A guerra económica, guerrilla universitaria

Es bastante difícil que en medio del hipercriticismo se reconozca que el gobierno que preside Nicolás Maduro ha acometido un conjunto de políticas y medidas económicas, políticas y sociales, para enfrentar la crisis que está generando la guerra económica, aunque no con la celeridad que el pueblo quisiera, ni con las armas y medidas capitalistas de quienes pretenden doblegar la revolución, bolivariana, socialista y chavista.

Ahora bien, todas las medidas apuntan a estabilizar la economía a nivel macro. Mientras tanto, la microeconomía individual y familiar, siguen sintiendo el rigor de esta guerra económica, sin percatarse de varias cosas como éstas: no hay un solo rico o empresario quebrado hoy, a menos que haya declarado quiebra para no liquidar o pagar a los trabajadores; las aerolíneas y agencias de viaje están buchonas de dinero, con superávit en sus ilimitadas ganancias; lis raspacupos y raspatarjetas siguen siendo pobres, mientras que los que quienes los mandaron a cometer dicho delito por tres lochas malhabidas, hoy son híperpluscuammillonarios, con desfalco a la nación que estamos pagando los pendejos que no robamos con este beneficio; los pobres son cada día más pobres, de lo que la servidumbre titulada al servicio de la burguesía, llamada “clase media” y la nueva “clase emancipada” nacida en el chavismo, se encuentran ante la tentación de aferrarse aún más en su servilismo a los pies de la plutocracia, como fantasía y única esperanza de preservarse, aunque el precio sea el derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro y de todo lo que exprese, de alguna manera, esa emancipación como aspiración revolucionaria, porque a pesar del optimismo patológico de quienes esperan que les inseminen soluciones, hay quienes fuerzan por liquidar la guerra económica en sus múltiples niveles y escenarios, entre los que destacan: desabastecimiento programado y escasez deliberada, mercado ilegal de divisas a la tasa impuesta por Dólar Today, cierre y acaparamiento de productos, con boicot y cotización de los servicios.

Todo este componente de la guerra económica que sólo castiga al asalariado, es decir, trabajador, con la firme determinación de derrocar al Presidente Nicolás Maduro y restaurar la IV República adeco-copeyana, no se derrota únicamente con las medidas implementadas o dispuestas por el Ejecutivo Nacional, a las que los gobiernos regionales les han pasado por un lado, como si la vaina no es con ellos o de su competencia. Tampoco la ha resuelto la SUNDDE, amén de tanta negligencia expresa, ni los trabajadores y obreros, en general, como los más capaces, a quienes deberían darles, efectívamente, amplias facultades por la vía de los consejos de trabajadores.

Pues resulta, que a pesar de la emergencia económica, del decreto y de tanta hipercrítica que sale del seno de las universidades, los universitarios, cual parásitos orgánicos, con el debido respeto que merecen dichos animalitos (los parásitos), estamos, deliberadamente, aislados de la realidad concreta, aún cuando no son pocos los estudiantes, obreros, y empleados, como tampoco son muchos los profesores, los que hemos planteado incorporarnos para ayudar a combatir la guerra económica, desde muchas aristas, que no solo sean enjundiosos escritos que, aunque cargados, tal vez, de alta episteme, hoy requieren que salgamos al campo de batalla, para enfrentar esta guerra económica.

Es por ello que como estamos regidos por un Decreto de Emergencia Económica, bien podríamos hacer que el Servicio Comunitario, con carácter de obligatoriedad que cumplen los bachilleres para graduarse en sus respectivas carreras, efectivamente, pueden orientarse para que los bachilleres, acompañados de los trabajadores y profesores de buena voluntad, sean fiscales contra la guerra económica ante comercios, servicios, instituciones, comunidades, depósitos y galpones, acción efectiva que serviría, no sólo en este sentido, sino que, también, sería la gran pedagogía que permitiría quitar el velo de mentiras e ignorancia aprendida en cuanto a la guerra económica.

Esto podemos hacerlo con un decreto del Ejecutivo Nacional, con una resolución del Consejo Nacional de Universidades (CNU), con la disposición y resolución de consejos universitarios y directivos o con sólo la iniciativa patriota de hacer posible el Decreto de Emergencia Económica vigente. La guerra económica podemos enfrentarla con una guerrilla de todos los sectores e instituciones. Qué mejor que los universitarios en donde estamos los del Pueblo. Y dejemos que los perros ladren.



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Luis Alexander Pino Araque


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