La manguangua: firmo contra el gobierno...pero acepto el cargo

Es la forma más ruin de hacer política: no estar con un proyecto revolucionario, condenarlo y criticarlo pero disfrutar de los privilegios  que un cargo otorga, más aún si no se es revolucionario y se usa el cargo para sabotear las iniciativas que desde el gobierno central se impulsan… es el caso de muchos y muchas que hoy hablan en susurro de “persecución”, “atropello” y hasta de “fascismo” por sugerirse que quien firmó contra Maduro no deben estar en el gobierno de Maduro, algo obvio y democrático, nadie los puede obligar a que apoyen al gobierno. Esta revolución en este aspecto ha sido hasta pendeja; con el cuento de la amplitud y la democracia, el respeto al derecho al trabajo, etcétera, muchos se han aprovechado para conseguir fácilmente su objetivo verdadero de sabotear y torpedear desde adentro al gobierno revolucionario. Algunos se alarman, pero, ya está bueno de tanta pendejera… Los infiltrados ¡Qué se vayan del gobierno!.

El que no esté claro, el que no comparta el socialismo y los principios que nos mueve a dar todo por los demás… ¡Fuera!. No podemos seguir haciendo el papel de pendejos ¡Hasta cuando!. En medio de una terrible guerra económica, mediática y psicológica que procura desmoronar la consciencia chavista, la derecha se ha apoyado en herramientas de confrontación no convencionales para llevarnos a una situación muy difícil. Lo que no han logrado abiertamente y de manera frontal pretenden conseguirlo con mecanismos de confusión para bajar la moral y destruir moralmente a quienes dentro de la revolución tienen claridad y puntería en el camino. El tema del nuevo modelo distributivo que necesita del ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica de todo un pueblo, por falta de consciencia se ve duramente golpeado por la avalancha de señalamientos y maniobras dirigidas a generar confusión en las masas, “el mundo al revés” diría Galeano; entonces los malos son buenos y los buenos terminan siendo los malos.

Para lograr su objetivo la derecha despliega toda una perversa maquinaria que permea todos los estratos sociales. Allí ilusiona al bachaquero que se siente próximo a sentarse con el bachaquero mayor de la Polar a definir los precios especulativos de los productos de primera necesidad. El pequeño comerciante y bodeguero que porque se mete en el bolsillo unos cuantos fajos de billete cree logrado su sueño y resulta que no es sino un vulgar instrumento de las grandes mafias de contrabandistas y especuladores. El raspa cupo que se cree el neo magnate porque le dan cuatro lochas y termina vendiendo los dólares a quienes obtienen pingües ganancias y le revenden las cosas al mismo raspa cupero 100 veces más caras de lo que realmente son, en fin, la locura pues…

Asimismo llagamos al tema de los que no creen en el proyecto chavista pero han chupado del gobierno chavista todo este tiempo: los que trabajan en Lácteos Los Andes pero despotrican de la empresa desde que la tomó el estado; los “técnicos” vende venenos de agro isleña devenidos ahora en “revolucionarios” que no hacen otra cosa sino cuestionar el uso de agro ecológicos porque “no sirven” y destruyen a Agropatria… Los que en las redes distributivas de alimentos  estatales revenden las cosas y se prestan al bachaqueo, etc, etc… toda una caterva contra revolucionaria dentro de la revolución que se sintieron envalentonadas por los resultados electorales y decretaron “la caída” de Maduro y entonces salieron del closet.

Pero como señalé en el artículo anterior, en política no necesariamente dos más dos son cuatro y no olviden que “los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”, para citar a José Zorrilla, y el camarada Maduro a pesar de estar llevando palo del bueno por la derecha ha resistido y esa constancia le otorgará la victoria, eso está escrito. Ahora bien, la burguesía no entiende que no se trata de Maduro, Diosdado o cualquier otro líder. Se trata de un proceso histórico en pleno desarrollo; un proceso que afronta las contradicciones propias de toda revolución… tal como señaló Marx; las clase dominante no entregará el poder por sí sola, no se suicida pues y de allí que desate toda infernal acción por barrer con los cimarrones pueblos que intentan liberarse de su bota.

Toda esta guerra económica no es sino la expresión más álgida de la lucha de clases en su pleno apogeo; es la ideología burguesa la que se expresa en cada acción lumpen proletaria y lumpen burguesa… allí está la batalla: en las ideas.

Pero volviendo al tema de la mangüangua de los traidores, lo lógico de todo aquel que no se sienta bien con un gobierno es que no trabaje para él; que vayan donde los burgueses y trabajen para sus empresas, allí seguramente si estarán a gusto: se encontrarán en su ambiente pequeño burgués de soñar con llegar a ser burgués sin lograrlo nunca, pero cómo por soñar no se paga, pues que sueñen, pero lo cierto es que se hace necesario revisar el gobierno desde adentro, en toda sus instancias y niveles de dirección, o al menos en los llamados cargos de libre remoción y nombramiento.

Lamentablemente en esta revolución, en muchos de sus niveles no se ha gobernado con los revolucionarios, ni siquiera se han formado a éstos, recurrimos más a “los amigos” y resultan que los tales “amigos” no son sino oportunistas de cuatro suelas que en nada le duele si esto se cae o no siempre y cuando estén chupando. Ante una situación como esta, los revolucionarios no nos queda otro camino sino unirnos, cada día más, cómo hermanos; con nuestras diferencias claro está, pero unidos en lo esencial, sin discriminar a nadie, tendiéndonos la mano como verdaderos hermanos. ¡Lealtad en la acción!

Los revolucionarios tenemos una ventaja muy grande sobre quienes sostienen la ideología capitalista; ellos solo piensan en sí mismos, los revolucionarios por el contrario poco nos importa lo personal. Estamos dispuestos a todos los sacrificios; atravesar el desierto cuantas veces sea necesario, afrontar los peores malentendidos, someternos a las peores injusticias, incluso hasta llegar al término de catalogarnos pendejos, pero toda pendejada tiene un comienzo y un fin. Así que, querido camarada, quien se sienta chavista de verdad, comience en su pequeño espacio a conformar ese equipo revolucionario; busque a quien entienda la revolución, coincida con quien está dispuesto a sacrificarlo todo como lo hizo Chávez y lo está haciendo Maduro; no caiga en ese chantaje de la lógica burguesa que ahora dice que Chávez si era bueno y Maduro el malo… estudie mucho y discuta entre hermanos, prepárese para afrontar lo necesario en el campo que sea.

El Che señaló que el mayor estadío del ser humano es el revolucionario; si creemos en ello ¿porque nos limitamos? ¿Por qué nos dejamos enredar por quienes han manejado las cosas, más pendientes del cargo que de la revolución? ¿Por qué nos cuesta tanto asumir el poder desde las bases? ¿Por qué nos cuesta tanto trabajar unidos en la creación de redes de distribución novedosas, con mucha inventiva? Mecanismos de distribución impulsadas por nosotros mismos y en donde se articulen los ámbitos más importantes que son La Propiedad, la producción, la distribución y el consumo… Allí están las iniciativas, pero necesitamos encontrarnos en redes, redes que puedan sostener equipos articuladores en todos los sitios, en los poblados, en las parroquias, en los municipios, en los estados y allí se llegará al ámbito nacional. Que estas redes estén articuladas con el gobierno, donde deben estar los más preclaros hombres y mujeres en la teoría chavista y bolivariana… ¡Vamos camaradas!

Por lo pronto démosle las gracias a quienes envanlentonados se atrevieron a firmar, aunque pareciera que ahora la raya amarilla es kilométrica, pero por lo pronto vamos a llamarles “envalentonados”.



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Luis Alberto Toro Ojeda

Publicista. Militante de izquierda. Integrante del Frente Bicentenario de Campesinos del estado Trujillo. Integrante del PSUV.

 latojeda@gmail.com      @latojeda

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