Nuestra política y los falsos dilemas

Texto Constitucional y Constituyente: mientras tanto... la vida cotidiana

Estos 18 años del Proceso Político Bolivariano han sido realmente intensos, hacer una lista de eventos sociales, económicos, teóricos, políticos, culturales, psicológicos, ideológicos, nacionales e internacionales intervinientes en éste período, sería muy larga e inútil para los efectos de este artículo.

Chávez, al asumir el poder político en la República Bolivariana, recibía a su vez 80 años de Cultura rentística petrolera, ocho décadas de la HIPNOSIS DE LOS BALANCINES, que por razones de comodidad expositiva la divido en dos Fases: 40 años de asentamiento de las transnacionales petroleras y su fuerte incidencia en la mengua productiva agrícola y pecuaria, dada la migración de los hacendados venezolanos herederos de las oligarquías político-terrófagas usufructuarias de las guerras intestinas nacionales durante buena parte del Siglo XIX. Estos actores hacen vida en la economía extractiva integrándose a los nuevos negocios asociados a la banca y a la importación de bienes norteamericanos y europeos.

Por otra parte, el campesinado sin tierra y sin empleo es integrado a las duras faenas de la exploración y explotación en la industria de hidrocarburos. Se establecen los “Campos petroleros”, diferenciados, el de los “Criollos” y el de los “Gringos” con sus respectivos “comisariatos”, y a partir de allí a consumir gaseosas, carne de buey enlatada y a masticar chicles. Venezuela después de 1950 demográficamente se hace urbana.

La otra Fase son los 40 años del Puntofijismo, periodo planificado y tutelado por factores foráneos (EE.UU y Europa) en connivencia con la alta burguesía venezolana, a fin de consolidar el dominio imperial en el “Patio trasero” en un planeta de fuertes desarrollo anticolonialistas cuyas ideas liberadoras amenazaban con extenderse al continente americano, y el ejemplo de Cuba resultaba intolerable. La antítesis entre Democracia y Comunismo, y el eufemismo de la Guerra Fría, fue el pretexto para el exterminio de los grupos de liberación Nacional en Venezuela y Latinoamérica.

Esta herencia que recibimos los venezolanos y que a Chávez le tocó asumir, empezaba con la necesidad de diseñar una brújula para navegar en los nuevos tiempos, era como salir en una Galera del Mediterráneo y adentrarse en las furiosas tempestades del Atlántico. Pensar, armar equipo y, emprender políticas públicas, a fin de intentar organizar esta nación tan largamente manoseada y ultrajada resultaba una tarea titánica, nada envidiable. Se trataba de lidiar con una Cultura, “La Cultura del Petróleo”, definida así por el venerable antropólogo venezolano Rodolfo Quintero, en el Capítulo 5 “La Cultura del Petróleo, semblanza de la civilización gringa”, en una de sus obras (1).

A finales del Siglo XVIII y comenzando el XIX, el español americano, súbdito de los reyes Borbónicos: Simón Bolívar, nacido en el Siglo de las Luces, guiado por ilustrados maestros, abrevó en buenos libros, estuvo atento a los fuertes cambios revolucionarios europeos, y como viajero fue un agudo observador de las esencias. Quizás, desde la lejana atalaya europea el joven Bolívar, recordó a su tierra con ternura, de allí el gran reto, hacer de este territorio colonial una REPÙBLICA y construirnos una IDENTIDAD PROPIA, un SENTIMIENTO, una PATRIA y un GENTILICIO ¡¡LA VENEZOLANIDAD!! En esa búsqueda se topó con la añosa CULTURA dominante de sus ancestros, nudo gordiano que no le fue sencillo superar. En la Carta de Jamaica hay una extraordinaria reflexión sobre ello.

En estos momentos que nuestra nación pasa por complejas dificultades, donde se perciben tonalidades grises en el espectro político, que han generado expresiones de dudas y actitudes expectantes en importantes sectores de la ciudadanía, que no necesariamente puedan catalogarse de pesimismos, o como aquellos más dados al lenguaje religioso, puedan atribuirlo a falta de Fe, algo así como la inobservancia de las “Tablas de la Ley”, o más terrenal como no atender el mandato propio de la disciplina militar “superior que ordena subalterno que obedece”. No faltarán los críticos aguerridos que resuelvan el asunto adjetivalmente.

Desde mi modesta visión, más bien diría, que ni una cosa ni la otra, se trataría en tal caso más bien, de una tarea que es obligante emprender por todos aquellos que pertenecientes a grupos políticos o no, que no estén comprometidos en actividades antinacionales vinculados a factores foráneos O, empresarios y funcionarios gubernamentales (civiles y militares) que por acción u omisión estén complicados en el descalabro de la Hacienda Pública. Esa tarea no es otra que la de ocuparse en indagar y revisar la acción política e histórica en que estamos envueltos. Este andar nos puede llevar a voltear hacia atrás, estudiar experiencias, buscar paralelismos, hacer comparaciones, por supuesto entendiendo que hay que evitar el simplismo de caer en calcos y copias.

El llamado que ha hecho el Presidente Nicolás Maduro a una Asamblea Nacional Constituyente, como solución y, según él, tal vez la única a la calamitosa crisis nacional, ha generado en el universo político venezolano posiciones diferentes, que van de la extrema derecha con su visión política asociada a estrategias e intereses foráneos y cuyas andanzas desestabilizadoras de toda naturaleza ha tenido cierto éxito en la generación de insatisfacciones y descontento entre sectores medios y populares; hasta posiciones críticas entre diversos sectores de izquierda.

El texto constitucional de 1999, de la República Bolivariana de Venezuela, como toda obra cultural hecha por seres imperfectos, es susceptible de ser intervenida, modificada, enmendada, vilipendiada, no desarrollada e ignorada. Pero lo peor que le pueda pasar es tratarla como una Vestal. Cualquier texto Constitucional debe atender su tiempo histórico, puesto que ella es una construcción humana que atiende a la sociedad, a la vida, pero a estas ideas básicas, no se reduce EL DILEMA, Claro, no hay que obviar por razones de salud política futura lo atinente a la responsabilidad de sus custodios, suerte de Caballeros Templarios que durante largo tiempo al parecer no la dejaron respirar; sus tempranos achaques es una evidencia de lamentables descuidos.

En 1961, tuvimos una curiosa Constitución, que surgió cual Silogismo: Venezuela es una Democracia, ésta se sustenta en leyes, pero a su vez, tienen que regirse por una filosofía político-jurídica, entonces ordenaron hacer una Constitución adecuada a las circunstancias. Según comentario de un conocido y agudo dirigente político de la época, esta niña salió del Congreso hacia Miraflores, donde el hacendado de turno en el poder, exigió su derecho de pernada o sea, desvirgar a la doncella para luego imponerle cuarenta años de silencio.

Hay otros documentos de soberana importancia, como es el caso de “El Manifiesto Comunista”, documento estremecedor que Carlos Marx y Federico Engels, en 1848, le entregaron al mundo, leído por millones de personas hasta nuestros días, comenzaba así “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestra días es la historia de la lucha de clases” texto que algún tiempo después hubo de ser corregido, por los autores, gracias a los aportes de las ciencias sociales sobre las sociedades primitivas, entre ellos el antropólogo y etnólogo norteamericano Lewis Henry Morgan.

Mientras tanto, la población venezolana en todas sus clases o estratos sociales, militancias políticas, independientes, de todas las profesiones y oficios, habitantes de los barrios, urbanizaciones, cascos urbanos, comunidades campesinas: todos ellos sufren severos tropiezos en su vida cotidiana. Muchas de las pequeñas cosas de la vida ciudadana, estamos seguros se resolverían con la acción del Estado y los instrumentos imperfectos existentes (Central, Regional, Local, Consejos Legislativos, Cámaras Municipales) mientras se aprueba la Constituyente.

En estos días en un evento del PSUV, en el Estado Carabobo, un líder fundamental de nuestra organización denunciaba con mucha razón el abuso y la especulación de la empresas distribuidora del GAS, públicas y privadas y, todo ello delante de las autoridades regionales y locales y, uno se pregunta ¿Quiénes son los responsables?,¿ quién gobierna ? Lo que ocurre con el Gas, da vergüenza, al igual que los servicios de la CANTV, cuando miles de personas en el centro del país tenemos año y medio sin el servicio, (robo de cables y ausencia de vigilancia). Estas deficiencias alientan en los sectores del capital y en la población de poca información histórico- político las ideas de la privatización.

Por estos predios también avanza de “facto” la privatización del agua (Han proliferado los expendios de ¿agua potable?), y tareas rutinarias como la recolección de desechos sólidos se realiza en bochornosos camiones de estacas (Que pena con estos venezolanos sumergidos en la basura, sin leyes que le protejan, ni las del trabajo ni los derechos humanos)

¡Ojalá¡ que alguna vez las empresas del Estado ubicadas por aquí informaran a las comunidades organizadas de su presencia productiva; para que no sean vistas con desdén por nuestras comunidades como entes del clientelismo político. También sería bueno saber sobre el corralito financiero, (causas en la actualidad) mientras los bancos se ponen buchones con las múltiples transacciones que hay que hacer para lograr algún efectivo para poder cumplir con nuestras obligaciones del día a día.

El comercio luce desabastecido de productos básicos, en cambio los bachaqueros lucen pletóricos en todos lados. Algunos comercios siguen haciendo el rol de taquilla bancaria esquilmando a los usuarios con una tarifa-impuesto que va del 12 al 20 %, a esto se le agrega el IVA, y toda la especulación que conocemos; agrava la situación además, que la generalidad de los transportistas de alimentos deben pagar una costosa custodia, que por supuesto se le carga al empobrecido bolsillo del pueblo.,

Esperamos que alguna vez El Lago de Valencia deje de ser el mayor vertedero de las aguas servidas del Centro del país. Este proyecto de saneamiento de enorme inversión, traería beneficios sociales y económicos que se pierden de vista. Como nosotros nos preciamos tanto de ser país potencia, de hacer obras colosales; este sería un reto que de avanzar en él, las futuras generaciones hablarían de nosotros con respeto.

….MIENTRAS…..TANTO…MIENTRAS……TANTO…MIENTRAS TANTO…MIENTRAS TANTO, con la “vieja Constitución” y mientras se construya la nueva, se pueden ir resolviendo numerosos asuntos de la VIDA COTIDIANA, con el ejercicio del gobierno en todos sus niveles y en el marco de sus posibilidades “El diablo está en los detalles” repetía hasta el cansancio Chávez.

LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL


(1) Quintero, Rodolfo/La Cultura del Petróleo/Universidad Central de Venezuela/Facultad de Ciencias Económicas y Sociales/División de Publicaciones, Caracas, 1985



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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