¿Qué es socialismo y que pretenden los socialistas?

"La vida y la obra de Marx y Engels constituyen el ejemplo más singular de fidelidad y consecuencia en los principios y la teoría del socialismo revolucionario que ofrece la historia del movimiento obrero hasta nuestros días".

Pero, desde que la sociedad actual se aproxima a su apogeo de civilización, desde que las máquinas han sido inventadas y grandes fábricas han sido construidas, desde que la propiedad está concentrada, cada vez más, en las manos de algunos individuos, el proletariado se ha desarrollado también, cada vez más, entre nosotros. Un pequeño número de privilegiados posee toda la propiedad; la gran masa del pueblo no posee más que sus brazos y sus hijos. Lo mismo que en Estado romano, nosotros proletarios y nuestros hijos estamos introducidos en la librea militar y transformados en máquinas que debemos proteger a nuestros propios opresores y, bajo su indicación, derramar nuestra sangre. Lo mismo que entonces, nuestras hermanas y nuestras hijas deben servir para saciar las pasiones bestiales de los ricos libertinos. Lo mismo que entonces, se ve el odio de los pobres sojuzgados contra los ricos opresores. El proletariado de nuestra sociedad, no obstante, está colocado en un punto de vista diferente y mejor que el proletario romano. Los proletarios romanos no tenían los medios ni la instrucción necesarios para poder emanciparse; no les quedaba más que el recurso de vengarse y de perecer en la lucha vengadora.

Muchos proletarios de hoy poseen ya, un alto grado der instrucción y los se elevan cada día más por aspiraciones hacia la unión, y al mismo tiempo que se elevan de más en más y se unen más sólidamente, la clase privilegiada nos ofrece el espectáculo del egoísmo más terrible, de la inmoralidad más monstruosa. La civilización de nuestros días ofrece bastantes medios para que sean felices todos los hombres de la sociedad. El propósito de los proletarios actuales no es, pues, de destruir, de vengarse y de liberarse por la muerte, sino de laborar para que se funde una sociedad dentro de la cual todos puedan vivir como hombres libres y felices. Proletarios de la sociedad actual son todos los que no pueden vivir con su capital; el obrero tan bien visible como el sabio; el artista tan bien como el pequeño burgués; es bien visible que, en razón de la terrible competencia que le opone el gran capital, ella camina a pasos agigantados hacia la condición que la hará completamente parecida a los otros proletarios. Así, desde ahora, podemos considerarla como estando con nosotros, pues está tan interesada a preservarse de la situación en la cual no poseería nada como nosotros estamos interesados en salir de ella. Unámonos, pues, y la salud puede resultar de ello para las dos partes…

La pequeña burguesía, que es suplantada cada día más por la aristocracia creciente de la Alta Finanza y que ve acercarse su ruina a pasos agigantados, constituye la masa principal de ese "pequeño" partido: no sólo no son hostiles a una reforma social, sino que también reconocen públicamente su necesidad; es deseable y necesario en este momento que el proletariado se acerque a ese partido. Estimamos que debemos por todas partes entrar, en relaciones con los radicales, pero sin sacrificar nada de nuestros principios, que debemos esforzarnos en mostrarles que no está muy lejos el día en que ellos también estarán reclutados entre las filas de los proletarios y que no pueden evitar su ruina más que con una reforma social. Si estamos en situación de realizar una alianza con "la pequeña burguesía radical" con el proletariado, un período nuevo empezará pronto, que será uno de los grandiosos de la historia. Partir de la derrota permite salir del resistencialismo y caminar más allá de la petición impotente de regresar al mundo perdido de la segunda parte del siglo XX.

"El vaciamiento de la conciencia de la ‘pequeña burguesía’, junto con la sumisión moral de las organizaciones sindicales; las insuficiencias teóricas del campo crítico: las debilidades de la gestión socialista; y la derrota social de los valores propios de la emancipación. Ideas como el partido único, la estatalización de los medios de producción, la concepción del proletariado como único sujeto revolucionario, el desprecio del mérito o el intercambio entre justicia y libertad fueron quedando como reliquias poco atractivas para amplios sectores del pueblo".

—Una actitud tranquila y seria obliga a los tiranos a quitarse las máscaras —y ¡entonces llega la victoria o la muerte!

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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