Medicina, Derecho i Filosofía

La despenalización del aborto (IV)

“El derecho es el conjunto de las

 condiciones por las cuales al arbitrio

 de cada cual puede coexistir con el

 arbitrio de los demás, según una ley

 universal de libertad”

 Inmanuel Kant

“Son tan insensatos los hombres que una

violencia respetada acaba por parecerles

                                      un derecho”

                                    Helvecio

 

IV

 

 Hai un libro del médico i filósofo argentino, José Ingenieros, titulado EL HOMBRE MEDIOCRE, que lo leí desde los tiempos de estudiante i lo he hecho más de una vez, porque lo comentaba mucho con mi colega e inolvidable amigo Américo Negrette, mientras jugábamos ajedrez, pintábamos o con nuestras inquietudes en poesía i arte, contemplábamos amaneceres en Palmarejo de Palma (Costa Oriental del Lago) cuando fue médico rural de ese pueblo olvidado. De allí me quedaron muchas frases, anécdotas interesantes i principios éticos que sustentaba este argentino excepcional. Uno de esos es este: “el respeto a los ideales ajenos, es virtud suprema de los que piensan”. Por eso, aunque parezca paradójico, pensar no es solamente utilizar las neuronas para transitar la vida, ya que seres que consideramos irracionales, deben tener algo que les oriente, les permita cierto grado de conocer su alrededor i hasta de llevar sentimientos (perros, monos, delfines, etc.) No todo, simples reflejos condicionados. Pensar, como seres racionales tiene niveles que dependen del cultivo de la mente i ordenar lo que ahora se describe como el “mapa cerebral”. Por eso cuando el subrayado en la frase de Ingenieros, es mía, ya que pensar es realmente una actividad creadora, por lo que el segundo de estos escritos, utilicé la frase de Wittgenstein: “También en el pensar hay un tiempo de sembrar y un tiempo de cosechar”. I como me siguen llegando escrititos breves i mal escritos, pero llenos de violencia, que según la frase de Helvecio, “es violencia respetada” (no digna de responder) a ellos acaba por parecerles un derecho. Por eso no comentaré más nada, sino que solamente archivaré disparates. Es prueba de que muchos opinan, se lo que no saben nada en absoluto.

 Quien no es médico o enfermero o enfermera, no ha visto casi nunca un aborto, ni sabe por qué se produce i que terrible es para la mujer, cuando la necesidad i la pobreza, obliga a ponerse en manos de un verdadero asesino. Por eso, casi irracionalmente, lo primero que dicen i piensan es que se acabó una vida i además, sin ningún motivo, i por lo tanto es un asesinato; i aunque muchos se molesten, quien ha difundido más este disparate, es la Iglesia Católica principalmente (otras religiones también) a pesar de que la historia universal no conoce más crueldades, torturas i crímenes que durante la Inquisición que, lamentablemente, sigue viva o presente en muchas mentes fuera de nuestro tiempo. Estamos en el siglo XXI i ellos siguen sustentando ideas del Medioevo. Sigamos pues, aclarando primero, los derechos de la mujer, que interesa a los legisladores i a los juristas. Luego, en concreto, la despenalización del aborto.

ABORTO

LOS DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER

III

 ¿No es doloroso que de la piel de un corderillo inocente

se haga un pergamino? ¿Y que ese pergamino, garrapateado,

pueda arruinar a un hombre?

 William Shakespeare

 Haciendo una especie de metonimia escrita de este pensamiento o paremia de Shakespeare, pienso ¿No sería doloroso o desalentador i contrario a toda justicia, que en la blanca piel de un papel –pues ya no usamos inocentes corderillos, pero si inocentes papeles que aguantan de todo− los legisladores venezolanos i los hombres de leyes, garrapatearan una modificación deplorable o chucuta del Código Penal o no se atrevieran a hacer una lei que despenalice el aborto? ¿No sería, siguiendo la mentalidad medieval de la iglesia i su influencia nefasta en mentes que no se atreven a pensar con libertad i conocimientos científicos i filosóficos, el horror o el absurdo de seguir humillando a la mujer i desconociéndole sus derechos humanos más propios de su personalidad, en pleno siglo XXI? ¿Seguiremos, acaso, con la misma línea religiosa de siglos i siglos, de creer a la mujer un ser inferior, esclava sumisa del hombre, como lo expone la Biblia i todas la religiones absurdas del mundo? ¿Hasta cuándo tanta ignorancia disfrazada e hipocresía escondida? Señores legisladores; señores abogados i juristas; señores políticos, por favor estudien mucho o al menos lean. Para un profesional universitario, es un deber, tener cultura inmaterial o del intelecto. Están quedados no en el siglo pasado; están quedados detrás de los tiempos del Renacimiento i tal parece, no que ignoran la ciencia i la filosofía de hoi, sino que todavía no han llegado a Descartes, Bacon, ni a Voltaire i Nietzsche; muchísimo menos a Russell i otros contemporáneos; en cambio se prestan a programas retrógrados como el televisivo que comenté en estos días (recuerden que esoti intercalando otras exposiciones). El miedo al pecado (la idea o mentira más absurda que haya inventado la iglesia) los ha llevado a lo que algunos llaman la “misoginia eclesiástica” que solamente está en algunos, porque la mayoría no tienen continencia sexual i cuando un sacerdote embaraza a “una hija de María” -lo dije al comienzo-, el primer remedio que se le ocurre es el aborto. El mito de Eva, se desarrolla para empezar a presentar a la mujer, no solamente como realizada de una costilla (que por cierto no falta en el hombre) sino también como la traidora en los Jardines del Edén. Si examinan los “textos sagrados” la encontrarán siempre considerada como pecadora i vil, i a las “adúlteras” (donde nunca hubo adúlteros) se le condenaba i asesinaba hasta con lapidación. Ni siquiera a la “Madre de Dios”, los evangelios prestan la palabra casi nunca, i hai autores que señalan que eso fue solamente en cuatro ocasiones i hasta con expresiones con respecto a Jesús, que no es nunca un diálogo o relación de madre e hijo, porque no la trata de “madre” sino de mujer. I naturalmente, siendo muchos “pecados” obra del hombre i no de la mujer, sin embargo las primeras sociedades humanas tuvieron que ser matriarcales porque los hijos sabían ciertamente quien fue su madre, pero no su padre. Por eso, cuando vino a Europa aquella corriente ha indoeuropea (recomiendo leer ORÍGEN Y DESTINO DE LA CULTURA OCCIDENTAL, de Pía Flaviosa) que cruzó los Urales, las sociedades eran todavía matriarcales, hasta que el hombre se impuso como el amo i señor, aunque no tuviesen seguridad de su paternidad. Por eso hai una anécdota de Sócrates quien, viendo que un niño lanzaba piedras a la multitud en el ágora, le dijo ─Cuidado y no le des a tu padre.

 Esta especie de preámbulo a este cuarto artículo i III aparte de los Derechos de la Mujer, me ha parecido necesario para comprender la irracional posición de la iglesia i la mala influencia que ejerce sobre mentes débiles; iglesia que no permitía a la mujer ni siquiera conocer, pues cuando salió Lot con su mujer, de su ciudad natal i hogar, Sara, por mirar hacia atrás, para ver el genocidio que hacía Dios con fuego i azufre sobre Sodoma i Gomorra (antecesoras de Hiroshima i Nagasaki) la convirtió en una estatua de sal. De esa posición absurda desde el inicio de las leyendas bíblicas, viene hasta lo que algunos llaman “la aversión al embarazo”. Jesús creía que el fin de los tiempos estaba cerca i próximo como estaba el Reino celestial, “no había que hundirse en la carne pecaminosa para procrear”. Otro título otorgado a la mujer: carne pecaminosa. Por eso, veamos que pretensión la que tenemos, quienes luchamos por los DERECHOS HUMANOS DE LA MUJER, por ser hijos –como todos sin excepción− de una madre hecha de carne pecaminosa.

 Ya hemos visto de la manera tan clara que con la ayuda de Gert Kummarov, hemos resaltado los derechos absolutos de la mujer sobre su cuerpo. Entonces examinemos nuestras leyes i con qué visión de atraso, hacemos nuestras leyes. La misma Sonia Sgambatti, en su obra EL ABORTO (dos ediciones) en plena IV República i tomando las citas de la segunda edición ampliada i corregida, dice que el Código Penal de 1926 i desde entonces en materia penal, lo que se realiza son meras reformas i que es preciso “modernizarse” porque ese Código es una copia del Código Penal de 1897 que tuvo su inspiración en el Código Italiano de Zanardelli, del cual toma la mayoría de sus disposiciones. Por ello agrega textualmente: “En consecuencia, nadie debe ofenderse si hablamos que en él existen anacronismos, tal como de su normativa se observa y al referirse al aborto se ocupan únicamente de la sanción” o  sea, de la penalización que todavía existe i que apenas quieren agregar otra tímida, anticientífica e inhumana reforma, manteniéndose en el pasado i desconociendo la realidad de nuestro tiempo. Las leyes, los códigos o las enciclopedias, nacen viejas ante la dinámica del cambio social i, si el legislador poco culto en otras facetas de la compleja vida de los pueblos, está prejuiciado por las presiones irracionales como, las anacrónicas posiciones de la Iglesia Católica, hablando de la concepción, de la “vida” humana, del “alma” i otras invenciones de falsos moralista i desconocedores de cómo se hacen juicios éticos, a partir del Principia Ethica de George E. Moore, obra traducida en México por quien fue mi maestro, mi formador en el aula i fuera de ella, el eminente mexicano Adolfo García Díaz; obra de Moore difícil de conseguir, pero al menos pueden leer la estupenda obra de Francisco Bravo, Ética y Razón, publicada por Monte Ávila en 1990.

 El común de los profesionales, creen que Moral i Ética son la misma cosa i que eso se conoce o aprende por ósmosis, opinando sobre estas cosas sin conocimiento alguno. Por eso opinan tan estúpidamente sobre el aborto.

 Por ello desatienden correctas i razonadas opiniones, como la que expresa la autora Leticia Bonifaz A., entre las muchas que recoge Sonia Sgambatti en su obra. Dice Leticia: “El Derecho debe dejar el problema de decidir sobre el aborto a la moral individual, no castigando a quien decida abortar y tampoco obligando a hacerlo a quien no lo desee”. Nadie más que la embarazada tiene potestad de decidir; ni puede existir el embarazo obligado, ni el aborto obligado. Supongan que una de aquellas monjitas violadas en el Congo Belga (hoi República del Zaire) como ya he dicho otras veces, hubiese querido continuar su embarazo i desechar su compromiso con la religión o con Cristo; pues, no lo pudo hacer, porque la iglesia belga decidió hacerles abortos a todas. Sonia Sgambatti, cuando da la opinión suya (la autora, dice), apenas aprueba la interrupción del embarazo, cuando se comprueba que proviene de violación o que el niño ha de nacer con incurables anomalías. Se queda en el aparato, como dicen los hípicos. No se moderniza, agrega estas dos cosas mal deslindadas, al Código Penal que solamente contempla el peligro de muerte para la madre. ¿Es esta la “reforma” que pretenden hacer? ¿Cuáles son los razonamientos científicos, humanísticos, filosóficos, éticos i económico sociales para introducir normas legales que, realmente, respeten todos los derechos humanos de la mujer?

                                                               (Continuará)


robertojjm@hotmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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