La Tradición Eterna

Hay que ir a la tradición eterna, madre del ideal, que no es otra cosa que ella misma reflejada en el futuro. Es combatir contra ella, es querer destruir la humanidad en nosotros, es ir a la muerte, empeñarnos en distinguirnos de los demás, en evitar o retardar nuestra absorción en el espíritu general.  

Para hallar la humanidad en nosotros y llegar al pueblo nuevo conviene, nos estudiemos, porque lo accidental, lo pasajero, lo temporal, de puro sublimarse y exaltarse se purifica destruyéndose. No hagamos nuestros héroes a un original a quien no le sirva ante la conciencia eterna de la humanidad toda la labor que en torno a su sombra hagan los entomólogos de la Historia, ni la que hagan los que ponen sobre nuestras cualidades nuestros defectos, toda esa falange que cree de mal gusto, de ignorancia y mandado recoger.

Esta doctrina mística, tan llena de verdad vivas en su simbolismo, es aplicable a los pueblos. Volviendo a sí, haciendo examen de conciencia, estudiándose y buscando en su historia la raíz de los males que sufren, se purifican de sí mismos, se anegan en la humanidad eterna. No hay intuición directa de sí mismo que valga; el ojo no se ve si no es con un espejo, y el espejo del hombre moral son sus obras, de que es hijo. Mientras no sea la historia una confesión de un examen de conciencia no servirá para despojarnos del pueblo viejo, y no habrás salvación paras nosotros.

A nadie que sepa razonar puede ocultársele que el entretenerse en remendar y repintar un sistema social totalmente podrido es perder lastimosamente el tiempo. Es necesario, que nos aferremos a la palabra socialismo. Por lo que toca a la implantación del socialismo, hay que saber ante todo, pues es la cuestión capitalismo. Los tiempos son cada vez más duros; necesitamos de hombres y mujeres fuertes y no de lunático(as) y soñadores, de esos que, en vez de maldecir de la miseria del pueblo y empuñar el machete. Una actitud seria y serena obligará a los tiranos a quistarse la careta, y entonces ¡a vencer o morir!

Al comprender el presente como un momento de la serie toda del pasado, se empieza a comprender lo vivo de lo eterno, de que brota la serie toda, aun cuando queda otro paso más en esta compresión, y es buscar la razón de ser del “presente momento histórico”, no en el pasado, sino el presente total intra-histórico; ver en las causas de los hechos históricos vivos revelaciones, que es su causa eterna.

El conocimiento desinteresado de su historia da a un pueblo valor, conocimiento de sí mismo, para despojarse de los detritos de desasimilación que embarazan su vida.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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