo, escribidor en esta página web Oscar Heck, demuestra y expone que es solamente en Venezuela donde los actores políticos aplican esa definición a la hora de tomar el poder. Que, en resto de todos los países del mundo, los que participan en Política, lo hacen por fines altruistas y para servir al bien común.

Ante ese argumento tan demoledor", de uno de los más leídos articulistas en Aporrea y en otros sitios webs donde escribe, no me queda más remedio que rendirme y decir como cuando era muchacho: "Boto tierrita y no juego más". ¿De qué me valió haber estudiado durante cinco años METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION, si no iba a encontrar que es solamente en Venezuela donde sucede ese fenómeno? .

Yo intentando demostrar que los conceptos: MADURISTAS Y MADURISMO, no existían como categorías políticas para definir y evaluar las conductas de los actuales gobernantes que rigen al país y mi amigo Oscar Heck. logra borrar de un solo plumazo la existencia del CHAVISMO, como corriente del pensamiento político universal que se conformó a partir de los aportes doctrinarios del Socialismo Cristiano, El Bolivarianismo y el Marxismo. Así que, como conclusión de éste escrito, las llamadas Ciencias Políticas y la carrera universitaria que otorga el título de Politólogo es un fraude más, creado por las clases dominantes para manipular a la población haciendo científico a lo que no lo es.

Yo sé que este articulo y las afirmaciones que aquí estoy haciendo en este 29 de mayo del 2023, mes en cual cumplí 83 a2ños de edad, va a producir ronchas y algunos de mis colegas van a enfilar sus lanzas contra mí, sobre todo los que han logrado instalarse en cargos públicos para vivir de esta pseudo profesión y los que en las redes pontifican como grandes gurúes diciendo que son politólogos. Yo en verdad solamente he encontrado en estos 28 años de graduado, gente e instituciones públicas y privadas que con mi título harían lo que hacen con el papel toalet. Cuando me he planteado la idea que eso me sucede porque soy Negro, entonces todo el mundo lo niega y me trata de acomplejado, de resentido social y niegan que en este país se discrimine a alguien y menos por su fenotipo racial. Yo veo que, a los Médicos, también egresados de la misma universidad que yo, los tratan de Doctores y lo que por sus bocas emiten son santas palabras, a las que todo el mundo cree y sus decisiones y diagnósticos son aceptados como verdades absolutas y nadie, medianamente inteligente, se atrevería a contradecirlos. En cambio, las opiniones, las investigaciones y estudios de los llamados politólogos nadie les para bolas.

Así es que como la palabra del pueblo es la voz de Dios y considerando las sabiduría del presidente norteamericano Abraham Lincoln, de que " se puede engañar a todo el pueblo una parte del tiempo, pero no a todo el pueblo todo el tiempo" , doy por terminada mi participación en esa comparsa y renuncio a la identificación que de mi he hecho como profesional de las Ciencias Políticas con el título de Politólogo. Esto es oficial.

Yo seguiré escribiendo como lo he hecho durante 64 años de mi vida, desde mis inicios en el periódico Mensual de la Juventud Trabajadora, que publicábamos y vendíamos en las calles de Caracas a finales de los años 50 del siglo pasado, como ahora lo hago en las pagina web, Ensartaos y Aporrea. "Nadie me va a quita lo bailao" , como dice el pueblo y la voz del pueblo, es la voz de Dios. Gracias amigo Oscar Heck, por ayudarme a quitar la venda de los ojos-Nunca es tarde para aprender.

Vuelvo a recordarles, una vez más a mis escasos lectores que todavía me quedan, que mi adorada progenitora tiene 48 años que no está conmigo y no deben recordármela, pues ella está pendiente de mi y me protege y no hay ninguna necesidad de nombrarla para nada.



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Juan Veroes


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