Navidad permanente

Nos agarraron fuera de base empezando el mes de noviembre a dar sus
primeros pasos en el tiempo y, con agitada presunción y determinación:
el gobierno nos decreta una navidad que todavía está en pañales
inflacionarios sin asomo de control, pero, los perniles, las hayacas,
los panes de jamón cogieron feria, aunque los ricos –siempre que
quieran- todos los días los tragarán a su gusto y placer –aquí o
allá-, lo que a los pobres le cuesta y tienen que conseguirlos después
de una sudorosa cola de horas, donde la presencia de los productos no
da para todos, pero, estamos en navidad adelantada con la idea de
bañar de esperanzas al pueblo que espera más del gobierno de lo que
está haciendo y, de otras cuestiones que se quedan a medias sin
seguimiento.

La celebración de este año de navidad la haremos con agua bendita,
nosotros, los pobres, los que no tenemos cómo comprar (por su alto
precio) bebidas importadas de las diferentes naciones extranjeras que
las producen y, que se hicieron, desde años atrás, parte tradicional
de nuestra mesa y, acá en la isla de Margarita entraba de contrabando
por sus playas y, ahora estamos obligado si queremos brindar en
familia, embucharnos de la mala cerveza del mercado nacional. Sé,
claro que sí, que eso de tomar no es una obligación que catemos
bebidas alcohólicas, pero en el compartir está el vivir y, estamos mal
acostumbrados a ello, pero con esta pelazón nacional, seguiremos
viendo hacia arriba hasta que la planificación de los pensadores del
gobierno hagan las cosas bien como tiene que ser si tienen como
hacerlo, pero parece ser que se han embarcado de lleno como un axioma
gubernamental hacerlo mal. Piensen y actúan a conciencia que el
venezolano está pasando por una crisis indebida. Los chavistas de
arriba están perdiendo el tiempo innecesariamente en hacer unas
actividades que se pierden en el blablá de todos los días y, pareciera
que al presidente Maduro no hay quien le hale las orejas de la
comprensión y rectifique a tiempo ni esperar los resultados del 8-D
que va a tener sus incidencias nada favorables, miren que hay muchos
chavistas “arrechos” que no van a votar. Ojo avizor que las
terquedades políticas se pagan.

El gobierno se la pasa subsidiando y el pueblo vive de cola en cola
para conseguir lo que pueda en el momento, hay una cierta distracción
que incómoda a la mayoría y los políticos del alto gobierno como que
no tienen los pies puestos sobre la tierra y, han ido incrementando el
salario mínimo año tras año como un subsidio a los poderosos, pues
como entra el aumento se va inmediatamente, no hay un venezolano que
diga que él hace el mercado que quisiera, pues, de no conseguir todo
lo que necesita y busca, el sueldo tampoco le da para comprarlos a no
ser que sea un corrupto como los tantos que hay. Imagínense por un
momento un matrimonio con tres hijos que requieran lo “necesario”, lo
urgente para vivir y cómo lo hace, tiene que martillar por otro lado,
ya que los profesionales están mal pagados no han sido satisfechos de
acuerdo al ejercicio de su profesión, ¿entonces para que estudiaron?
Sí un obrero de la AN gana entre 12 mil y 14 mil bolívares mensuales,
muchos profesionales de los ministerios e institutos y demás
organismos del Estado no alcanzan esa suma, es decir, por allí andamos
mal, eso tiene que ser revisado a conciencia, porque el caso sería
ganar poco, pero que sea suficiente para cubrir lo suficiente con
pocos gastos, lo que no es así.

Lo otro que me llama la atención es el Metro. ¿Hasta cuándo van a
seguir subsidiando el pasaje del metro? Tienen que aumentarlos. La
gasolina. ¿Va a seguir el gobierno regalando la gasolina? Mire
presidente Maduro, un bolívar que le suba, otras cosas pudiera
mejorarse. Chille el que chille y, finalmente el dólar, van a seguir
con un dólar a 6, 30 y, el paralelo a 54 Bs. Ése sí que es un subsidio
perverso que afecta a todos los venezolanos y, cuántos negocios no se
han hecho y se hacen a través de él. Pero, no hay peor ciego que el
que no quiera ver. ¿O será que vamos a seguir con: “águila no caza
moscas”? Allí les dejos esas dudas que como Montaigne, digo: “¡Buena
almohada la duda para una cabeza bien equilibrada!” O, lo decimos con
Publio Terencio Africano: “Hombre soy, nada humano me es ajeno”. ¡Mano
dura! ¿Y qué será Giordani?

Lo ideal sería, bendito dios, seguir a Sócrates con: “Solo estoy
mirando cuántas cosas existen que yo no necesito para ser feliz”. Y en
Venezuela sucede lo contrario, ¿cuántas cosas no existen que me hacen
infeliz por no poder ni siquiera mirarlas y, estamos en navidad y,
además en ferias.


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Esteban Rojas


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