Será cierto que hay un dios, o son los dioses, el hombre, lo humano, lo no humano, son las preguntas que me embargan y las reflexiones que me asisten, mientras cavilo sobre la naturaleza de las cosas en permanente cambio y transformaciones en mi vida, y las paradojas que surgen. Los seres humanos desde tiempos inmemoriales hemos buscado vivir en paz, en armonía, no en guerra, pese a estar en medio de la realidad que a veces se nos presenta hostil, pues es parte de lo que hay, a lo cual hay que adaptarse de la mejor manera, siendo la existencia una experiencia efímera, lo que hace la diferencia entre las especies y su adaptación al medio donde se está presentes y donde medramos uno escribe su propia historia, mientras enfrenta desafíos y trata de disfrutar un momento de felicidad, mientras conoce, aprende y sabe que debe ir hacia adelante, evolucionar, progresar, mientras está y hace en este espacio tiempo infinito de vida.
Y porque son nuestras ideas que pensamos las que crean lo que creemos, en el sentido de que somos los arquitectos y constructores de nuestra propia realidad, a través de nuestras experiencias, lo que intuimos y percibimos, moldeadas por nuestras imaginación volcada hacia afuera. Al final del día, lo que verdaderamente importa es cómo vivimos, qué significado le damos a nuestra existencia, que es la búsqueda que da esa búsqueda de paz interior, al ir comprendiendo que el propósito es el camino de existencia individual, que cada uno debe recorrer mientras explora.
Siendo así que pensamos, por qué seguir con el empeño absurdo de estar hablando de paz, cuando lo que hacemos es la guerra, lo que siempre es pernicioso, porque destruye lo que se ha hecho, y se acaba con la existencia de los demás. Dónde aprendimos a actuar de esa forma, dos son las posibilidades, y la supervivencia está implícita en ambas posibilidades, o que para subsistir en el mundo hay que enfrentarse a la naturaleza, es decir, medrar en ella frente a los demás elementos que existen, o para cumplirle la tarea a dios, los dioses, llámense como se llamen o los llamemos, y que nos han dicho que existe el bien y el mal, y debemos elegir vivir de acuerdo al amor o el odio, la carne y la sangre, o el alma y el espíritu.
De eso se ha tratado cuanto se ha narrado desde las culturas que nos antecedieron, viendo la vida como la experiencia de la existencia de lo que hay en el libro abierto, y que apuntamos en capítulos y escribimos en el cuaderno personal y propio. En él cada uno lee y escribe lo que entiende como existencia, experiencia, vivencia, mientras pasa su estadía se cumple en el mundo, dentro de un universo de oportunidades, siendo polvo de estrellas manifestándose en todas las combinaciones posibles, que se han sostenido a lo largo del tiempo en el espacio de inmanencia, en el cual lo que está se manifiesta como parte y todo.
Nos incorporamos y actuamos tomando y dejando cosas, experiencias, situaciones, circunstancias, cúmulos que se forman de pequeñas partículas que forman las grandes cosas presentes. Son las ideas que pensadas dan paso a lo que creemos y hacemos como creación, tal dinámica pasa por la permanente dialéctica or cada una, un espectro multifacético y extenso de situaciones y circunstancias por las que vamos haciendo, teniendo, ganando y perdiendo, acopiando y deslastrándonos de ataduras a cosas materiales, o de otra índole, que nos sirven para permanecer entre vínculos con los demás, aunque hay quien vive aislado fundido con la esencia, en otro mundo diferente, distinto más apacible y sereno, más hermoso y profundo, donde cada vez se está más imbuidos del éxtasis perpetuo. Siendo que son posibilidades, ellas se van amoldando al conocer, saber, comprender, asimilar, vivir.
Como la imaginación vuela, sirve para lo bueno y también para lo malo, incluso para lo peor y también para lo óptimo en el ser humano. Otra cosa es lo que hemos generado desde que estamos presentes en el mundo y lo que hacen las mentes más perversas, psicópatas, sociópatas, que sobre todo abundan entre quienes ocupan cargo de poder, que son escogidos por las élites para que se ocupen del lumpen, de mantener a raya a los pobres, de hacerle la vida más grata a los ricos, a los poderosos. Hoy hay menos cosas ocultas bajo el sol, por eso actúan tras las sombras, ocultos, planificando qué harán contra la humanidad que, según ellos y ellas, sobran.
Si a ver vamos, la ciencia y la tecnología se crearon para tales fines, logrando el control de los elementos, para desde las instituciones, que nos hacen creer están para servirle a la humanidad, y vemos que no es así, si lo fuera en dos mil quinientos años, por lo menos se hubieran resuelto mucho de lo que todavía nos perjudica como especie humana, es la pirámide de poder que se manifiesta materialmente, y nos dominan con la fuerza bruta, con las armas, y también con las mentiras, las manipulaciones, con el instinto reptiliano, así dominar el espíritu, enredando los sentidos y manifestando desde lo oculto, el engaño, para apocar y disminuir nuestra esencia vibratorio.
Para ello es necesario mantenernos distraídos, desenfocados, incultos, y la Inteligencia Artificial sirve para tales fines, pues entre otras cosas, toma el control de nuestras vidas y hacen que ignoremos las diferencias entre lo que es real y lo que no lo es, incidiendo obre ese 99% , sometido a través de la propaganda, el pan y circo, la distracción, y como señuelo todo lo virtual, para que piquemos y nos olvidemos de la vida como tal, de la conciencia, del ser que hace y deshace, desde su libre albedrío.
Tales son dentro de las narrativas que se presentan a la consideración de todos y todas. Como todo, es planificado, se prepara el terreno, se abona y se siembra para luego cosechar en la mente de los púberes, que al ser adultos no conocen la verdad sobre sí mismos, sino la que se les ha presentado por parte del sistema, que se instala en lo más recóndito de nuestro ser, que se aísla de lo real, que somos polvo de estrellas, y parte de la naturaleza, donde encarnamos siendo espíritu, es decir, lo que está como energía sutil manifestada en el nivel, el plano y la dimensión correspondientes, para lo bueno, virtuoso, sublime, trascendente.
Es la enseñanza que ha perdurado desde siempre, antes de que el tiempo fuera tomado en cuenta desde el control de los que se empeñan en gobernarnos a través de ideologías. Nuestros primeros ancestros desde Oriente, sin sucumbir a las tergiversaciones por la intervención e imposición de quienes lograron controlar durante una era, la de Piscis, a quienes les tocó morar en este hogar, con cuerpos y todo lo que de significado tienen para las culturas, tal como cada una lo expresa a su manera.
Entre más se vive, más nos acercamos a la razón de ser, pues estamos, única e indispensable condición de existencia a nivel material, en los planos y dimensiones que nos corresponde ocupar individualmente, en este sistema que sistematiza y organiza la vida en sociedades en un mismo planeta. A Babel de los mitos, todo lo que hay sobre las religiones, lo que la historia abarca, hechos que se concatenan en secuencia, en la matrix holográfica, que en forma de fractal nos señala cómo se ha gestado desde el principio de los tiempos, que cada texto sagrado se plantea con respecto al todo, donde la misma idea de que hay algo, puesto que no puede haber la nada en el vacío de la imposibilidad de la comprensión de los hechos.
Las respuestas dependen de cómo se formulen las preguntas. Estamos en un nuevo umbral para la entera humanidad, en tránsito al ingreso de Acuario, pero el parto parece complicado, pues no estamos atendiendo a la madre, sino ocupándonos de buscar distraernos ante la evidencia de los cambios que se están sucediendo, y que por la tremenda ignorancia que nos circunda, no queremos asumir el despertar, el darnos cuenta, tener conciencia plena del presente, del aquí y ahora que nos ocupa, y da razón también del final de los tiempos remotos, para entrar a nuevas dimensiones.