“Si a mi me matan y yo me muero"

Estimados camaradas socialistas, en estos días próximos pasados, me encontraba en una cola para comprar unos remedios, en una farmacia popular, que se encuentra en la sede de la sanidad, en la avenida San Martin y mientras esperaba, a que llegara mi turno, tuve la oportunidad de escuchar una conversación entre tres mujeres, que se encontraban justo delante de mí, en la ya citada cola. Es de su conversación y del trato especial que le dieron a los hechos que ahí relataban, la que me ha dado la base, para el desarrollo de este articulo y que cuyo fin primordial es, el de demostrar como las clases pudientes y dominantes de la cuarta república, crearon una clase especial en nuestra sociedad, llamada “meritocracia o tecnocracia”, para que los individuos pertenecientes a esta clase, se encargaran de los altos puestos dentro de la cosa pública y gracias a su gran preparación universitaria, desviaran los temas fundamentales de la sociedad, desviaran la conversación del fondo del asunto, hacia el debate de la forma.

Es muy claro ver, al recordar los sucesos del paro petrolero, como el mayor énfasis que hacían estos “tecnócratas”, a la hora de debatir sus ideas, con los personeros del gobierno, desviaran, cada vez que el tema no les convenía, la discusión en un debate de formas, es decir, yo hablo mejor que tu, yo me visto mejor que tu, yo tengo mil títulos más que tu, ergo, yo soy mejor que tu y tengo la razón, así, de esta manera, desviaban la atención del meollo del asunto, es decir, del fondo y con estos vericuetos, lograban imponer su forma de pensar y con el apoyo de los medios de comunicación privados, lograban crear ese aire casi mitológico de sabiduría suprema y lograban así, que la pequeña burguesía venezolana, se tragase completico el cuento, que gracias a un titulo, un buen traje y un léxico muy comedido, se era, de manera inmediata, el poseedor absoluto de la “verdad verdadera”.

Traigo a colación los sucesos del paro petrolero, ya que son los más recientes y fueron, justamente, el punto final de esta clase social ficticia, que solo fue creada para camuflar el dominio soterrado del imperio, dentro de nuestros gobiernos entreguistas y nuestra sociedad sumisa. Fue en esa fecha, que se acabo de un solo golpe, con esa farsa de clase meritocrata y pasamos a tener, verdaderos profesionales entregados al bien del país, profesionales que a la hora de discutir, se preocupan esencialmente del fondo del problema, prestando muy poca atención a la forma, de ahí, vemos ministros no muy vestidos a la moda, vemos altos personeros que no poseen un sinfín de títulos universitarios, pero que son personas muy preocupadas por el fondo de las cuestiones que tiene a su cargo y al final, están preocupados por el individuo, por el ciudadano de su sociedad y no por un numero o una letra.

Todo este preámbulo es más que necesario, ya que el tema es extenso y complicado y sin este preámbulo, este artículo estaría flotando en el aire y se haría muy difícil su comprensión. Ahora bien, volviendo a la conversación entre las Sras. que estaban en la cola conmigo, estas hablaban acerca de que todos los “Chavistas”, son unos incultos, unos analfabetas, que no saben hablar y que los que salen preparados de las misiones, son unos auténticos burros. Una de las señoras, se identifico como profesora de postgrado, no se en que institución porque no lo menciono, pero su tema era, que cada vez que recibía a un estudiante graduado de una misión o de la universidad bolivariana, ella los rechazaba inmediatamente, porque no sabían hablar, ella no podía aceptar a jóvenes que usaran la palabra “haiga” (este fue el ejemplo más usado en toda la conversación), así que ella, los remitía a que primero aprendieran a hablar y después regresaran a su institución.

Hasta aquí no parece haber un problema muy significativo, ya que el mal uso de nuestro bello idioma debe ser siempre criticado y se debe tratar, en lo posible, de lograr su corrección, en esto no hay problema, lo que pasa, es que esto es forma y no fondo, la realidad es que se le niega el acceso a las instituciones superiores, a jóvenes venezolanos, alegando muy pobres argumentos, lo cierto es que la única manera, que debería existir, para negarle el acceso a una institución superior de estudios a un joven, debería ser la preparación de este mismo joven y Uds. me dirán, que si no sabe hablar que preparación puede tener y yo les diré, la misma respuesta que la profesora antes citada dio.

Esta profesora ya cambiando el tema comenzó a hablar de Chávez, de su gobierno y de cómo hubiese cambiado todo, si Manuel Rosales hubiese ganado la presidencia en el 2006. Esta profesora se lleno la boca, con mil y una alabanzas, sobre este pequeño reyezuelo zuliano, hoy en día, prófugo de la justicia venezolana y cobardemente escondido en el Perú. Era hasta asqueroso oír, como esta profesora, que antes había denigrado de jóvenes, que maltrataban el idioma, les había negado el acceso a la preparación universitaria, alegando, únicamente, su pobre dominio del idioma y ahora, ensalzaba con cuanta loa exista, a ese paladín del idioma castellano. Tan ilustre es este señor, que todos recordaremos, entre otras miles de frases famosas, aquella tan inteligente tan diáfana y que sirve de titulo a este articulo, “Si a mí me MATAN y yo me MUERO”.

A estas alturas mi paciencia y mi quietud ya habían llegado al límite y entonces decidí participar, en ese tan estólido conversatorio, con mis tres “ilustres” damas y muy caballerosamente, le pregunte a la profesora, que opinaba de la frase que sirve de titulo a mi artículo y esta dama, poniendo una cara de mil demonios, ya que intuía, con certeza suprema, mi convicción chavista, me respondió: que esa frase fue dicha en el fragor de un discurso político y de esa manera, era una “licencia de lenguaje” totalmente aceptada; ante una opinión tan clara e ilustre, decidí darle la razón, por lo que, inmediatamente, le pregunte su opinión, acerca de la estructura gramatical de esta otra oración: “Puede ser que especulemos, pero damos fuentes de trabajo”, ahora si, la cara de la profesora era un autentico poema, me miro de arriba abajo y simplemente se limito a decir: que con “Chavistas incultos”, ella no discutía; a lo que yo simplemente me remití a hacerle el siguiente comentario: “solo me queda respetarle su estólida posición” y ya que esta maestra “ilustradísima” no me replico, me imagine o que no quería debatir con un hombre de 1,80 mts y 95 Kilos de peso o no entendía el significado de la palabra “estólido”.

Lo anterior deja más que claro mi comentario inicial, de cómo los imperios, a través de los gobiernos sumisos de la cuarta república, crearon esa clase social conocida como la “meritocracia”, que permitía darle un poder basado en la preparación y la instrucción elevada, a una serie de individuos, cuyo único fin, era el de perpetuar, en el estado venezolano, el dominio de los imperios extranjeros. Era más que común encontrar, que la mayoría de nuestros ministros, sobre todo en el área de la economía, eran graduados en el imperio o habían hecho postgrados en este, quien no recuerda la alocución de Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno, cuando presentaba a todo su tren ministerial y daba aquel jocoso comentario, de que el único que no era universitario era él y todos sabemos lo que aquel grupo ministerial hizo en menos de un mes, que trajo consigo, nuestro moderno 11 de abril, en un 27 de febrero.

No nos confundamos, la famosa “meritocracia” no era otra cosa, que un grupo de personas muy preparadas, muy bien vestidas y de un hablar fluido, diáfano y sin equívocos, pero que en el fondo, no era otra cosa, que un grupo de ladrones sinvergüenzas, que hipotecaron a un país que nadaba en petróleo y que estaban a punto de vender, como gallina flaca, nuestra gran industria petrolera y para los que aun defiende a estos pillos, recuérdense como se hablaba de la faja petrolífera del Orinoco en los años 97 y 98, recordaran, que ese petróleo no servía para nada, era un bitumen súper pesado, un chapapote, que solo servía para sacarle un poquito de provecho con la orimulsión.

Fue hasta cuatro años después, cuando nuestro presidente saco esta caterva de pillos, que entendimos su verdadero propósito, que no era otro, que vender por cuatro reales, toda esa riqueza petrolífera del Orinoco, a empresas del imperio, donde ellos, seguramente, tenían participación o sacaban una tajada enorme. Fue nuestro líder el que desenmascaro esa trampa de la “meritocracia”, demostrando, que la faja era de petróleo pesado, pero muy rentable y basta con ver, el sin número de empresas trasnacionales, que en la actualidad, quieren invertir en ella.

Ya para concluir, quiero hacer dos reflexiones finales, la primera, es que debemos tener en cuenta, que lo verdaderamente importante en la vida, es el fondo y no la forma, un regalo muy bien envuelto, pero que no contenga nada, jamás podrá ser mejor, que un regalo sin envolver, pero que contenga lo que más deseábamos recibir. Recordaremos cuando inhabilitaron políticamente, a ese nuevo meritocrata, llamado Leopoldo López, este trato, por todos los medios posibles, el de revertir esta sentencia, pero todos sus argumentos se basaban en la forma de la sentencia, tenían que recordarle, permanentemente, desde el bando gubernamental, que si quería revertir la orden, que se fijara en el fondo, es decir, fuiste inhabilitado por ladrón, demuestra que no lo eres y te cambiamos la decisión, es obvio que este Sr. no lo hizo, no podía cambiar la verdad, pero, si trato, con discursos elocuentes, entrevistas memorables, de hacer lo que tanto se hacia en la IV república, envolver el fondo de un problema critico, en una nube de palabrería insustancial, que al final lograba, siempre su cometido, que no era otro, que el desviar la atención del tema principal.

La segunda reflexión, que obtengo en este artículo, es que debemos dejar en claro, que no importa al bando al que se pertenezca, el maltrato al más bello de los idiomas, es imperdonable e inexcusable. Yo mismo he e incurrido, varias veces, en gazapos terribles en mis artículos, los cuales, muchos conciudadanos, camaradas y amigos, me han corregido, oportunamente. Como comente con antelación, no tengo excusa, así como tampoco tiene excusa, el camarada, que en un grafiti, muy bien pintado y patrocinado por el partido de gobierno, escribía la palabra “osan”, del verbo “osar”, como “Hozan”, por dios señores, hay que tener un poquito de cuidado, pero en honor a la verdad, el fondo del grafiti es más que cierto y vigente y no se puede minimizar por semejante erraton o por tan claro descuido de la forma.

pito0726@hotmail.com


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Alfredo Domínguez Fernández


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