Auditórium

El silencio, y la mentira, cubren todo este desastre

Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía. Simón Bolívar.

Las descalificaciones personales no suelen ser buenas consejeras. Y menos ampliarlas a miles de personas. Toda la campaña de los seguidores de este holocausto en la economía venezolana, es el de acusar de imperialistas y dementes, descalificando a todos los que critiquen este desastre llamándoles apátridas. Mientras, la sensatez sigue, como una hormiguita, convenciendo al pueblo del cambio necesario. Hasta que aparezca un triunfador en los negocios de la economía que pueda aportar frescura a un palacio de Miraflores, de donde no quiere salir la nomenklatura fracasada. ¿Hasta cuando la misma gente? ¿Es que no hay nadie más?

Lo cierto es que el discurso de ciertos dirigentes disidentes y opositores a los venezolanos, no a todos, no es realmente impresionante. El cambio es necesario, incluso en política exterior se tiene que abrir una nueva oportunidad de arreglar conflictos generados por la errada política del partido de la llamada revolución. Y es una nueva oportunidad para la defensa de la vida del venezolano que aun no ha nacido.

Comerciantes chinos y árabes ladrones e indignos, especulan en contra de la dignidad del venezolano empobrecido. Claques de tarifados mendrugosos, mentirosos, sectarios y retrógrados tienen el atrevimiento de no manifestarse por la dignidad. ¿Dirán cual dignidad?, ¿la de todos los que no pueden adquirir la dieta diaria y sus medicamentos por los altos precios? Juegan con los hambreados en las colas miserables, y con los que trabajan, y subsisten con un salario de hambre. Manipulan a un pueblo ignorante. Roban dinero destinado a fines sociales, y le hablan al pueblo de dignidad. No tienen ya la legitimidad de desempeño. Por mucha cobertura mediática que tengan, los violentos colectivos, y borregos que acuden a las concentraciones del hambre, por muchas declaraciones grandilocuentes de altos dirigentes, por mucha incomprensión por parte de una denostada izquierda trasnochada: ya no son la solución, forman parte de este problema económico. Todo es una falsedad.

Se utilizan movilizaciones a modo de cortina de humo, a modo de engaño, para la manipulación, para tapar los delitos contra la economía, para engañar, y para seguir pasando como socialistas: nada más lejos de la realidad. La capacidad de tergiversación no tiene límites. Ni la de ellos, ni la de sus encubridores.

Utilizan como fuerza de choque a los colectivos, policías y militares de la GNB y PNB, que como plagas de langostas, todo lo devoran a su paso con la represión en los llamados puntos de control. Estos grupos vociferantes, actúan de una forma muy cobarde, es su imagen: asustar a los ciudadanos, vender cupos en las colas, golpear a gente indefensa, patear, amedrentar, y agredir a médicos y enfermeras que protesten. ¿Es esa la dignidad revolucionaria?

Ni una sola condena a la violencia ejercida por militares, colectivos y policías, y en el fondo, eso está bien para el alto gobierno.

Tenemos un Gobierno débil, un Gobierno acomplejado, un Gobierno que luce paralizado por el miedo. Utiliza las Fuerzas de Seguridad del Estado para amedrantar a la población en los llamados PAC. ¡Qué bochorno, y qué vergüenza están viviendo los venezolanos!

Los responsables de esta mega crisis ahora dicen que “este caos lo provoco el imperio, y la oposición guarimbera”. Todo muy propio de esta Izquierda fracasada, la culpa siempre la tiene otro: El ciudadano es el que sube los precios, y se especula a sí mismo. Otros, cogen el efectivo de sus salarios mínimos y los venden, creándole una grave conmoción en la economía. No olvidan que los comerciantes atracadores no son así de estúpidos, ya los hemos vistos en esta fulana guerra económica.

Lo peor de todo este desastre en la economía, es que los llamados a impartir justicia, como son los jueces y fiscales de este país. Su falta de preparación, y objetividad, y su cobardía frente al bachaquero traficante, los convierte en colaboradores necesarios. ¿Cómo es posible que ni un solo de estos delincuentes este detenido, y todos operan con libertad, el más vivo ejemplo del tráfico de dinero en efectivo donde participan militares, y policías: es el llamado mercado de Puente Ayala en El Tigre-Anzoátegui?

Yo les aseguro que si este tipo de actos los hicieran los opositores, habría muchos detenidos, y un gran escándalo. Tendrían que escuchar a Mario el hojillero, alertando sobre el involucionismo revolucionario, y el peligro de la extrema derecha.

Y es aquí donde reside el problema: Gobierno y militares, llevan años luchando contra sus propios fantasmas. Llevan años demonizando a los que suponen son el problema, pero eso ya no vende mucho, y ahora, no saben qué hacer con estas mafias a la que han alimentado, y a las que han permitido operar con total impunidad.

 



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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