Algunas preocupaciones

Partido Unico

1. INTRODUCCION

Para analizar el tema de la construcción del Partido Único en Venezuela, concebido éste como la integración, sin exclusiones, de las expresiones políticas y movimientos sociales que apoyan el proceso de cambio que encabeza el Presidente Chávez, es necesario definir en forma paralela, el carácter y los contenidos políticos y económicos esenciales, de largo plazo, que definirán el proyecto revolucionario. Al entrar en este proceso de construcción del partido de la revolución bolivariana, debemos partir de la base que, en los sectores que apoyan el proceso de cambio liderado por el Presidente Chávez hay conciencia plena en el sentido de que, el proyecto no tiene, ni tendrá un rumbo definitivo en todos los contenidos fundamentales, en el tanto en que no se cuente con un partido revolucionario que se ponga al frente, que conduzca y oriente, el esfuerzo nacional para construir el nuevo modelo de país.

2. DISTORSIONES E INCERTIDUMBRES

Arrancar con el proceso de construcción del partido único de la revolución bolivariana es una necesidad urgente que no se puede postergar. Más aún, cuando se están presentando manifestaciones preocupantes, que se mantienen vigentes en el tiempo, que evidencian un distanciamiento entre el poder constituido y el poder constituyente, una cierta eficacia de las posiciones reformistas que, ocupa espacios de influencia decisiva hacia el interior del gobierno bolivariano, y que actúan además, en contra de la profundización del proceso y el rumbo marcado por el Presidente Chávez. Y por otro lado, ante la ausencia de partidos revolucionarios de vanguardia de fuerte arraigo en las masas, se genera una mayor identificación, de manera espontánea, con los llamados del liderazgo revolucionario en manos del Presidente Chávez, que con los llamados de los partidos del Bloque del Cambio, con presencia parlamentaria, por lo que los mecanismos de intermediación no existen o los que se han construido, actúan con una visión clientelar de la política por efectos de su origen, en donde predominan más los factores electorales y coyunturales. Todos estos factores juntos han generado confusión y desarticulación en los niveles de organización de los sectores populares, que han abierto espacios a las manifestaciones voluntarias y a la improvisación, a la organización y movilización por los llamados presidenciales y no por efecto de la constancia del trabajo permanente y organizado de las bases. Hay que combatir graves manifestaciones de sectarismo en los partidos del Bloque del Cambio, que impiden incluso, la incorporación a las estructuras de gobierno de cuadros de sectores no militantes con esas organizaciones políticas. Amplios sectores de la sociedad están dispuestos a ir más allá, en términos de las transformaciones fundamentales, pero no encuentran los mecanismos de transmisión de sus inquietudes y visiones y se está generando un distanciamiento entre la estructura de gobierno y la base popular que sustenta el proceso.

En el movimiento popular se producen graves manifestaciones de sectarismo producto del activismo sin control ni orientación política, lo que genera la falta de continuidad en el acompañamiento de las iniciativas y acciones del gobierno bolivariano. El predominio de las acciones focalizadas sin una noción de conjunto y de continuidad de las acciones, ante la ausencia de cuadros preparados, lo que produce son reacciones negativas, que actúan de manera contraria a las posiciones del proceso, a nivel de centros de trabajo, universidades, barrios y comunidades. La mentalidad burocrática le está ganando espacios a las iniciativas populares y esta tendencia se refleja en la pérdida de ritmo de iniciativas gubernamentales, en especial en las misiones sociales.

Hacia el interior del sistema institucional, de los ministerios, instituciones y empresas del estado venezolano se evidencian graves problemas de gestión, que atentan en contra del avance ordenado de proyectos, programas e iniciativas políticas y de inversión de carácter vital, para la marcha del proceso revolucionario. Los problemas de gestión en áreas importantes de la actividad del gobierno bolivariano le han abierto espacios a la improvisación y la ausencia de controles políticos y administrativos adecuados, en todos niveles de la estructura del estado venezolano, y esto afecta, la eficacia de la acción de gobierno y el impacto previsto de las inversiones e iniciativas de transformación.

La construcción del partido revolucionario debe ser la consecuencia de un proceso de evolución paulatina de carácter orgánico, que permita ir forjando su propia fisonomía, articulaciones y concepciones, que debe nacer sobre los hombros de la sociedad y como una expresión de los intereses vitales del país. Sin embargo, conforme a la realidad de Venezuela y por las particulares condiciones institucionales y marco constitucional que rige el país, las características del partido revolucionario deben estar definidas por la pluralidad del proyecto, en sus contenidos políticos y económicos fundamentales. Algún dirigente nacional de los trabajadores venezolanos dijo en días recientes que, "esta revolución no tiene destino sino construimos un partido revolucionario”.y tiene razón. El partido político en las sociedades modernas es un mecanismo de transmisión de inquietudes, necesidades e intereses, en ambas vías, entre la base de la sociedad que lo integra y el estado que lo rige y en el caso de Venezuela, ante la decisión política de amplios sectores de enrumbar el país hacia un modelo socialista de nuevo tipo, el concepto de partido, esa herramienta social que se define como partido, adquiere singular importancia.

3. SOBRE ALGUNAS INTERROGANTES

Cuál es el carácter del proceso de construcción del socialismo en Venezuela?, cuáles son sus objetivos de corto, mediano y largo plazos?, qué intensidad y ritmo deben tener los procesos de implementación de medidas esenciales que alteren el paisaje político del país y lo enrumben hacia un nuevo orden económico y social?. Dentro de esta coyuntura de transformación, qué carácter debe tener el partido de la revolución venezolana o visto de otra manera, que carácter debe tener el partido político en el cual se integrarán los ciudadanos venezolanos que se identifican con la propuesta revolucionaria?. En este parte-aguas ideológico en que se encuentra Venezuela, en que lo viejo no ha terminado de morir y lo nuevo está iniciando su parto, resulta necesario plantearse una serie de interrogantes, entre las cuáles podríamos agregar las siguientes; coinciden los partidos y organizaciones políticas que forman parte del Bloque del Cambio, en los objetivos de transformación política que anuncia el Presidente Chávez?, están listos los destacamentos revolucionarios, para iniciar el proceso de integración en el partido único que se requiere para asegurar el camino del futuro?, están listas las organizaciones revolucionarias y populares, sin exclusiones, para asumir las tareas de construcción de la nueva sociedad?, están integrados los partidos políticos y movimientos sociales bajo una visión común, o unos y otros tienen distintas visiones del proceso de cambio en que se encuentra el país?, o tenemos que asumir el proceso de integración como un proceso, más o menos prolongado que permita el ajuste conceptual, que defina ritmos y condiciones.

Ese proceso de integración, o para decirlo de alguna manera, de decantación de posiciones, ha producido históricamente desgarraduras en el seno de los movimientos revolucionarios, que hay que mitigar en lo posible. El proceso de integración es delicado y dependiendo de los ritmos puede producir daños irreversibles que le pueden abrir espacios a la contrarrevolución y al oportunismo político. El proceso de integración de las fuerzas revolucionarias no tendrá validez y factibilidad alguna, si antes no hay claridad en cuanto a los objetivos estratégicos entre los sectores políticos y movimientos sociales revolucionarios. O tenemos que plantearlo al revés, tenemos que construir el instrumento partidario, para luego ponernos de acuerdo sobre lo esencial.

4. LA DISPERSION IDEOLÓGICA

El movimiento popular venezolano tiene que superar el grado de dispersión orgánica e ideológica en que se encuentra. En el tanto que logre incorporarse a procesos unitarios con miras a la construcción del partido único, más se consolida el presente y futuro del proceso de cambio revolucionario. En tal sentido los revolucionarios venezolanos están obligados a luchar en forma permanente, para consolidar la unidad en el presente, en contra de graves manifestaciones en su cultura política que rechaza la organización, que propicia el individualismo, el partidismo de pequeña escala como lo demuestra la historia, que siempre ha sido reacio a cualquier manifestación que promueva la creación de una organización política seria que incluya la aceptación de postulados ideológicos básicos en la búsqueda de una unidad de amplia base. La dispersión orgánica e ideológica es una condición que se debe combatir en todas sus manifestaciones o tratar de encauzar en términos positivos para los intereses vitales. La unidad de todos los factores y manifestaciones políticas e ideológicas dispersas se debe lograr en el corto a mediano plazos, pues se constituye en un poderoso instrumento para superar la fragilidad y la falta de consistencia en algunas manifestaciones, del proceso revolucionario venezolano. La unidad desde las visiones y objetivos comunes hay que lograrla con flexibilidad, ausente de manifestaciones sectarias, pero a la vez con profundas convicciones políticas e ideológicas.

En estas circunstancias, debemos pensar a la hora de responder a estas interrogantes e inquietudes , que puede ser, como efectivamente lo es, que entre las fuerzas que apoyan el proceso, hay aquellos que se dan por satisfechos con el ritmo actual y tienen una visión desarrollista y reformista del momento histórico que vive Venezuela, o aquellos que buscan la implementación de acciones en todos los campos de la vida del país, que permitan romper en forma definitiva con el saldo de las articulaciones de poder del capital nacional e internacional, que están todavía intactas. Al concepto que muchos manejan de "profundizar la revolución", hay que ponerle músculo y contenidos, que sean congruentes con ciertos objetivos básicos de transformación de la realidad económica del país, que le abra paso a un nuevo orden social

En las circunstancias que vive Venezuela, dentro de las limitaciones que establece el ordenamiento institucional y constitucional vigente, dentro de las condiciones de una economía plural y de libre participación de diferentes enfoques y puntos de vista políticos, tenemos que abrirnos a las experiencias de otras naciones y experiencias históricas diversas. En ese sentido es necesario y urgente definir, si el proyecto político que encabeza el Presidente Chávez se orienta hacia la construcción de una sociedad de partido único o estamos en presencia de una nueva experiencia social, que transcurrirá dentro de los marcos de una sociedad plural en sus contenidos políticos y económicos. No podemos en el presente levantar falsas expectativas sobre los contenidos esenciales del presente, que se manejen como simples banderas transitorias. La correlación de fuerzas en el plano internacional nos obliga a ser responsables y esencialmente realistas en cuanto a los objetivos de largo plazo, sin que esto signifique mediatizar los alcances del proceso revolucionario.


5. LECCIONES RECIENTES

Factores geopolíticos y estratégicos en juego, que afectan la política global y energética del imperialismo norteamericano, impulsa y activa las contradicciones de fondo derivadas de la posición de defensa del interés nacional impulsado por el gobierno bolivariano. El rescate de la producción y exportación de crudo, por medio de una política energética que se constituye en el soporte del proceso revolucionario, afecta intereses internos y externos, que habían propiciado la implementación una política petrolera rentista, totalmente alejada del interés nacional, cuyos principales beneficiarios directos fueron los intereses ligados al gran capital extranjero. La construcción de la alianza cívico-militar, entre los sectores populares claramente identificados con el mensaje liberador e inspirador del ahora Presidente Chávez y los sectores patrióticos de las Fuerzas Armadas, han permitido la defensa oportuna del proceso en los momentos críticos. Las jornadas de abril del 2002 que significó la derrota de la reacción interna confabulada con el imperialismo norteamericano marcó en forma definitiva un parte-aguas en la orientación del proceso político venezolano.

En el otro extremo, una reacción combinada de factores internos en que el gran capital nacional y las Fuerzas Armadas de Chile por un lado y el apoyo externo de la CIA y de las transnacionales del cobre, generan la caída del gobierno constitucional, con todas las consecuencias políticas, económicas y sociales conocidas. La capacidad de respuesta del movimiento popular ante la confabulación de la derecha, fue neutralizada en forma fulminante por la contundencia de la acción de las Fuerzas Armadas, pero también de alguna manera u otra, una confianza excesiva en los mecanismos institucionales, maniataron las capacidades de defensa de las organizaciones populares y sociales, que respaldaron el proyecto político de la Unidad Popular.

Movimientos políticos triunfantes, a la cabeza de los cuales se encontraron hombres visionarios como Fidel Castro y Ho Chi Min lograron interpretar en forma correcta las condiciones particulares de los procesos sociales que encabezaron y lograron encarrilar los esfuerzos fundamentales a la creación de la fuerza política de vanguardia en sus respectivas realidades, cubana y vietnamita. El proceso de construcción del partido fue el producto de procesos de evolución paulatina, cada cual partiendo de realidades históricas distintas, pues en la guerra en contra de la dictadura batistiana en el caso de Cuba y contra la invasión extranjera en el norte y sur de Vietnam, las fuerzas revolucionarias estaba integradas por sectores y movimientos sociales de diversos orígenes políticos y filosóficos. El común denominador que los unía y la presencia de liderazgos y personalidades de primer orden en la realidad social de ambos países, propició la integración de las fuerzas revolucionarias bajo un solo alero ideológico y expresión orgánica.

6. LLEGO LA HORA

En Venezuela, la agudización de las contradicciones fundamentales con el imperialismo norteamericano, y en el seno de la sociedad venezolana, con los partidos y movimientos políticos que perdieron la oportunidad de seguir gobernando, así como las acciones combinadas de desestabilización del proceso político a las que tiene que hacer frente el gobierno bolivariano, requieren de una acción conjunta y unitaria de las fuerzas revolucionarias, que articule esfuerzos de manera efectiva y organice al país en la defensa efectiva del proceso. Los mecanismos de comunicación, más bien los eslabones de comunicación, que se han creado de manera natural y espontánea entre el Presidente Chávez y la base popular, que a la vez se constituye en el soporte estratégico del proceso, debe abrir paso a mecanismos efectivos de organización. La improvisación y las acciones fragmentadas, conforme a las visiones particulares de los partidos que integran el Bloque del Cambio, han generado desarticulación y confusión, y han impedido la acción unitaria de las fuerzas revolucionarias. Esa espontánea comunicación que existe entre el Presidente Chávez y los sectores populares, que muchas veces es interrumpida o pierde la sincronía necesaria que requiere un proceso político en marcha, no funciona en toda su plenitud, pues los mecanismos de articulación política, desde el punto de vista institucional y orgánico, realmente no existen.

Ahora bien, la construcción del partido único que integre las fuerzas revolucionarias que le dan soporte social al proyecto bolivariano, no es solamente una dinámica de consolidación de estructuras orgánicas. Es además y en forma paralela, la definición en forma sustancial sobre los principales conceptos y contenidos de ese nuevo orden social y político que se identifica como "socialismo del siglo XXI", los cuales en su conjunto deben significar el fundamento teórico y estratégico para llevar a Venezuela hacia un nuevo ordenamiento social.

La fragmentación ideológica ha imposibilitado hasta el presente la formación de un bloque de poder que pueda constituirse en el blindaje defensivo y ofensivo de las iniciativas de gobierno, ante las arremetidas tanto del enemigo externo como interno. En las actuales circunstancias, resulta de naturaleza urgente definir las metas fundamentales del proceso, hasta que niveles ha avanzado el proceso de transformación de la realidad económica y política del país y cuál es el camino que debe ser recorrido en los próximos años. Debemos entender que en la actual etapa en que se encuentra el proceso de cambio, coexisten posiciones en contra del imperialismo en todas sus manifestaciones, con los ingredientes y contenidos de una revolución democrática y apenas, en forma incipiente se dan las manifestaciones de un proceso de cambio de contenido socialista. Es imposible según las definiciones clásicas, hablar de la construcción de una economía socialista, mientras no hayan sido sustituidas las expresiones de la economía de mercado y en este sentido, en Venezuela estamos lejos de asumir condiciones de conducción y transformación de la economía, que nos acerque a ese nuevo estado.

7. LOS CONTENIDOS Y EL PARTIDO

La iniciativa de construcción del partido único de la revolución bolivariana debe desarrollarse en forma paralela con la consolidación de los conceptos esenciales en cuanto a los alcances del proceso político que vive el país. Hablamos de socialismo del siglo XXI pero no le damos contenido. Cuál será el proyecto económico del futuro?. Cuáles serán las tendencias estratégicas?. Será posible combinar factores de libre mercado con criterios de economía centralizada, como anuncian algunos sectores?. Habrá espacios para la libre iniciativa empresarial y en qué áreas de la economía estará presente?. Cuál será la estructura de la propiedad que se persigue en el campo venezolano y la organización productiva dominante, como consecuencia de los procesos de transformación agraria?. Hacia qué tipo de economía rural y organización productiva nos encaminamos?. Cuál será la participación del estado en las actividades económicas más relevantes, que definirán el rostro de la actividad productiva del futuro?. Hay tantas interrogantes y sobre estos temas no se dice nada o las especulaciones son abundantes, desde todos los espectros y visiones ideológicas.

Venezuela en las actuales circunstancias por las que transita, es un país de interrogantes. Me pregunto, dentro del margen de ideas planteadas, qué carácter tendrá la democracia revolucionaria en Venezuela?, será una democracia plural, con la participación de todos los estratos económicos y sociales con capacidad de organizar aleros de manifestación política, usando los espacios de participación democrática que asegura la constitución bolivariana, en donde se acceda a los mecanismos del poder gubernamental por la vía de la contienda electoral, o será un régimen monopartidista, en el cual tengan espacio todas las expresiones de la sociedad. Podrá avanzar Venezuela hacia el socialismo sobre la base de dos posibilidades orgánicas, una democracia plural de libre concurrencia o un régimen de partido único. Una democracia plural en la cual la economía esté alimentada e impulsada por los factores de la libre competencia y un estado regulador, fuerte y ágil, o tendremos una sociedad monopartidista en la cual los factores y tendencias de la producción estén regidos por el estado revolucionario mediante una gestión centralizada de la economía y de los factores de la producción.

8. LA CONSTRUCCION DEL PARTIDO.

En las actuales circunstancias, el problema no consiste solamente en convocar a los sectores militantes con el proceso, a la creación del partido único, el problema es, quién convoca?, bajo que condiciones convoca? y sobre todo con que ritmos se asumirá el proceso de construcción del partido de la revolución bolivariana. Para definir estas condiciones se necesita evidentemente una organización de soporte, que oriente, pues nada, ningún proceso social y mucho menos político, se da en forma espontánea. Tendrá que haber un centro de dirección, un centro de articulación de todas las iniciativas, que marque pautas y lo más importante, que imponga ritmos, en fin que defina el cronograma de las acciones fundamentales. Quién integrará esa instancia de organización?, cuál será esa instancia de dirección que asuma el proyecto de construcción del partido revolucionario?. Éste es un tema cuya definición tendrá que salir del acuerdo, con la participación del Presidente Chávez, de los partidos políticos del proceso con representación parlamentaria, y en forma mancomunada con el conjunto de fuerzas más destacadas y militantes del movimiento social y de izquierda del país.

Los esfuerzos que se tienen que dar para lograr una integración de las fuerzas que soportan el proceso no será una tarea fácil, pues los vicios y deformaciones que se acarrean desde el interior de algunos sectores, como reflejos de prácticas políticas del pasado, todavía se mantienen vigentes. No obstante que los partidos y movimientos sociales que forman parte del soporte sustantivo del gobierno bolivariano apoyan el proceso de cambio, fundamentado en el nuevo ordenamiento constitucional, en muchos aspectos su práctica política, son reflejo de su formación y escuela de origen.

La construcción de la herramienta política y orgánica del proceso bolivariano debe ser un proceso prolongado que permita ir dejando de lado los lastres y prejuicios del pasado y del presente, que marque diferencias en forma sustantiva, entre las visiones reformistas todavía presentes en algunos sectores y una visión revolucionaria, de transformación a profundidad de los factores y articulaciones de poder todavía presentes en el seno de la economía venezolana. El proceso de construcción del partido debe estar profundamente enraizado en las aspiraciones del pueblo venezolano, militante y no militante, con los objetivos de transformación del país, y su integración debe ser un punto de encuentro de todos los sectores políticos revolucionarios y corrientes de opinión, sin exclusiones sectarias, que han apoyado y apoyan, el cambio social y la transformación revolucionaria del país, y que se han ganado espacios en la historia lejana y presente del país. Este proceso de construcción de la estructura partidaria será, como lo dice el camarada Martín Guedez "deberá generarse una labor intensa en la interpretación de la voluntad popular, para que la resulta doctrinaria sea amalgama armónica entre los diversos aportes ideológicos de origen histórico y la savia fresca del saber popular. No podemos olvidar que uno por uno, o todos juntos, los actuales partidos están formados por una variopinta ensalada ideológica que van desde la ortodoxia no sacudida aún del PCV, pasando por los desprendimientos de la Causa R , los camaradas del socialismo con rostro humano agrupados en el MAS, hasta ese aluvión de bolivarianismo-nacionalismo-voluntarismo que es el MVR."

Ese punto de encuentro de los revolucionarios venezolanos debe constituirse en el motor del proceso, en el articulador y gestor de las iniciativas fundamentales que definan la ruta del país, en todos los niveles de manifestación del poder revolucionario. Su influencia será determinante y protagónica en la gestión de los asuntos de estado y de gobierno. Esa instancia política de nuevo tipo definirá los objetivos fundamentales del proceso, sus contenidos esenciales y los ritmos de implementación.

9. LA NUEVA SOCIEDAD

Como una de sus expresiones fundamentales de acción política, el partido de la revolución venezolana debe dirigir y orientar a las comunidades para el ejercicio verdadero del poder popular, mediante la aplicación y activación de los mecanismos establecidos en la constitución bolivariana y la legislación complementaria, que permitan al pueblo organizado ejercer la gestión de las políticas públicas para que las iniciativas, proyectos y programas de gobierno respondan plenamente a la satisfacción de las necesidades y aspiraciones de las comunidades. De la misma manera, así como el partido debe dirigir y orientar al pueblo organizado, de la misma manera el partido debe nutrirse de los mejores representantes y dirigentes comunales en el proceso de construcción permanente de las estructuras orgánicas.

El modelo económico y social que debe impulsar el partido debe propiciar y estimular las energías y capacidades creadoras del país sin exclusiones, dentro de los marcos de los objetivos esenciales y sustanciales del proceso de cambio. En tal sentido debe propiciar las condiciones, estímulos y aperturas que permitan la inserción en el esfuerzo nacional de la inversión privada, nacional y extranjera, que sea congruente con los intereses vitales del país. La diversificación de la economía y en consecuencia de la producción nacional, debe ser un norte esencial, que permita mitigar o amortiguar las dependencias externas y en esta ruta no deben estar excluidos los esfuerzos de ningún sector del país.

Por lo general a los procesos revolucionarios se integran sectores, movimientos sociales, portavoces de expresiones ideológicas, que están imbuidos de los las mejores intenciones, pero que pierden de vista lo esencial, en el sentido que toda iniciativa tiene sus momentos. El partido debe crear las condiciones para incorporar esas energías creadores, a los esfuerzos de construcción del nuevo país. El partido, como motor del proceso de cambio debe ser el eje fundamental por el cual se canalicen las iniciativas de todos los sectores de la sociedad, y en tal sentido debe privar el criterio de oportunidad de las iniciativas políticas. Hay coyunturas apropiadas y oportunas para la implementación de ciertas medidas y hay coyunturas en las cuales la implementación de ciertas iniciativas, pueden comprometer o poner en duda, el apoyo táctico y estratégicos de fuerzas y sectores sociales determinados.

El carácter de la revolución bolivariana no se irá a definir, si impulsamos el tránsito de la misma por medio de iniciativas aisladas producto de visiones fragmentadas y corto-placistas. Las realizaciones y acciones del presente deben ser producto de las visiones de largo plazo, sin olvidar la experiencia histórica acumulada por otros pueblos y naciones, que han emprendido caminos y rutas semejantes. El carácter del proceso se irá definiendo, entre diversos factores en juego, en el tanto que el proceso de transformación de la propiedad de la tierra en el campo y la ciudad, se vaya desarrollando conforme a planes estratégicos de desarrollo y crecimiento de la producción agropecuaria, para lograr que Venezuela en el corto al mediano plazo, logre mitigar esa dependencia de las importaciones, situación que aún se mantiene, para responder a la demanda interna de productos básicos alimenticios. Y por otro lado que, la evolución de la propiedad de la tierra en la ciudad, sea correspondiente con planes de crecimiento equilibrado, de las ciudades y comunidades del país. Hay que abrir nuevos frentes de inversión, producción y desarrollo que estimulen el crecimiento regional, para que la economía en su conjunto genere el balance adecuado, entre la ciudad y el campo.

Las articulaciones fundamentales de poder del capital nacional e internacional siguen vigentes en Venezuela, y todavía no nos hemos puesto de acuerdo sobre los contenidos básicos del proceso para asimilar su presencia y participación en la sociedad del futuro. En este sentido, hay que abrir las amplias avenidas de la participación para estar en sintonía permanente con todas las manifestaciones, iniciativas e inquietudes de la sociedad. En esa dirección debemos ir, pero todo tiene sus ritmos e intensidades. Esta coyuntura post-electoral, debemos aprovecharla para promover iniciativas que tengan que ver con la construcción del partido único del proceso revolucionario, para que éste signifique la oportunidad que todos esperamos, para sumar esfuerzos sin exclusiones, ni sectarismos, para buscar acuerdos de amplia base que le permitan al proceso estimular sintonías y coincidencias en lo esencial.


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Federico Picado Gómez


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