Chávez…Siempre Chávez

Un militar en quien se sospechaban primeros términos y se descubre lo infinito, un cosmos con astros propios en órbitas propias. Para la burguesía no tiene sentido, se desalienta, comprende que jamás podrá penetrar en la entraña de este Gigante: su magia es demasiado misteriosa y hostil al primer contacto con una mente individualista; su pensamiento, demasiado envuelto en las tinieblas de lo infinito; su mensaje, demasiado enigmático para que el alma burguesa pueda mirar de frente a este Nuevo Hombre como miraba a los gobernantes de la 4-R que estaban arrodillados a sus pies.

Chávez no es nada para quien no le viva desde su interior. En lo más recóndito de nuestras almas debemos aquilatar y acercar las fuerzas de la compasión y de la hermandad en los sentimientos; afinar su receptividad, para descubrir lo que pueda acercarnos a su humanidad, maravillosamente humana y verdadera. Sólo allí, en lo más hondo, en lo eterno e inmutable de nosotros mismos, raíz con raíz, podemos aspirar a la unión en nuestro Comandante Eterno.

¡Cuán ajeno y cuán lejano se nos aparece este Gigante, inigualable; cuán otro mundo, fuera del nuestro!

Sólo la mirada que se levante a lo alto de su sentido último puede mudar ese respeto temeroso que experimentamos ante este mundo en ardiente amor; sólo la mirada que se adentre en su entraña acertará a iluminar todo lo que hay en este Gigante de hondamente fraternal y universalmente Humano. Pero ¡cuán largo y cuán laberíntico el sendero que nos conduce hasta el corazón de este Coloso! Imponente por sus dimensiones, esta obra única se nos revela más misteriosa cuanto más pretendemos escrutar en su hondura infinita desde lo infinito de su superficie. De cada uno de sus pensamientos arranca a la burguesía una galería subterránea que desemboca en los abismos demoníacos de lo terrenal, y cada una de sus exaltaciones al mundo del espíritu roza con sus alas la faz de Cristo. De tras de cada Misión de esta su Gran obra, de cada rostro de las Misiones, de cada pliegue de sus envolturas, se esconde la noche eterna y brilla la Eterna luz. Cada uno de sus problemas toca a un problema insoluble de la Humanidad; su ser irradia en todas direcciones sentido Eterno. Para acercarnos a Él, sólo hay una senda: el entusiasmo, pero un entusiasmo humilde que se sepa pequeño ante el respeto amoroso que en Él alentaba al asomarse al misterio del hombre.

Solos, pues, y sin guía, a tientas, hemos de aventurarnos en el corazón de este laberinto, buscando el hilo del alma en el ovillo de la pasión de nuestra propia vida. Cuanto más en Él nos internemos, más cerca sentiremos nuestras mismas entrañas. Y sólo tocando al fondo verdadero de nuestro ser, a lo que en él haya de omnihumano, nos palparemos unidos a Él. Quien se conozca bien y profundamente, conocerá también verdadera y entrañablemente a este Gigante, que es, si alguien puede serlo, la medida última de toda Humanidad. La senda que nos conduce a través de sus obras pasa por todos los purgatorios de la pasión, se remonta sobre todos los grados del suplicio terreno: el suplicio del hombre, el suplicio de la Humanidad y el suplicio de todos. Sombrío es el camino, y es necesario que el corazón arda de pasión y amor a la igualdad y a la libertad: tienen que ser las experiencias interiores de nuestra propia vida la luz que nos lleve a su verdad.

Chávez pide su sitio en la vida cotidiana. Aspira a que los hombres y mujeres al “mando” de la dirección del Proceso sean capaces como lo fue Él, por sobre todo y sobre todos, de volar al combate cuando se anuncie la hora de los peligros. Quiere hombres y mujeres sin miedo a la verdad. Quiere en los nuevos dirigentes un sentido de inteligencia social que haga posible la continuación de la realización de sus ideas, de libertad y de dignidad humana. De la Patria urgida de voluntades que la sirvan sin pensar en la vecina recompensa.

Por Chávez no hablan más testigos que los de su amado Pueblo, en su mística trinidad de carne y espíritu: su rostro, su destino y sus Misiones.

¡Tú ausencia Comandante! Tú amado pueblo está impaciente esperando que vuelvas pronto de la misa. ¡Comandante!!!

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cuatro antiterroristas cubanos héroes de la Humanidad!

¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!

¡Patria Socialista o Muerte!

¡Venceremos!


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Manuel Taibo


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