Revolución o Golpe de Estado

Los resultados electorales del 14 de Abril de 2013 han generado un proceso de reflexión entre los camaradas que apoyamos el proceso revolucionario de construcción socialista y bolivariano. Un análisis superficial aprecia lo que falta respecto a las expectativas electorales que nos habíamos creado. A esta posición nos arrastró nuestra emocionalidad irracional; así como, las extrañas declaraciones del Jefe del Comando Sur del Ejército norteamericano y la CIA que hace menos de una semana daban como virtual ganador (en un arrase) a nuestro presidente Nicolás Maduro. Las encuestan ayudaron mucho en este espejismo. El ejercito norteamericano, quien dirigió las operaciones electorales y dirige las acciones desestabilizadoras en estos días, pretende desmoralizar, con su campaña de guerra, a los camaradas revolucionarios para que incurramos en ese análisis superficial. Preparando así, las condiciones para los futuros Zarpazos. Sin embargo, la lectura revolucionaria después de reconocer nuestra inocentada en el proceso electoral, al confiarnos en la emocionalidad, es asumir no lo que falta sino lo que avanzamos (nuestro resultado electoral). El chavismo ganó las elecciones del 14 de Abril con 7.575.506. Lo que significa que existe más de 7 millones de camaradas comprometidos con el proceso bolivariano dispuesto construir el socialismo. Significa hay que desarrollar una contraofensiva contra los contrarrevolución que desde algunas instituciones vienen saboteando y arrechando a los camaradas comprometidos con el proceso. Un grito generalizado del pueblo chavista es “basta ya de impunidad contra los contrarrevolucionarios que sabotean, que roban o que permiten que otros saboteen la gestión revolucionaria”.

Después de nuestro reconocimiento de inocencia frente al resultado electoral, recibimos con Beneplácito el mismo. Nos hacía falta este apretado resultado, porque hoy por hoy todas y todas estamos retomando las 3R (revisión, re- definición y re- impulso) del proceso de construcción del socialismo. La victoria del 7 de octubre del 2002 nos llenó de un triunfalismo ciego, que no permitía asumir nuestros errores en muchos Ministerios cuyos dirigentes ya no aportan nada nuevo proceso. Pero, esta victoria tiene el gran mérito de que ganando nos obliga a revisarnos, a ver con crudeza nuestros errores y a desatar las fuerzas del pueblo para cambiarlas. Estos resultados electorales nos indican que la cuarta República está vivita y coleando; que el modelo rentista no se ha superado, que la cultura del “dame todo que yo tengo derecho porque soy venezolano, pero, no tengo ninguna obligación de darle nada al país” sigue con sus andanzas: que la bolsa de comida o la plancha de Zinc sigue siendo la conciencia de muchos venezolanos. La cuarta República no ha muerto, debe ser nuestra primera conclusión. El modelo rentista dependiente e importador tampoco a muerto. La renta petrolera sigue dirigida a pagar sueldo y salarios sin que ello se traduzca en la producción de bienes y servicios que nos permitan asestarle un golpe al desabastecimiento y la especulación de una burguesía golpista y entregada al imperio norteamericano.

Afortunadamente, los resultados electorales nos advierten que de no romper con la cuarta república y con su modelo rentista que niega el desarrollo endógeno el desenlace será el mismo que en los años 80: la perdida esta vez de la quinta República. La campanada fue escuchada, de allí que nuestra tarea sea profundizar la economía socialista apalancada por el petróleo, sea sustituir un Estado burgués, con poca capacidad institucional para resolver los problemas de la sociedad, por un Estado socialista donde todo Funcionario sepa que trabaja exclusivamente para el Pueblo y que él es Pueblo. Donde la política tenga sus bases en el desarrollo y dirección del poder popular; donde el trabajador y el campesino son actores fundamental de ese poder. Necesitamos hablar de todas las formas posibles para que el pueblo entero (incluyendo a los trabajadores no golpista de la oposición) nos entienda y se sienta incluido en el socialismo. No se trata de la discusión que existía en tiempos de adecos y copeyanos de la cuarta República sobre los temas de inseguridad, impunidad ante la corrupción, vivienda, salud y educación. La construcción socialista nos exige crear una economía, un Estado y una política nueva. Esta vez, afortunadamente, nos pusieron tiempo, por cierto muy corto: pero, nos los pusieron a todos los revolucionarios, no sólo ha Maduro y a su equipo. Pues este es el momento de avanzar en la construcción de la patria socialista, de movilizarse y accionar en pos de la construcción de nuestro sueño. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.


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Néstor Aponte


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