Terroristas financieros

El mayor genocida del momento reúne a un selecto grupo de cabezas de gobierno, extraídos con pinzas y con sobreactuada asepsia, para montar un show de pamplinas y chifladuras. Representantes de palo, en un juego de dominó donde se sabía desde un principio que la cochina es fiambre.

Una declaración final, como una versión de aquella estúpida frase de “acomplished mission”, llena de lugares comunes neoliberales y  alabanzas a falansterios financieros, cuyos cofrades  son los reales y únicos culpables de la torta mundial capitalista.

Locuras de un tiranuelo que va de salida, pero cuyas decisiones producirán consecuencias en el orbe por un buen rato – por milenios en algunos casos- y que a manera de despedida,  vocifera que se cometieron “errores financieros” y que en resumidas cuentas necesitan dinero fresco para limpiar su propio desastre. Sería un noble gesto de los pueblos del mundo, donarles mucho papel sanitario, cuyo valor real y uso resultarían más apropiados para  sus detríticas  acciones.

Caradurismo extremo para robar a escala planetaria y luego solicitar financiamiento para continuar la faena. Ni un solo esbozo de enmienda, ningún acto de contrición y menos un plan de cambios creíble que nos haga pensar que sus tóxicas fórmulas neomalthusianas dejarán de ser aplicadas con rigor.

  Solo faltó decir: “O están con nosotros, nos dan dinero y se endeudan con nuestros bancos, o no lo están”. Una nueva matriz de opinión maniquea, en la cual esta vez los medios imperiales juegan al silencio para que todo suceda sin mucho alboroto.

Podrá decirse que hubo prudencia de parte de los asistentes a la ópera bufa, tal vez entendible, siendo que “il pagliacci” Bush está en sus últimas funciones. Pero en un mundo llevado a los extremos por la ambición capitalista ¿Nadie se atrevió a levantar la voz? ¿Cómo se explica una declaración unánime, que  a todas luces fue concebida de antemano por los mismos padres del descalabro bursátil? Cristo  hubiese alzado su voz de protesta, indignado. Pero es justo decirlo; él no está junto a los mercaderes del templo.

De nuevo los terroristas pretenden etiquetarnos con sus pecados capitales. De nuevo los “talibanes” serán quienes no apoyen sus desmadres financieros. Adicionarán  países al  “eje del mal” y se tomarán medidas atrabiliarias contra aquellos que han osado romper la burbuja de fantasía tras la cual se esconde el horror neoliberal, para mostrarlo a las masas.

La hidra imperial se impacienta acicateada por el hambre accionario y anda al acecho de presas para aumentar su metabolismo bélico. Mientras tanto, Obama ratifica que cerrará Guantánamo y sacará a las tropas de Irak ¿Carnada para tontos? ¿Un lobo negro con disfraz de blanca oveja? El daño está hecho y tales acciones solo tienen un efecto mediático: lavarle el rostro al monstruo.

Prepárense, podemos ser tildados de “terroristas financieros” sin haber cotizado en Wall Street, por habernos sacudido al FMI y por creer en el ALBA.


pladel@cantv.net


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Plácido Delgado


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