Dilema de Mayameros: “Está bien, depórtennos a Venezuela, pero favor invádanla primero, por nuestra seguridad”…

Los venezolanos mayameros, están pasando por un terrible dilema ante tantas tensiones y preocupaciones, producto de esa disyuntiva entre querer ser como los norteamericanos bellos y afortunados, y la condición real de sus orígenes por lo que sienten que ésta les abruma, rebaja e envilece. En el fondo admiran a Trump con locura, pero a la vez le tienen pánico. Consideran que Trump tiene todo su derecho a despreciar a los migrantes para proteger y defender a su país, porque Trump es blanquísimo de ojos azules, amarillo, anaranjado, todo un dios... A la vez sienten que perderán todas sus ilusiones y todos sus sueños si dejan esa tierra de la libertad, esa tierra gloriosa de la justicia que como nadie respeta tanto los valores y los derechos humanos. Sufren horrores estos venezolanos por no haber nacido blancos y de ojos azules, por no poder ser hegemónicos o supremacistas con toda el alma, radicalmente, obsesivamente, porque están totalmente de acuerdo con la consigna MAGA "Make America Great Again" («Haz a Estados Unidos grande otra vez», «Que Estados Unidos vuelva a ser grande»). Pero para que EE UU vuelva a ser grande again, tiene que expulsar de su tierra a los negros, indios, mulatos, trigueños, santo atrás… Estos venezolanos mayameros reconocen a la vez que para que América sea grande AGAIN, no puede tener tantos migrantes horribles como ellos mismos, porque en el fondo, cómo podrían definirse las diferencias entre un puertorriqueño y un colombiano, entre un dominicano y un peruano, entre un ecuatoriano y un venezolano. Lo que sí es cierto para ellos es que lo más horroroso de este mundo es un haitiano. De lo que sí están muy claro es que son superiores a los haitianos, a todos los africanos. Antes sentían que eran superiores a los asiáticos, pero ahora consideran que están por debajo de esta raza.

Entonces, en estos momentos, padecen horrores los mayameros venezolanos porque no se atreven decirle a nadie de donde vienen, a qué país pertenecen, casi no se atreven a salir de sus apartamentos, sufren horrores cuando sus hijos salen a la calle y cuando lo hacen constantemente se están comunicando por celular con ellos. Para no molestar a los estadounidenses, para no hacerlos sentir incómodos, estos venezolanos desearían irse. Cuánto desearían no poder importunarlos, molestarlos, enfadarlos o desagradarlos con su presencia. Es entonces cuando piensan aceptar que se les deporte, pero para que eso ocurra, consideran que es necesario que EE UU invada primero a Venezuela. Que extirpe a los chavistas, a los comunistas para luego así, ellos poder sentirse cómodos, liberados. Ellos desean poder disfrutar en su propio país de los dones gloriosos de Hollywood, de Disney, de lo que se ve y se disfruta en Las vegas. Ellos quisieran que en acabándose los comunistas en Venezuela, entonces poder regresarse a un país que en el futuro, de la mano de EE UU pueda construir rascacielos y los lujos que se aprecian en Nueva York, con tiendas por montones en los que ellos puedan escoger productos de marca, todas las maravillosas virguerías, insistimos, que de vez en cuando abarrotan los comercios en el Norte. El dilema, por Dios, el dilema…



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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