El motín ocurrido en la madrugada de ese miércoles fatídico en el centro de reclusión de la Policía Estatal de Carabobo, donde un centenar de personas han perdido la vida en un posterior incendio, es uno más de los incidentes graves de este tipo registrados en los últimos años, es un suceso que supera los ocurridos de este gobierno, como el de la cárcel el Rodeo en el 2011, Urbana, en 2013, o Amazonas en 2017 entre otros.

La repercusión de esta masacre ocurrida en los calabozos de la Comandancia General de la Policía de Carabobo ha generado un repudio general.

Cuando publicamos "EL RODEO, EL INFIERNO DE LAS CARCELES VENEZOLANAS, (libro de mi autoría) que desnuda la cruda realidad de nuestro sistema penitenciario, herencia de la negligencia e ineficiencia, no enfrentado todavía con la decisión que se requiere. Mi libro una vez más cobra vigencia con los hechos acontecidos en el centro de reclusión de la Policía Estatal de Carabobo la cual dejó un centenar de personas muertas, siendo uno de los incidentes más graves de este tipo registrados en Venezuela es testimonio de una realidad que estamos comprometidos a transformar, este es uno más de los caso lamentables que tiene el sello de una ministra inepta que sigue justificando su ineptitud echándole la culpa a los demás, no asumiendo su responsabilidad al respecto. Está claro que se impone una vez más una gran autocrítica" y mi libro lo es.

En el libro se encuentra una reflexión escrita y gráfica, expresada en centenares de fotografías a todo color que describen la realidad mejor que mil palabras; una autocrítica y propuestas para la solución que todos queremos y que hoy una vez más nos queda claro la falta de voluntad para resolver este grave problema.

Como todos los venezolanos -de tanto en tanto y durante muchos años- escuché hablar de los horrores de nuestras cárceles. Cuando en junio de 2011 estallaron los hechos de El Rodeo, al igual que todos leí con avidez la prensa, percibí lo que nos hizo conocer la radio y la televisión. Fui a los entornos de El Rodeo y pude hablar con mujeres que lloraban la suerte de sus familiares presos. Las escuché indagar cómo y dónde estaban sus seres queridos. Me di a la tarea de escribir las páginas que he editado, con el propósito de que sirviera de alerta.

El libro es un grito para que pongamos los ojos en nuestro sistema penitenciario. Pretendo ayudar al análisis que debe hacerse para la terapia y cura de esa llaga. La insensibilidad del gobierno no permite con voluntad de poner punto final al drama.

Por eso este libro lo publiqué y asumí la responsabilidad de mi crítica y que a la señora ministra le entro por uno y le salió por otro corrí así, la venganza y la persecución, el decomiso y la incineración de la segunda edición de mi libro por parte del ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, me calificaron de alarmista, e incluso me acusaron de contrarrevolucionario y de molestar al actual gobierno.

No obstante, ante la clara violación una vez más de los Derechos humanos lo que me obliga a la crítica y a la presentación de soluciones, me obliga a la claridad, a hablar y a continuar escribiendo la verdad.

Hoy hablo de Carabobo como hable de El Rodeo sin rodeos en su momento: el maldito dinero de la droga es el primer responsable de la tragedia del penal convertido en infierno; además, numerosos representantes de ONG presuntamente protectores de los derechos humanos y demás, funcionarios son mulas del tráfico de armas y drogas, facilitadores de delitos. Así lo denuncio, asumo las consecuencias.