La revolución de las alteridades

Alteridad significa reconocer la diferencia y la similitud legítimas de otros cuerpos o entes a través de realizar distinciones no excluyentes, de aquí que alterizar sea un modo relacionador y singularizador de ser en el mundo que propicia la revelación afectual o fratriarcal del otro, la otra y lo otro, contrapuesta conceptualmente a la otredad por ser esta excluyente o negacionista de los otros, de las otras y de lo otro en su diversidad como iguales diferentes, como lo promueve el fascismo neoliberal de manera solapada y abierta a través de la inducción publicitaria mediática promotora del narcisismo, el individualismo, racismo, egoísmo, desamor, etcétera. Especie de revolución intersubjetiva con efectos desalienantes y liberadores social y culturamente al recomponer las relaciones sociales afectualmente, esto es, sintiendo, pensando y actuando juntos(as) de modo empático. Es imprescindible para la convivencia social justa e igualitaria, la aceptación de la diferencia como alteridad ya que en definitiva todos y todas son existentes otros, otras y lo otro.

La dialéctica de las alteridades supone una reconstrucción de las diferencias y similitudes a través de la desconstrucción compleja de su logocentrismo (revisión crítica que pone en entredicho la correspondencia impuesta entre significantes y significados, la significancia) en su interacción identidad/alteridad, desestabilizadora por crítica de lo establecido al respecto, ejemplo, es posible que ocurra mediante la autoconciencia y la sensibilidad el reconocimiento de el(la) otro(a) en uno(a) mismo(a), mediante la auto-co-poiesis (capacidad de todos los cuerpos y entes de regenerarse o cambiar autónomamente o por cuenta propia). Asimismo, la relación erótica o amorosa desalienada posibilita la experiencia del otro o la otra en su alteridad que rechaza y neutraliza al sí-mismo narcisista en los amantes. No obstante, esta interacción comunicativa auto-co-poiética solo es posible cuando hay apertura entre las alteridades para aproximarse a construir una probable identidad o identificación común. Sin embargo, esto suele dificultarse cuando la alteridad no es proclive a la apertura, alteridad extrema o absoluta, que impide un reconocimiento por su distanciamiento de el(la) otro(a), transformando, a veces, sin ser total otredad, la diferencia en estigma.

Cuando ello ocurre en el terreno pedagógico de la enseñanza-aprendizaje suele recurrirse a ficcionar a los(as) otros(as), estudiantes, inventando una alteridad-otra ficticia para la autoafirmación de quien ejerce el poder para simular una identidad con la autoridad docente que es relativamente una otra alteridad pero jerarquizada como otredad superior, por tanto, con muy poca contribución para lograr una identificación construida en común, en todo caso, de lograrse, por la tolerancia, que no deja de ser excluyente, sería muy débil y transitoria para procurar alguna permanencia.

Es trascendente la construcción metafórica o poética de la alteridad liberadora mediante la simbolización ético-estética de lo real objetivado como radicalmente distinto u otredad cuando esta nos produce una afectación al salir a nuestro encuentro. Pudiera ejemplificarse con la noción de energía al analogarla como símbolo efectual ambivalente del efecto transformador de la explotación del petróleo al etiquetarla como "excremento del diablo" o "riqueza natural bendita". La simbolización analógica o metafórica abre cauce hermenéutico a las opciones de sentidización emancipadora al impugnar y remplazar las semánticas dominantes, por ejemplo, ante la contracultura petrolera antepone la creación de una simbólica cultura energética o energizadora. De este modo nos implicamos en una experiencia de reconocimiento que puede conducirnos a convertir una otredad en una nueva alteridad afectual, convivencial o existencial fratriarcal o hermanadora. No hay que olvidar que históricamente los símbolos precedieron y fundamentaron alterizadamente el desarrollo conceptual denotativo y connotativo posterior que los relegó, desdibujó y distorsionó como forma mediática identificadora alienante.

En la actualidad la hiperexpresividad de los signos e imagenes alienante por tecnocrática y avasalladora mediáticamente, que no interpela por el sentido existencial dando por supuesta la realidad en su mistificada representación metaversal o virtual, ha relegado y solapado la potencia expresiva alterizadora, -a veces inexpresable figurativamente por irrepresentable, sino registrable sensible o afectualmente-, del imaginario de la simbología existencial sentidizadora y sus mínimos comunes cohesionadores, un existenciario de opciones alternativas y diversas con sentido, que la hacen parecer una ajenidad en manos de otredades y no en las de alteridades humanas.

De lo expuesto se infiere, la urgente necesidad de generar políticas no pragmáticas trascendentes que animen y concreten acciones alterizadoras de los existentes para que simbolizadamente o metafóricamente produzcan existenciarios afectuales o empatizadores para la transformación fratriarcal de las relaciones sociales neoliberales hegemónicas.

1 "La capacidad de simbolización es un aspecto central de la vida. Da cauce a una síntesis de sentidos diversos determinados históricamente. La apertura semántica que provoca el arte es esencial en la elaboración de conceptos, la apropiación de la palabra y la construcción de identidad."

2 " Es la forma, la forma poética, el distanciamiento y la capacidad de postergar el entorno fenoménico lo que en un sentido amplio instala presencias provocadoras que hieren la realidad y al mismo tiempo la suturan, ampliando sus fronteras perceptuales. Esta dimensión poética es pendular. Hacia un extremo de la parábola nos aleja del mundo real y, en su retorno, nos acerca a la verdad. Veremos que el proceso metafórico es condición de la capacidad cognitiva, y que el método científico contemporáneo abreva parte de sus propiedades en la transferencia por analogía"



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Jorge Eliecer Díaz Piña

Doctor en Ciencias de la Educación (ULAC), Magister en Enseñanza de la Geografía (UPEL), Licenciado en Ciencias Sociales (UPEL). Profesor universitario de la UNESR

 diazjorge47@gmail.com

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