Revolución y Chavismo

Los comunistas, los socialistas, las izquierdas, los milicos, Chávez, el chavismo, los radicales, todos hablan y se comportan desde sus ideas y de cómo logran concebir la revolución, como la rectora de sus propias necesidades y sentimientos, para que el mundo se parezca un poco más a esa concepción que las ideologías nos han sembrado y permanecen en los más profundo de las relaciones entre los hombres y las mujeres de diferentes latitudes, que levantaron estructuras mentales e ideales o contrastándolas con las materiales y concretas, se enfrascaron en cambiar, transformar lo que antes fue y no resultó ser, sino lo que cada grupo en sectores diferentes y ubicados en posiciones de poder y control, han venido direccionando la realidad en torno a cómo le entra el agua al coco, y por dónde.

Desde la primera década del siglo XX, por Venezuela comenzaron a pasar personajes con sus libros bajo el hombro con ideas que eran propias de sus tierras, de sus procesos y dinámicas particulares, donde las estaciones hacían que los cambios de humores permitieran también y con la adaptación a los rigores del clima, adecuarse a las necesidades para alcanzar el futuro de la humanidad, que ya venía padeciendo de las diferencias abismales entre los que siempre, siendo pocos, dominaban a las masas que era y son muchas, y todos necesitan satisfacer necesidades y deseos que se agregan a nuevas experiencias de vida, de la buena vida, que solo alcanza a ser vivida por aquellos, con todos los privilegios y las satisfacciones al momento, muy distintas a las buenas intenciones, preñadas de entrega y esperanzas, siempre para después, cuando las verdes maduren y el día siga a la noche y la tarde le de paso de nuevo al ciclo natural.

Muchos han encausado desde el mendelismo, esas pretensiones del darwinismo social, como una genética paleontológica. Mientras la existencia va a raudos pasos sobre el movimiento perpetuo de las manecillas del reloj que solo se detiene cuando se llega a la meta final. Otros se adhieren a la evolución y todo el proceso que sabemos se cumple como algo inexorable, pero que sin embargo siempre le falta lo esencial al mecanismo para darle cuerda, para hacer que todo se mueva, con una plasticidad resiliente en la que solo se cumple una etiología si se acomete desde la conciencia y se encara lo real, se es consciente de que el holograma en su secuencia nos muestra la realidad geológica tal cual se desarrolla frente a nosotros.

Fueron en todo caso los anarquistas libertarios que huían del autoritarismo marxista, sin teología y menos competencia. Iban dejando tras sus huellas las versiones que cada oteador tras la pesquisa, tomaba de las evidencias, solo lo que lograba ver en la superficie, sin ahondar, arrastrados por la vorágine de su propio tiempo, el venezolano del ruralismo supino de finales del gomecismo. Ya las revoluciones mejicana, rusa, china, entre el fragor de la primera entente europea dispersaba por los aires los conceptos que las distintas epistemes lograban enseñar. ¿Quiénes de la Generación del 28 comprendió todo aquello? Hay sus excepciones, sin embargo, seguimos en los limbos que ocasionan las lecturas fugaces entre gallos y medianoche, al tenue zumbido que revolotea entre la tenue luz. Lo que siguió fue el forzoso encuentro entre las ideologías y las balas, única alternativa que concebían los escenarios belicosos de todo el mediado del siglo.

Golpes van y golpes vienen, tumban a Medina, tumban a Gallegos, tumban a Pérez, tumban a CAP, tumban a Chávez, y ahora quieren tumbar a Maduro. Porque todos y todas, tienen y mantienen cifradas sus esperanzas en el mesías que vuelva a descender y se pose entre los vivos, para una alternativa, que no fue la URSS, no fue El Caracazo, no fue la democracia representativa, ni fueron los modelos económicos, ni la tercera vía con rostro capitalista humano. Entonces fue el 4F, el 27N, la constitución de 1999 y la participación protagónica democrática del soberano; y fueron las tres raíces, el proceso de cambio revolucionario pacífico pero armado; era lo que todos esperábamos que fuera el inicio del fin de la IVR, y se le diera paso a la VR. La alegría fue efímera, duró poco, mataron al líder, al Comandante de las reivindicaciones sociales, de la autoestima y las 3R3, el Plan de la Patria, el Golpe de Timón. Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino… estelas sobre la mar; como canta el poeta.

Nada es eterno, ni las cosas se hacen de una vez y para siempre, pero lo que mal empieza, mal termina, porque si no se aspira y se concreta hacer el bien para todos, sin cortapisas, sin excusas, sin tirar flechas, sin improvisaciones, con la ciencia, la tecnología, el conocimiento de los más preparados y conscientes de que la humanidad tiene que ir indefectiblemente hacia el socialismo, único y verdadero sendero que marca la ruta hacia la trascendencia, o hay otra idea que llene todas las expectativas y la búsqueda de las culturas y las civilizaciones como alcance del avance del paradigma último para el mundo. Las revoluciones clásicas dieron un corte quirúrgico extirpando el tumor que hasta entonces se había apoderado del organismo y lo mantenía bajo control, mientras lo invadía totalmente. Una revolución que cambió la visión de la política, la economía, la sociedad, la cultura, dando un paso cualitativo que impulsa al progreso de una nación, y arrancando prácticamente de cero sobre nuevas estructuras de un Estado y sus instituciones, con la ética como fundamento, una moral envolvente y una dirección de arriba abajo y de abajo arriba, sin compartimientos estancos, ni divisiones estamentales o de clases; hasta lograr allanar definitivamente cualquier diferencia entre los hombres por la propiedad de la naturaleza, de la Tierra, del planeta de todos los seres vivos, razas y especies que en ella y con ella medran desde hace millones de años.

Qué clase de revolución es aquella que no transforma, que vuelve y se cuelga sobre las viejas estructuras para hacer los cambios, que son reformas, donde los derechos son los de los que más tienen, que han acumulado de la explotación del otro. Reproduciendo los modelos de las democracias burguesas, y desde el gobierno favorece a los oligarcas, y se subordina a los que tienen la economía y las finanzas como sus bastiones; y con quienes negocia la permanencia en el poder, a cambio de la transferencia del tesoro de la nación, y donde el partido de gobierno es la cara de la misma moneda, por lo que nos sirve de espejo donde mirarse de frente y a los ojos, para corregir el rumbo perdido, en una navegación entre mentiras y medias tintas, que solo beneficia y atiende a los intereses exógenos.

La caída de la unión soviética fue por los demasiados errores acumulados durante siete décadas, una maquinaria estrambótica y pesada, que se montó sobre la institución armada y policial, para impedir que cualquier intención, idea o grupo fuera de lo que se impone desde arriba. Qué diferencia hay entre los antiguos sistemas basados en la dedocracia de un Dios, sobre un papa que coloca la corona al que va a gobernar sobre el resto y que no aceptará más ley que la impuesta porque sí, desde la abstracción de algo que nadie sabe qué es ni cómo es, y en su nombre, hacer la revolución para los revolucionarios, que entonces no hablarían por los que no tienen voz, ni oyen, ni ven, como en Las Venas abiertas de Galeano.

Cuando una nación no se rige sobre los pactos acordados, jurados, votados, elegidos, refrendados, qué más se puede esperar de lo que hay, lo que se hace y lo que se pueda esperar. Hay o no hay ley, existen o no los derechos y las obligaciones, pueden unos y unas abrogarse la representatividad del soberano, que no consiste en un cierto porcentaje que da su visto bueno, al margen de que tengan conocimiento desde su fuero interno, su libre albedrío, que no es más que la manifestación de un individuo, que solo en grupos, en conjuntos de individuos, de personas, de ciudadanos, constituyen un país, son su población.

En nombre de la revolución de unos pocos que se enquistan en el poder y sacan cuentas y maniobran de cómo obtener ganancias, y mantenerse en el poder a como de lugar, porque se creen que son los únicos y más venezolanos, más representativos de lo que ellos consideran lo que es y lo que no es, porque los erigidos ahora como los expertos y los autorizados para hablar de ciencias y de humanidades, con una postura que sigue siendo copia y calco del conocimiento exportado desde Europa , los Estados Unidos, modelos de sucursaleros. Nuestra historia no se ha concluido, no hay una sola versión de su historiografía, no puede ser la manifestación de los revisionistas, que encumbrados en universidades, academias, se manifiestan en sus palacios y trasmiten solo sus creencias, por lo tanto un propósito dogmático.

Se puede acabar con la ignorancia a través de decretos, o que no exista pobreza, con puras intenciones o discursos, a través de instrucciones que luego de emitidas se acatan, pero no se cumplen en la patria. Podemos edificar entre ruinas, mientras unos viven a sus anchas y otros, la mayoría solo espera por una bolsa, una remesa, un operativo, cola tras cola, día tras día. Inventar o errar, hasta que la rana eche pelos, mientras tanto están los que son y son los que están, porque así lo quieren los que mandan sin obedecer, y volvemos a los viejos esquemas de la política que se pensaba habías superado. Ciertamente nos falta más formación, más disciplina, asumir los errores y aceptar las equivocaciones, como lo hizo Chávez. Esa es la forma de asumir un liderazgo real, y de ahí a participar y ser protagonismos de los cambios.

Puede haber socialismo sobre bases endebles, sobre la manipulación del pueblo, lisiando los órganos de la percepción, del entendimiento de los verdaderos problemas que tiene la República Bolivariana de Venezuela. La corrupción es un mal que hay que erradicar, colide con el socialismo, con la revolución, con el saneamiento, desde una ética y valores humanos. No podemos retroceder a estadios de siglos pasados para pretender avanzar, hay miseria, atraso y se depravan las costumbres, con la mezcla de modos de hacer que responden a sistemas de creencias que no son las que nuestra cultura ha insertado entre los nuestros. Esta revolución o es socialista, chavista, bolivariana, sin excluidos, sin la entrega de nuestros recursos y sobre todo los de las próximas generaciones, seremos capaces de hacer realidad esta utopía que hemos sostenido desde hace ya un siglo.



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Franco Orlando


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